Revelaciones impactantes en la industria alimentaria
Un exempleado de la empresa estadounidense de alimentos The Campbell’s Company ha presentado una demanda que incluye una grabación secreta en la que un ejecutivo confiesa su consumo de marihuana, así como la insalubridad de los productos que fabrican y su desprecio hacia empleados y consumidores. La grabación fue realizada durante una reunión rutinaria por Robert Garza, quien capturó las palabras del vicepresidente, Martin Bally, en un desahogo que se extendió por más de una hora. Posteriormente, Garza fue despedido tras comunicar lo sucedido a su supervisor directo, según reportes de medios locales.
Bally, en su intervención, expresó: “Tenemos mierda para los jodidos pobres. ¿Quién compra nuestra mierda?” Afirmó que había dejado de consumir productos de Campbell’s al conocer su contenido, añadiendo que no desea comer carne transgénica. También hizo comentarios despectivos sobre el personal indio, refiriéndose a ellos como “idiotas” y cuestionando su capacidad para pensar.
Consumo de sustancias y despido inesperado
El vicepresidente admitió además que consume marihuana en comestibles antes de acudir a trabajar, un hecho que también fue incluido en la demanda. Garza describió sus sentimientos tras escuchar el monólogo como un “disgusto puro”. El exempleado decidió grabar la conversación al sospechar que algo no iba bien con Bally.
A pesar de haber informado a su supervisor sobre la situación en enero de 2025, Garza fue despedido 20 días después sin previo aviso. Su abogado, Zachary Runyan, indicó que Garza estaba sorprendido por esta decisión, dado que Bally había elogiado su desempeño laboral como analista de seguridad y la reunión tenía como objetivo discutir su salario. “Nunca le habían sancionado por su rendimiento laboral”, subrayó Runyan.
Dudas sobre el manejo interno de la empresa
A diez meses del despido, Garza logró conseguir otro empleo pero afirmó no haber recibido seguimiento alguno por parte de The Campbell’s Company: “ni investigación ni explicación, solo un despido repentino”. La demanda presentada contra la compañía señala al vicepresidente Martin Bally y al supervisor J. D. Aupperle por supuestos comentarios racistas, consumo drogas en el trabajo y represalias contra el exempleado por intentar denunciar estas prácticas.
Este caso pone en evidencia serias preocupaciones sobre las prácticas laborales y éticas dentro de una importante empresa del sector alimentario.