Investigaciones recientes han establecido un vínculo entre los tatuajes y un aumento en el riesgo de cáncer, debido a la migración de la tinta hacia los ganglios linfáticos, lo que podría causar inflamación crónica y crecimiento celular anormal. Estudios realizados en Suecia y Dinamarca han revelado que las personas tatuadas presentan un mayor riesgo de desarrollar linfoma y cáncer de piel, siendo los tatuajes realizados en etapas tempranas y aquellos con diseños grandes los que muestran las asociaciones más significativas.
La tinta negra y de colores contiene sustancias químicas nocivas, incluyendo carcinógenos y metales tóxicos. Además, se ha encontrado que la tinta roja presenta riesgos adicionales al ser expuesta a la luz solar o durante su eliminación láser. La eliminación de tatuajes mediante láser puede agravar el problema al descomponer la tinta en subproductos más tóxicos, triplicando el riesgo de linfoma en algunos casos.
Un llamado a la precaución
Los expertos instan a estar atentos a cualquier cambio en la piel en las áreas tatuadas y abogan por una regulación más estricta sobre los ingredientes de la tinta. También enfatizan la importancia de adoptar estilos de vida saludables para mitigar estos riesgos. En un contexto donde la autoexpresión a través del arte corporal se ha vuelto común, estas alarmantes investigaciones plantean interrogantes sobre la seguridad a largo plazo de lo que muchos consideran una forma inofensiva de expresión personal.
Cuando las agujas del tatuador depositan tinta en la dermis, que es la capa más profunda de la piel, el sistema inmunológico del cuerpo percibe las partículas extrañas como una amenaza. Según Christel Nielsen, autora principal de un estudio sueco realizado en 2024, “una parte significativa de la tinta inyectada es transportada lejos de la piel por el sistema inmunológico”. Este proceso envía partículas pigmentadas a los ganglios linfáticos, donde pueden permanecer durante años, alterando la función inmune y potencialmente fomentando el crecimiento celular anormal.
El tamaño y el color importan
Aunque el estudio sueco no encontró una conexión clara entre el tamaño del tatuaje y el riesgo de cáncer, investigadores daneses observaron una relación dosis-respuesta. “Cuanto más grande es el tatuaje y más tiempo ha estado presente, mayor es la acumulación de tinta en los ganglios linfáticos”, explicó Signe Bedsted Clemmensen, profesora asistente en la Universidad del Sur de Dinamarca. La tinta negra, que a menudo contiene hidrocarburos aromáticos policíclicos carcinogénicos, representa una preocupación particular; los tatuajes negros o grises están asociados con un aumento del 23 al 32% en el riesgo de linfoma.
Los tintes de colores también presentan peligros propios, ya que pueden contener metales tóxicos como arsénico, plomo y cromo. La tinta roja, conocida por causar reacciones alérgicas, puede liberar compuestos dañinos cuando se expone a la luz solar o durante su eliminación láser. “Las regulaciones actuales sobre los ingredientes de las tintas para tatuajes no son suficientes”, advirtió la dermatóloga Dr. Trisha Khanna.
La eliminación láser puede empeorar el problema
Para aquellos que consideran eliminar un tatuaje, los riesgos pueden no terminar ahí. El estudio sueco encontró que los tatuajes tratados con láser estaban asociados con un riesgo triplicado de linfoma. La descomposición química del tinte por láser puede liberar subproductos aún más tóxicos en el organismo.
Cómo protegerse
Para quienes ya tienen tatuajes, los expertos enfatizan la necesidad de estar alerta. La persistencia de enrojecimiento, picazón o cambios inusuales en la piel dentro de las áreas tatuadas debe motivar una evaluación dermatológica inmediata. “Lo mejor que podemos hacer por nuestra salud, tengamos o no tatuajes, es mantener un estilo de vida saludable”, aconsejó Nielsen, apoyando dietas ricas en plantas vinculadas a tasas más bajas de cáncer.
A medida que prospera la cultura del tatuaje, estos estudios subrayan la necesidad urgente de mayor transparencia sobre los ingredientes de las tintas y sus impactos en la salud a largo plazo. Si bien la elección personal sigue siendo fundamental, el consentimiento informado requiere reconocer los riesgos emergentes—un aspecto que tanto la industria del arte corporal como los reguladores no pueden seguir ignorando.
Por ahora, quienes estén considerando hacerse un tatuaje deben tener presente que esta tinta permanente puede acarrear consecuencias permanentes. A medida que continúan las investigaciones, los consumidores merecen conocer toda la información sobre lo que realmente hay bajo su piel.
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
21% |
Porcentaje de pacientes con linfoma maligno que tenían tatuajes. |
81% |
Aumento del riesgo de linfoma para aquellos que se hicieron su primer tatuaje dentro de dos años antes del diagnóstico. |
3x |
Aumento del riesgo de linfoma para individuos con tatuajes grandes (más grandes que el tamaño de la palma). |
2.37x |
Aumento del riesgo de cáncer de piel para individuos con tatuajes grandes. |