El conflicto comercial entre Estados Unidos y China ha alcanzado una nueva fase crítica, con el presidente Donald Trump amenazando con imponer un arancel adicional del 50% sobre las exportaciones chinas si Pekín no revoca sus propios aranceles de represalia del 34%. Esta advertencia, emitida el 7 de abril de 2025, representa un notable aumento en las tensiones económicas entre las dos principales economías del mundo. En respuesta, China ha reafirmado su determinación de "luchar hasta el final", una postura que podría desestabilizar aún más los mercados globales y las cadenas de suministro ya afectadas por años de disputas comerciales.
En el centro de este conflicto se encuentra el casi monopolio de China sobre los elementos de tierras raras, esenciales para diversas industrias, desde la militar hasta la tecnológica. La reciente imposición por parte de Pekín de controles a la exportación de estos minerales críticos ha llevado a la administración Trump a considerar esta acción como un estrangulamiento económico que exige una respuesta contundente.
Dominio estratégico en tierras raras
China controla actualmente el 80% de la producción mundial de tierras raras, lo que le otorga una ventaja estratégica que le permite ejercer una influencia desproporcionada sobre las industrias de alta tecnología y defensa. Durante décadas, Estados Unidos ha dependido de las exportaciones chinas; sin embargo, la amenaza tarifaria más reciente de Trump señala un esfuerzo deliberado por romper esta dependencia.
El Pentágono ha advertido durante mucho tiempo que el dominio chino en este sector representa un riesgo para la seguridad nacional. Los minerales de tierras raras son fundamentales para sistemas avanzados de armas, vehículos eléctricos y semiconductores—industrias cruciales para la supremacía económica y militar estadounidense. Al restringir las exportaciones, China podría paralizar la fabricación defensiva en EE.UU., un escenario que Trump busca evitar mediante la diversificación.
Hostilidad económica y volatilidad en los mercados
Trump ha acusado a China de llevar a cabo "actos económicamente hostiles", incluyendo la retención deliberada de compras de soja, lo que ha devastado a los agricultores estadounidenses. Como represalia, EE.UU. está considerando prohibiciones sobre las importaciones chinas de aceite para cocinar, a pesar de que existen alternativas nacionales disponibles.
Los mercados financieros han respondido con volatilidad. Las acciones inicialmente cayeron tras la amenaza tarifaria de Trump, solo para recuperarse brevemente cuando moderó su tono al afirmar: "Todo estará bien". Sin embargo, el optimismo se desvaneció cuando China respondió sancionando a cinco subsidiarias estadounidenses vinculadas al constructor naval surcoreano Hanwha Ocean e imponiendo tarifas portuarias a embarcaciones americanas.
La cumbre APEC: Un momento decisivo
Todas las miradas están puestas ahora en la próxima cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Corea del Sur, donde se espera que Trump y el presidente chino Xi Jinping se reúnan. Este evento podría ser clave para desescalar las tensiones o encender una guerra comercial total si las negociaciones fracasan.
El representante comercial estadounidense Jamieson Greer insinuó que la amenaza del arancel del 100% sigue sobre la mesa, dependiendo de los próximos movimientos chinos. “No podemos permitir que los chinos mantengan este régimen en el cual desean tener poder veto sobre las cadenas globales de suministro tecnológico”, declaró Greer. Por su parte, el Ministerio de Comercio chino mantiene su postura firme: "Si quieren pelear, lucharemos hasta el final; si quieren dialogar, la puerta está abierta".
Una economía global en un punto crítico
La creciente guerra comercial entre EE.UU. y China trasciende un simple desacuerdo bilateral; es una lucha por la supremacía económica con consecuencias profundas. Si Trump cumple con sus amenazas tarifarias, los consumidores podrían enfrentar precios más altos en productos electrónicos, automóviles y bienes industriales. Por otro lado, si China se niega a ceder, escaseces en tierras raras podrían interrumpir sectores defensivos y energéticos verdes a nivel mundial.
A medida que ambas naciones se afianzan en sus posiciones, el mundo observa con preocupación. El desenlace de esta confrontación será determinante para el comercio global durante años venideros—y definirá si la guerra económica da paso a un compromiso o a una catástrofe. En un contexto donde las tierras raras son consideradas el nuevo petróleo, EE.UU. y China están luchando no solo por aranceles sino también por el futuro del dominio tecnológico y militar.
Fuentes utilizadas para este artículo incluyen:
RT.com
ZeroHedge.com
CNBC.com
La noticia en cifras
Descripción |
Cifra |
Tarifa adicional propuesta por Trump |
50% |
Tarifa retaliatoria de China |
34% |
Porcentaje de producción global de tierras raras controlado por China |
80% |