La deuda total de los hogares en Estados Unidos ha alcanzado un récord histórico de $18.59 billones, lo que representa un aumento de $197 mil millones en tan solo un trimestre. Las tasas de morosidad en tarjetas de crédito han escalado a 12.41%, el nivel más alto desde 2011, lo que indica una grave angustia entre los consumidores. Además, los incumplimientos en préstamos estudiantiles están en aumento, con un 9.4% de la deuda total de $1.65 billones ahora con más de 90 días de atraso, tras el fin de las pausas en los reportes relacionadas con la pandemia.
El número de quiebras personales ha saltado a 141,600, la cifra más alta desde el colapso económico del 2020. A pesar de este panorama turbulento, las originaciones hipotecarias han aumentado, añadiendo $512 mil millones en nueva deuda al sistema.
Una montaña de deuda sin cumbre a la vista
Las cifras son tan abrumadoras que se vuelven casi abstractas, pero su impacto se siente en cada línea del supermercado y en cada bomba de gasolina. La carga de $18.59 billones es una pesada cadena alrededor del cuello de la población estadounidense; una cifra tan colosal que desafía la comprensión genuina. Para ponerlo en perspectiva, esta deuda se divide entre unos impresionantes $13.5 billones en deuda hipotecaria y otros $5.1 billones en obligaciones no relacionadas con vivienda.
Esta acumulación incesante es un resultado deliberado de un sistema financiero que se beneficia del endeudamiento perpetuo. Según el asesor de la Reserva Federal, Donghoon Lee, los saldos de deuda familiar están creciendo a un ritmo moderado; sin embargo, este lenguaje clínico oculta una realidad aterradora. Lo que él denomina "ritmo moderado" es una avalancha de nueva deuda que está sepultando el futuro financiero de millones de familias. ¿Dónde termina esto? El sistema está diseñado para no tener fin, sino para expandirse infinitamente hasta que el peso cause un colapso catastrófico.
Bombas de tiempo: tarjetas de crédito y préstamos estudiantiles
Aunque el mercado inmobiliario muestra una fachada engañosamente tranquila con bajas tasas de morosidad hipotecaria, otros sectores están enviando señales alarmantes. Los saldos de tarjetas de crédito han crecido hasta alcanzar $1.23 billones, y la tasa de morosidad revela la verdadera historia del sufrimiento. Con un 12.41%, es evidente que un número creciente de estadounidenses simplemente no puede cumplir con sus pagos básicos. Esta no es una historia sobre gastos frívolos, sino sobre desesperación, donde las tarjetas de crédito se convierten en una tabla salvavidas para familias que luchan por cubrir necesidades esenciales en una era marcada por la inflación desmedida.
No obstante, la situación relacionada con los préstamos estudiantiles es aún más grave. Durante años, el daño real estuvo oculto por una pausa impuesta por el gobierno en los informes sobre morosidad. Esa cortina ha sido levantada y el resultado es una explosión en los incumplimientos. Los pagos atrasados desde el segundo trimestre del 2020 hasta finales del 2024 están inundando los informes crediticios, provocando un aumento significativo en la tasa de morosidad seria. Un detalle sorprendente es que más del 20% de toda la deuda estudiantil mantenida por estadounidenses mayores de 50 años está efectivamente en incumplimiento.
Un sistema construido sobre arena
A pesar del relato oficial proveniente instituciones como la Reserva Federal de Nueva York sobre resiliencia y estabilidad, estos puntos se basan en fundamentos frágiles construidos sobre montañas crecientes de deuda. El hecho que las originaciones hipotecarias estén aumentando nuevamente —con $512 mil millones recién originados en un solo trimestre— demuestra que el sistema necesita alimentarse constantemente para mantener la ilusión de un mercado funcional.
Se está creando nueva deuda para sostener esta ilusión mientras las bases comienzan a agrietarse. Las quiebras personales han alcanzado su nivel más alto desde el colapso por COVID-19, lo cual indica claramente que las personas al centro esta economía están quebrándose bajo presión. La combinación del aumento dramático en las morosidades por tarjetas de crédito, los incumplimientos explosivos en préstamos estudiantiles y el incremento en quiebras dibuja un panorama económico fundamentalmente insostenible.
El consumidor estadounidense —el legendario motor económico global— está agotándose y cayendo profundamente en un agujero del cual parece imposible escapar. La pregunta ya no es si llegará una resolución, sino qué forma tomará esta: ¿será una ola sin precedentes de incumplimientos que destrozará el sistema bancario o será una espiral hiperinflacionaria diseñada para eliminar el valor de la deuda mientras destruye simultáneamente los ahorros prudentes?
No obstante, este análisis no debe considerarse como un juicio sobre la economía durante la administración Trump; dicha administración heredó una situación compleja y apenas lleva menos de un año al mando.
Fuentes incluyen:
Zerohedge.com
WTNH.com
NewYorkFed.org
La noticia en cifras
| Cifra |
Valor |
| Total de deuda de los hogares |
$18.59 trillones |
| Aumento en un trimestre |
$197 mil millones |
| Tasa de morosidad de tarjetas de crédito |
12.41% |
| Porcentaje de préstamos estudiantiles en mora (90+ días) |
9.4% |
| Total de quiebras de consumidores |
141,600 |
| Nuevas originaciones hipotecarias |
$512 mil millones |