La administración de Trump está llevando a cabo una investigación para determinar si los autores y el editor del influyente estudio de 2020 titulado «El origen proximal del SARS-CoV-2» permitieron que el Dr. Anthony Fauci y funcionarios de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) influyeran en sus conclusiones a cambio de financiamiento federal. A pesar de que correos electrónicos privados revelan que los autores, entre ellos Kristian Andersen, inicialmente sospechaban un origen en laboratorio, el documento publicado desestimó la teoría del escape de laboratorio, alineándose con la postura pública de Fauci y Collins.
Los correos electrónicos muestran que Andersen comunicó a Fauci y Collins que el virus «parecía estar diseñado», pero las revisiones al documento suavizaron ese escepticismo. Posteriormente, Andersen recibió una subvención del NIH por 1.88 millones de dólares, lo que ha suscitado preocupaciones sobre un posible intercambio de favores. El Departamento de Justicia (DOJ) está investigando si la revista Nature Medicine comprometió su independencia editorial debido a sus vínculos financieros con el NIH, citando posibles violaciones de fraude. Críticos argumentan que el artículo suprimió un debate legítimo.
Un estudio que moldeó la narrativa pandémica
Publicado en Nature Medicine en marzo de 2020, «El origen proximal» se convirtió en uno de los artículos científicos más citados del año, siendo consultado más de seis millones de veces y referenciado por más de dos mil medios. Sus autores —incluyendo a los virólogos Kristian Andersen y Robert Garry— expresaron inicialmente preocupaciones sobre la posibilidad de que COVID-19 hubiera sido creado o filtrado accidentalmente desde un laboratorio, según correos electrónicos descubiertos posteriormente por investigadores del Congreso. Sin embargo, el artículo final concluyó que un origen en laboratorio era «improbable», coincidiendo con las declaraciones públicas del Dr. Fauci y el entonces director del NIH, Francis Collins.
Collins promovió el estudio en el blog del NIH, mientras que Fauci lo citó durante una conferencia en la Casa Blanca, afirmando que sus hallazgos eran «totalmente consistentes con un salto entre especies desde un animal hacia un humano». No obstante, críticos sostienen que el documento fue utilizado para suprimir debates legítimos —una afirmación respaldada por comunicaciones internas donde Andersen y Garry dudaban privadamente de sus propias conclusiones.
Corrientes ocultas detrás del estudio
Correos electrónicos no redactados obtenidos mediante demandas bajo la Ley de Libertad de Información revelan que en febrero de 2020, Andersen informó a Fauci y Collins que el genoma del SARS-CoV-2 contenía características que «parecían diseñadas». Días después, Jeremy Farrar, director del Wellcome Trust —quien luego se convertiría en el científico jefe de la OMS— instó a realizar modificaciones al lenguaje del artículo para suavizar el escepticismo respecto a la manipulación en laboratorio. Para marzo, los autores habían cambiado su postura públicamente al descartar teorías sobre escapes laborares a pesar de reconocer privadamente vacíos en su análisis.
Meses después de la publicación, Andersen recibió una subvención del NIH por 1.88 millones para investigaciones sobre la pandemia —un hecho considerado sospechoso por críticos. En testimonio jurado, Andersen negó cualquier intercambio indebido; sin embargo, documentos revisados contradicen sus afirmaciones al mostrar que la subvención fue finalizada tras la publicación.
Investigación del Departamento de Justicia
En una carta enviada en marzo de 2025 al editor de Nature Medicine, Joao Monteiro, Edward R. Martin Jr., entonces fiscal interino estadounidense, cuestionó si la independencia editorial de la revista había sido comprometida por vínculos financieros con financiadores como el NIH. Martin, quien ahora lidera un grupo de trabajo sobre "armamentización" dentro del DOJ, mencionó posibles violaciones a leyes sobre fraude y correo postal al solicitar a Monteiro abordar acusaciones sobre información engañosa dirigida a los lectores.
La investigación ha generado reacciones adversas por parte de medios como The New York Times, quienes advirtieron sobre un «efecto paralizante» en la publicación científica. Sin embargo, defensores de la transparencia argumentan que esta indagación es necesaria. Un investigador anónimo del NIH expresó: «Cuando los financiadores dictan conclusiones, se corrompe el proceso científico».
Dudas persistentes y preguntas sin respuesta
A pesar de las crecientes evidencias que apoyan la teoría del escape laboral —incluidas evaluaciones realizadas por el FBI y el Departamento de Energía— Nature Medicine se ha negado a retirar «El origen proximal». Una petición en línea impulsada por Biosafety Now exigiendo su retractación ha reunido 5 mil 700 firmas; mientras tanto, audiencias congresionales han expuesto fallas en la revisión por pares del artículo.
Este caso resalta preocupaciones más amplias sobre la censura académica. Un estudio realizado en 2022 encontró que científicos que desafiaron la ortodoxia sobre COVID-19 enfrentaron retractaciones y represalias profesionales. En 2024, Jay Bhattacharya, director del NIH, condenó una «cultura del encubrimiento» bajo Fauci y Collins y prometió fomentar disidencias.
Ciencia, política y búsqueda de responsabilidad
Cinco años después del surgimiento del COVID-19, la saga «El origen proximal» sigue siendo un punto álgido en el debate sobre integridad científica. La investigación llevada a cabo por la administración Trump indica un posible ajuste para las revistas acusadas de priorizar narrativas sobre neutralidad; no obstante, si esto conducirá a reformas o mayor polarización dependerá fundamentalmente de la transparencia. Como señaló David Relman, exfuncionario del NIH: «Cuando las conclusiones son impulsadas por sesgos y no por datos concretos, es el público quien paga las consecuencias». Para millones aún buscando respuestas, dicho costo ha sido incalculable.
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
$1.88 millones |
Monto del subsidio recibido por Kristian Andersen de los NIH. |
6 millones |
Número de accesos al artículo "The Proximal Origin of SARS-CoV-2". |
2,000 |
Número de medios que referenciaron el artículo. |
5,700 |
Número de firmas en la petición para la retractación del artículo. |