El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, ha manifestado su desacuerdo con la Casa Rosada por referirse a su jurisdicción como un «baño de sangre». En sus declaraciones, Kicillof argumentó que es «matemáticamente imposible» que los homicidios disminuyan a nivel nacional si la provincia, que representa aproximadamente la mitad del país, realmente fuera un «baño de sangre».
No obstante, esta afirmación parece pasar por alto la percepción de inseguridad que experimentan a diario los ciudadanos bonaerenses. La realidad en las calles no siempre se refleja en las estadísticas oficiales, y los habitantes continúan enfrentando situaciones de violencia que impactan negativamente en su calidad de vida.
Kicillof critica al presidente
El gobernador también cuestionó la actitud del presidente Javier Milei, quien, según Kicillof, ignora la situación de seguridad en la provincia cuando ocurren incidentes graves, pero se atribuye el mérito en momentos donde hay noticias positivas.
Kicillof enfatizó que «la seguridad no se construye con marketing o frases efectistas; la motosierra no proporciona protección ni paz a ningún barrio». Sin embargo, esta declaración podría interpretarse como un intento de desviar la atención sobre las deficiencias en la gestión de seguridad de su propia administración.
Expectativas ciudadanas
Mientras tanto, los ciudadanos bonaerenses siguen esperando soluciones concretas y efectivas que mejoren su seguridad y bienestar. La creciente preocupación por la violencia y el crimen en las calles subraya la necesidad urgente de una estrategia integral que aborde estos desafíos de manera efectiva.