Un acuerdo comercial de alto riesgo entre la Unión Europea y Estados Unidos ha quedado estancado debido a disputas en torno a la Ley de Servicios Digitales (DSA) de la UE, que impone estrictas normas de moderación de contenido en las plataformas tecnológicas. El gobierno estadounidense sostiene que estas regulaciones crean barreras comerciales injustas, mientras que la UE se niega a ceder en sus exigencias.
La DSA exige una censura agresiva de la «desinformación», el «discurso de odio» y otros contenidos considerados perjudiciales por Bruselas, con multas que pueden alcanzar hasta el seis por ciento de los ingresos globales por incumplimiento. Críticos advierten que esta normativa podría suprimir debates científicos, disidencia política y medios alternativos.
Impacto en sectores clave
El estancamiento del acuerdo deja a industrias clave, como la aviación, farmacéutica y energética, en un limbo regulatorio, con algunas enfrentando aranceles más altos. Mientras tanto, estados estadounidenses como Florida y Texas han aprobado leyes que prohíben la censura en redes sociales, lo que podría generar enfrentamientos legales con regulaciones federales o similares a las de la UE.
La Unión Europea ha destinado 736 millones de euros (855 millones de dólares) para «combatir la desinformación», un fondo que críticos consideran un mecanismo para la censura. Plataformas como X (anteriormente Twitter) podrían enfrentar multas por negarse a censurar debates sobre los orígenes del COVID-19, la integridad electoral y lesiones por vacunas, temas que la UE clasifica como «desinformación».
Este conflicto refleja divisiones más profundas sobre la libertad de expresión, la responsabilidad corporativa y la gobernanza digital. Con ninguna de las partes dispuesta a ceder, las empresas enfrentan incertidumbre, mientras que los defensores de la libertad de expresión advierten sobre una posible supresión prolongada de la disidencia bajo regulaciones al estilo europeo.
Consecuencias económicas del desacuerdo
Aparte de las políticas digitales, el acuerdo retrasado tiene repercusiones económicas significativas. El acuerdo tarifario del 27 de julio limitó muchos aranceles al 15 por ciento; sin embargo, las exenciones para piezas aeronáuticas europeas, productos farmacéuticos y minerales críticos han dejado a algunas industrias expuestas a costos más altos.
Por otro lado, Washington logró compromisos por parte de Bruselas para aumentar las compras de exportaciones energéticas estadounidenses. Aunque esto representa una victoria para los productores estadounidenses de gas natural licuado, es un punto controvertido para los estados miembros de la UE que están lidiando con políticas de transición energética.
La falta de transparencia ha alimentado el escepticismo en Europa, donde algunos funcionarios argumentan que el bloque cedió demasiado a cambio de promesas vagas. A diferencia del acuerdo comercial entre Estados Unidos y Reino Unido, cuyos términos fueron publicados inmediatamente, las negociaciones entre la UE y Estados Unidos han avanzado sin divulgación pública, lo que genera preocupaciones sobre concesiones secretas.
El futuro del acuerdo comercial
En Estados Unidos, varios estados han promulgado leyes prohibiendo la censura en redes sociales sobre discursos políticos, lo cual podría establecer potenciales choques legales con agencias federales que busquen alinearse con regulaciones al estilo europeo. La plataforma X se ha convertido en un punto crítico en esta lucha, ya que la UE amenaza con multas ante su negativa a censurar publicaciones sobre los orígenes del COVID-19 y otros temas considerados «desinformación».
Defensores de la libertad de expresión advierten que las definiciones imprecisas en la DSA podrían ser utilizadas para silenciar a científicos disidentes, periodistas independientes y opositores políticos. La reciente asignación por parte de la UE de 736 millones de euros para «combatir la desinformación» ha elevado aún más estas preocupaciones.
A medida que ambas partes se mantienen firmes en sus posiciones, el futuro del acuerdo comercial pende de un hilo. La Comisión Europea insiste en no debilitar la DSA, mientras que representantes comerciales estadounidenses sostienen que las barreras digitales siempre formaron parte de las negociaciones. Sin embargo, la lucha por el control del discurso en línea está lejos de concluir; sus consecuencias moldearán el panorama digital durante décadas venideras.
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
€736 millones |
Fondos asignados por la UE para combatir la desinformación. |
6% |
Multas máximas por incumplimiento de la DSA. |
15% |
Límite de derechos arancelarios en el acuerdo tarifario. |
No especificada |
Compromisos para aumentar las compras de energía estadounidense. |