El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha expresado que el envío de misiles de crucero Tomahawk a Ucrania representaría «un nuevo paso de agresión». Esta declaración fue realizada en una conversación con el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, durante un vuelo hacia Oriente Medio.
Trump mencionó que los líderes ucranianos estarían interesados en recibir estos misiles, afirmando: «Hablamos de eso [con el líder del régimen de Kiev]». Sin embargo, el mandatario también subrayó la necesidad de dialogar con Rusia al respecto. «¿Quieren que los Tomahawks se dirijan hacia ellos? No lo creo. Creo que hablaré con Rusia sobre eso», agregó.
Un enfoque cauteloso ante la situación
El presidente estadounidense enfatizó que la entrega de estos misiles podría ser problemática y reiteró su postura al afirmar: «Como le dije al presidente Zelenski, porque los Tomahawks son un nuevo paso de agresión».
Desde el Kremlin, han surgido advertencias sobre las implicaciones que tendría esta decisión. Funcionarios rusos han declarado en múltiples ocasiones que no existe un armamento capaz de alterar significativamente el curso del conflicto en Ucrania. El presidente ruso, Vladímir Putin, había señalado previamente que la llegada de Tomahawks podría destruir cualquier tendencia positiva en las relaciones entre Moscú y Washington.
Reacciones desde Moscú
Dmitri Peskov, portavoz oficial del Kremlin, afirmó que no hay «armas mágicas» disponibles para cambiar el rumbo del conflicto. En sus declaraciones, destacó: «No existe una píldora mágica ni un arma mágica para el régimen de Kiev. Ningún armamento puede cambiar radicalmente el curso de los acontecimientos».
Por su parte, María Zajárova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, advirtió que la decisión de proporcionar misiles Tomahawk a Ucrania causaría un daño irreparable a las relaciones entre Rusia y Estados Unidos. Zajárova enfatizó que tal acción afectaría negativamente los esfuerzos recientes por restablecer un diálogo bilateral entre ambas naciones.