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Filtraciones revelan riesgos de cáncer y daño orgánico por vacunas COVID en jóvenes, mientras autoridades guardan silencio
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Filtraciones revelan riesgos de cáncer y daño orgánico por vacunas COVID en jóvenes, mientras autoridades guardan silencio

jueves 09 de octubre de 2025, 18:55h

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Leaked documents reveal that NIH-funded researchers may have suppressed data linking COVID-19 vaccinations in young adults to increased risks of liver and kidney dysfunction, while internal FDA and CDC communications indicate concerns over myocarditis were downplayed publicly. A significant South Korean study found a 27% higher overall cancer risk among vaccinated individuals, highlighting potential long-term health consequences. In a policy shift, U.S. health officials have restricted vaccine recommendations to high-risk groups, raising questions about the integrity of regulatory practices and the safety of vaccines for younger populations. These developments suggest a need for greater transparency and accountability in public health decisions regarding COVID-19 vaccinations.

Documentos desclasificados sugieren que investigadores financiados por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) ocultaron datos que muestran asociaciones entre la vacunación contra COVID-19 en jóvenes y un aumento en los riesgos de disfunción hepática y renal, prefiriendo enfatizar los riesgos de reinfección. Comunicaciones internas de la FDA y el CDC revelan que funcionarios expresaron preocupaciones sobre la miocarditis en adolescentes, mientras que públicamente minimizaron esos riesgos para evitar alarmar a la población.

Un estudio de cohortes realizado en Corea del Sur, que abarcó 8.4 millones de personas, encontró riesgos estadísticamente significativos de varios tipos de cáncer—incluyendo tiroides, gástrico, colorrectal, pulmonar, de mama y próstata—dentro del primer año posterior a la vacunación. En un cambio de política notable, una autoridad sanitaria estadounidense ha retirado su respaldo general a la vacunación contra COVID-19, limitando las recomendaciones a grupos de alto riesgo y señalando una disminución en la confianza respecto al despliegue universal.

Un panorama inquietante

El conjunto emergente de evidencias sugiere no solo una falta de supervisión científica, sino también un posible encubrimiento institucional—planteando profundas interrogantes sobre la integridad regulatoria y la responsabilidad en salud pública, especialmente en poblaciones más jóvenes.

Un estudio financiado por el NIH sobre "COVID prolongado" y los riesgos de reinfección incluyó silenciosamente datos comprometedores en un apéndice suplementario: el estado de vacunación estaba correlacionado con resultados adversos en jóvenes receptores. En lugar de destacar estos hallazgos, los investigadores enfatizaron los peligros de reinfección—alineándose con la narrativa mediática pro-vacunación.

Contradicciones en las garantías públicas

Los datos enterrados muestran aumentos estadísticamente significativos en disfunción hepática y renal entre adolescentes vacunados, un detalle omitido en comunicados de prensa y resúmenes ejecutivos distribuidos a responsables políticos. Esta obfuscación deliberada sigue un patrón de transparencia selectiva.

Las comunicaciones internas obtenidas mediante solicitudes bajo la Ley de Libertad de Información (FOIA) revelaron que funcionarios del FDA y el CDC expresaron preocupaciones privadas sobre los riesgos de miocarditis en adolescentes mientras públicamente los desestimaban como "raros". El nuevo estudio del NIH sugiere que esos riesgos pueden extenderse mucho más allá de la inflamación cardíaca, implicando sistemas vitales del organismo.

Nuevos estudios globales vinculan vacunas con cáncer

Complicando aún más estas revelaciones, un estudio revisado por pares publicado recientemente en Corea del Sur encontró que la vacunación contra COVID-19 está asociada con un 27 por ciento más alto riesgo general de cáncer. Los individuos vacunados enfrentan incidencias "significativamente elevadas" de seis tipos específicos de cáncer, incluyendo malignidades ováricas y mamarias. Los autores del estudio señalaron que la interferencia de la tecnología mRNA con los mecanismos celulares de reparación podría acelerar procesos oncogénicos—un efecto que describieron como "biológicamente plausible".

Aparte, un meta-análisis sobre datos globales de mortalidad estima que la disfunción inmune post-vacunación ha contribuido a muertes excesivas en poblaciones jóvenes. Algunas regiones reportan aumentos inexplicables en paradas cardíacas súbitas y trastornos neurológicos. Estos hallazgos coinciden con testimonios de denunciantes dentro de las farmacéuticas, quienes afirman que ensayos preclínicos revelaron señales alarmantes que luego fueron excluidas de las presentaciones regulatorias.

Cambio regulatorio significativo

En un giro repentino de política, un alto funcionario sanitario estadounidense anunció esta semana que el CDC ya no respaldaría las vacunas contra COVID-19 para grupos amplios; las recomendaciones se limitarían a individuos considerados de alto riesgo. Este funcionario también solicitó separar las vacunas combinadas contra sarampión-rubéola-paperas (MMR), lo cual críticos interpretan como una admisión implícita de que las vacunas polivalentes podrían abrumar los sistemas inmunitarios, especialmente en niños.

Este retroceso respecto a la vacunación universal marca una concesión significativa por parte de las autoridades sanitarias públicas al reconocer que los riesgos pueden superar los beneficios para jóvenes sanos. Este cambio se produce mientras un panel independiente asesor sobre vacunas se prepara para desafiar las afirmaciones sobre "seguridad y eficacia" que sustentan los mandatos vacacionales contra COVID-19.

Cuestionamientos sobre credibilidad institucional

Lo que surge a partir de estos desarrollos no es simplemente una historia sobre supervisión científica fallida sino acerca del engaño sistémico. La supresión de hallazgos adversos, la manipulación en presentaciones estudiantiles y el abrupto cambio en políticas apuntan a un esfuerzo coordinado para proteger el programa vacunal del escrutinio público.

Para muchos padres, las implicaciones son devastadoras: millones de niños pudieron haber estado expuestos a daños irreversibles bajo el pretexto necesario para salvaguardar la salud pública. A medida que crecen las demandas por rendición cuentas, surge una pregunta crucial: si los riesgos eran conocidos—o incluso sospechados—¿por qué fueron ocultados? La respuesta podría redefinir la confianza en la medicina durante generaciones futuras.

La noticia en cifras

Cifra Descripción
27% Aumento del riesgo general de cáncer entre los vacunados según un estudio surcoreano.
8.4 millones Tamaño de la cohorte del estudio surcoreano sobre el riesgo de cáncer.
6 Número de tipos específicos de cáncer mencionados que mostraron incidencias elevadas.
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