El miedo a hablar en público se intensifica
miércoles 29 de octubre de 2025, 12:42h
Los seres humanos albergamos muchos miedos, entre ellos el miedo a hablar en público. ¿Cuál es el verdadero origen de este miedo y por qué persiste durante tanto tiempo en la vida de una persona? Los orígenes pueden ser numerosos, incluyendo, o principalmente, el ámbito familiar, pero también se extienden al ámbito escolar. ¿Y por qué, incluso en la edad adulta, muchas personas no desarrollan este potencial?
Hablar es simplemente abrir la boca y hablar libremente sobre cualquier tema. Argumentar, en cambio, consiste en presentar una secuencia lógica de discurso muy bien estructurada desde el punto de vista lingüístico y en cuanto a la coherencia del contenido. Sin embargo, hay otro aspecto muy importante que genera un apoyo total en esta comunicación: el lenguaje corporal, o lenguaje corporal no verbal.
Probablemente hayas oído la expresión «el cuerpo habla», así que sabes que transmite mucho más de lo que imaginamos, ¿verdad? El cuerpo es la gran herramienta para exponer tus debilidades y/o fortalezas al transmitir cualquier mensaje a los demás. Por esta razón, pasemos a conocerte en dos situaciones diferentes. Veamos:
Incluso si no estabas en el lugar ni el momento, justo cuando recibiste la INFORMACIÓN para hablar en público, ¿cuáles fueron tus pensamientos, sentimientos y reacciones corporales? ¿Puedes describir cada uno de ellos? ¿Podría la ansiedad estar presente en tu vida y ya estás sufriendo con anticipación? Después de todo, empezar a sentir dolor físico es una señal de alerta; algo está fuera de lugar o desequilibrado, y necesitas apoyo a través de terapia y formación psicológica.
Cuando recibiste una LLAMADA DIRECTA para hablar en público, ¿cuáles fueron tus pensamientos, sentimientos y reacciones corporales? Por llamada directa, nos referimos a cuando no tienes la opción de no hablar y ya estás en el entorno donde hay gente. ¿Puedes describir cada una de tus reacciones mentales, emocionales y físicas?
¿Cómo evalúas las reacciones de la gente? ¿Percibes algún juicio negativo, discriminación o rechazo? ¿Lo notas en la forma en que te miran, las bromas y comentarios que hacen, sus sonrisas u otras microexpresiones faciales?
Más allá de las dificultades que experimentan quienes sufren el miedo a hablar en público, es importante destacar los impactos negativos que esta realidad tiene en sus vidas. En general, podemos destacar algunos puntos críticos:
- No participan en concursos públicos;
- No conquistan a las personas con las que sueñan;
- Se enfrentan a serios desafíos debido a conflictos familiares;
- Obtienen calificaciones más bajas en presentaciones en clase;
- No asumen puestos de liderazgo ni roles similares;
- Son descalificados en entrevistas grupales de trabajo;
- No trabajan en atención al cliente ni en ventas;
- Experimentan un estancamiento en su trayectoria profesional o crecimiento profesional;
En otras palabras, cualquier situación en la que necesiten hablar en público los deja sintiéndose desplazados o excluidos de diversas oportunidades. Esto plantea algunas preguntas para reflexionar sobre su entorno original: su familia.
¿Tus padres te escuchaban con frecuencia?
¿Cuánto valoraban tus palabras?
¿Valoraban lo que oían de ti?
¿Realmente te prestaban atención tus padres?
¿Te escuchaban y valoraban más a ti o a tu hermano/a?
¿Cómo reaccionaban tus hermanos cuando esto sucedía?
¿Tus padres solían defenderte en tus decisiones?
¿Cómo trataban tus padres tus peticiones?
Cuando hablabas delante de otros, ¿te reprimían?
¿No te daban espacio para hablar o incluso te criticaban constantemente?
Si los padres no fomentan ni valoran el diálogo de sus hijos en la infancia y continúan así durante la adolescencia y la adultez joven, ¿qué podemos esperar de ellos en la adultez? Reflexiona, ya no estás en tu infancia, así que respira, tómate un minuto de silencio y, en la primera oportunidad, suelta tu voz. No guardes este talento divino en el baúl de tu existencia. Levántate, reposicionate, no dejes de creer en tu potencial.
No podemos ignorar otro entorno necesario para sentar las bases del aprendizaje en nuestras vidas: la escuela. Es en los primeros grados donde se pueden crear o activar muchos traumas, reconstruyendo el entorno original y, por lo tanto, consolidando aún más los factores limitantes para esta comunicación y expresión.
Como resultado, estas víctimas son etiquetadas negativamente bajo la ilusión de que sus compañeros se burlan de ellas. Pero, en realidad, es el fortalecimiento de recuerdos traumáticos que resonarán a lo largo de sus vidas. Pueden enfermarse emocionalmente si no buscan apoyo profesional y se esfuerzan por mejorar continuamente su autoafrontamiento. Consejos de ayuda:
- No menosprecies a quienes te menosprecian; no sabes cuánto les cuesta estar en el mismo entorno que tú.
- No hagas bromas sobre quienes no sonríen con la misma facilidad que tú; no sabes por qué su risa está atrapada en su alma.
- No juzgues a quienes hablan en voz baja o cuando no pueden hablar; no sabes cuánto han sido reprimidos, rechazados y juzgados. Peor aún, no sabes cuántas voces y gritos están atrapados en su interior.
- En resumen, no des a los demás lo que no deseas recibir con la misma intensidad o incluso peor.
* Uemerson Florêncio – Brasileño, escritor, formador, conferenciante y corresponsal internacional donde aborda el análisis del lenguaje corporal, la gestión de la imagen, la reputación y las crisis.