El presidente de Colombia, Gustavo Petro, afirmó este miércoles que existen indicios que sugieren que la última embarcación bombardeada por Estados Unidos en aguas internacionales del mar Caribe era de origen colombiano. En un mensaje publicado en su cuenta de X, el mandatario expresó: “Indicios muestran que la última lancha bombardeada era colombiana con ciudadanos colombianos en su interior. Espero que aparezcan sus familias y denuncien”.
Este comentario se produjo en respuesta a una publicación del senador estadounidense Adam Shiff, quien anunció que se presentará una propuesta en el Congreso para prohibir el uso de fuerzas militares estadounidenses contra embarcaciones en el Caribe. Petro también enfatizó que “se ha abierto un nuevo escenario de guerra: el Caribe”, y subrayó que no se trata de una guerra contra el contrabando, sino de “una guerra por el petróleo”, la cual, según él, debe ser detenida a nivel mundial. El presidente concluyó afirmando que “la agresión es contra toda América Latina y el Caribe”.
Reuniones y críticas
Petro indicó que comparte la perspectiva de Shiff y planea reiterar su postura durante una reunión con representantes de gobiernos europeos en Bruselas. El presidente colombiano ha cuestionado abiertamente la eficacia de la política antidrogas implementada por Washington en la región, argumentando que esta criminaliza a los campesinos dedicados al cultivo ilícito y a los traficantes menores, mientras ignora las acciones necesarias para frenar la demanda y deja incólume las estructuras dedicadas al lavado de dinero y a los grandes capos del narcotráfico.
Sus declaraciones han adquirido un tono más beligerante tras el reciente despliegue militar estadounidense en el mar Caribe, presentado como una medida contra los cárteles de drogas, con Venezuela como uno de los principales señalados. Sin embargo, informes especializados indican que este país tiene un papel marginal en el tráfico de sustancias ilícitas hacia el norte del continente.
Criticas al 'Cártel de los Soles'
Petro también se ha alineado con quienes critican la existencia del ‘Cártel de los Soles’, una supuesta organización narcotraficante cuya existencia no ha sido probada. Este cartel es señalado por Estados Unidos como dirigido por el presidente venezolano Nicolás Maduro. El mandatario colombiano declaró: “El ‘Cártel de los Soles’ no existe; es una excusa ficticia utilizada por la extrema derecha para derribar gobiernos que no les obedecen”. Según él, el control del paso de cocaína colombiana a través de Venezuela está en manos de una “Junta del Narcotráfico”, cuyos líderes residen en Europa y Oriente Medio.
Asimismo, Petro ha condenado abiertamente los bombardeos a pequeñas embarcaciones en aguas caribeñas, argumentando que sus tripulantes fueron ejecutados extrajudicialmente, vulnerando lo establecido por el derecho internacional y los protocolos correspondientes para la interceptación de presuntas 'narcolanchas'.
Aumento del despliegue militar estadounidense
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En agosto pasado, medios internacionales informaron sobre un notable despliegue militar estadounidense en el sur del Caribe, supuestamente destinado a combatir a los cárteles de droga. Simultáneamente, la fiscal general estadounidense duplicó la recompensa ofrecida por información que condujera al arresto del presidente Maduro bajo acusaciones infundadas relacionadas con un "cártel de narcotráfico".
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Hasta ahora, Washington ha reconocido haber bombardeado cinco embarcaciones en la región caribeña, resultando en al menos 21 muertes. Colombia ha calificado estas muertes como «asesinatos». Organismos internacionales como la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos han declarado que «las personas no deben morir por usar, vender o consumir drogas».
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A raíz del despliegue militar estadounidense, cancilleres de bloques regionales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) han solicitado respetar la declaración regional como zona de paz.
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Por su parte, Maduro sostiene que su país está siendo objeto de «una guerra multiforme» orquestada desde EE.UU., cuyo objetivo sería propiciar un cambio político.