El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ha rechazado firmemente la propuesta del expresidente estadounidense Donald Trump sobre un posible «intercambio territorial» con Rusia, reafirmando que la soberanía de Ucrania es innegociable. En un contundente mensaje en video, Zelensky acusó al presidente ruso, Vladimir Putin, de intentar legitimar la ocupación de tierras ucranianas mediante un alto el fuego engañoso.
La guerra, que se encuentra en su tercer año, no muestra signos de resolución. Ambas partes mantienen posiciones firmes: Ucrania se niega a ceder Crimea y las regiones de Kherson, Zaporozhye, Lugansk y Donetsk, mientras que Rusia exige una retirada total de Ucrania en estos territorios. A su vez, los contribuyentes estadounidenses continúan financiando un conflicto marcado por la corrupción y tensiones geopolíticas.
La postura intransigente de Zelensky
La respuesta de Zelensky se produjo poco después de que Trump sugiriera la idea de un intercambio territorial como parte de un acuerdo de paz potencial. «Ahora Putin quiere ser perdonado por haber tomado el sur de nuestra región de Kherson, Zaporozhye, toda la región de Lugansk, Donetsk y Crimea», afirmó Zelensky. «No permitiremos que Rusia realice este segundo intento de dividir a Ucrania». Estas declaraciones subrayan la firme posición de Kiev respecto a que cualquier concesión sería una recompensa a la agresión rusa.
Trump había propuesto que una resolución podría implicar «un intercambio de territorios para el beneficio mutuo», una propuesta que fue desestimada inmediatamente por Zelensky. «Los ucranianos no entregarán su tierra al ocupante», enfatizó, describiendo el conflicto como una lucha existencial contra la expansión imperialista. La firmeza del líder ucraniano refleja temores más amplios sobre posibles presiones por parte de potencias occidentales cansadas por la prolongación del conflicto.
Las exigencias máximas de Rusia
Moscú ha reafirmado sus reclamos territoriales con mayor intensidad. Tras referendos considerados ilegítimos por Occidente, Rusia anexó formalmente Crimea en 2014 y cuatro regiones adicionales en 2022. Aunque Ucrania mantiene control parcial sobre algunas áreas, las fuerzas rusas han capturado recientemente territorios fronterizos en Kharkov y Sumy. Funcionarios del Kremlin han exigido repetidamente una retirada total de Ucrania como condición previa para alcanzar la paz.
Las condiciones impuestas por Putin incluyen la entrega del Donbas, el corazón industrial compuesto por Donetsk y Luhansk, a cambio de un alto el fuego. Funcionarios ucranianos han admitido en privado la casi imposibilidad de recuperar militarmente los territorios perdidos; sin embargo, públicamente, la administración de Zelensky se niega a considerar tales concesiones. «Cualquier decisión en nuestra contra o sin nosotros es también una decisión contra la paz», advirtió.
El alto costo del conflicto y la corrupción
A medida que el estancamiento continúa, tanto el costo financiero como humano aumenta. Estados Unidos ha invertido miles de millones en la defensa ucraniana sin garantizar cómo se utilizan esos fondos. Informes sobre corrupción dentro del gobierno ucraniano, incluyendo escándalos por malversación y contratos inflados para adquisiciones militares, han suscitado preocupaciones entre legisladores estadounidenses. Mientras tanto, a pesar de las sanciones impuestas, la máquina bélica rusa sigue aprovechando acuerdos clandestinos con naciones como China e Irán.
El conflicto también ha tensado las relaciones transatlánticas. Líderes europeos, incluido el presidente francés Emmanuel Macron, insisten en que el destino de Ucrania «no puede decidirse sin los ucranianos» ni sin Europa debido a sus intereses en seguridad. Sin embargo, el impulso unilateral de Trump hacia conversaciones directas con Putin que excluyen a Zelensky ha provocado indignación tanto en Kiev como en Bruselas. La cumbre propuesta en Alaska podría marginar completamente los intereses ucranianos.
¿Un acuerdo pacífico o una trampa geopolítica?
El enfoque de Trump ha sido criticado tanto por halcones como por palomas dentro del espectro político. Su sugerencia de reconocer las reclamaciones rusas sobre Crimea y otros territorios ocupados ha alarmado a los aliados ucranianos; al mismo tiempo su frustración ante la intransigencia de Putin sugiere un agotamiento creciente. «Es muy complicado», admitió Trump. «Vamos a recuperar algo; vamos a intercambiar algo». No obstante, el rechazo absoluto de Zelensky a negociar indica que cualquier acuerdo alcanzado sin el consentimiento ucraniano está destinado al fracaso.
Si se lleva a cabo la cumbre en Alaska, podría marcar un momento crucial… o simplemente otro callejón sin salida. El asistente de Putin Yuri Ushakov calificó las conversaciones como una oportunidad para «discutir opciones para lograr una resolución pacífica a largo plazo», aunque advirtió que el proceso sería «desafiante». Sin embargo, con Ucrania excluida del diálogo, es probable que los resultados solo profundicen las divisiones.
Fuentes para este artículo incluyen:
RT.com
NYTimes.com
Telegraph.co.uk