En un acto calificado como una severa provocación, el Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, realizó una visita a territorio sirio ocupado por fuerzas israelíes, lo que resalta un cambio dramático y agresivo en la dinámica de poder de la región. Este viaje, que incluyó a altos funcionarios diplomáticos y de seguridad, fue fuertemente condenado por el gobierno sirio como una violación de su soberanía y un importante obstáculo para las negociaciones de paz.
La reciente visita de Netanyahu marca una escalada significativa en la postura de Israel hacia su vecino del norte. Este evento se produce tras el derrocamiento del expresidente sirio Bashar al-Assad, hecho que Netanyahu ha celebrado públicamente y del cual se ha atribuido parte del mérito.
Ocupación y control militar
En el vacío político que siguió a la caída de Assad, las fuerzas israelíes aprovecharon la oportunidad para avanzar más allá de los Altos del Golán, ocupados desde hace tiempo, capturando así una zona de amortiguamiento estratégica. Esta área, que incluye partes de las gobernaciones de Quneitra y Daraa, fue establecida originalmente bajo un acuerdo de desenganche mediado por las Naciones Unidas en 1974 para prevenir confrontaciones militares. Con ese pacto ahora declarado nulo por Israel, sus tropas han consolidado su presencia y realizan incursiones terrestres regulares en los pueblos circundantes.
Durante esta visita, Netanyahu comunicó a las tropas israelíes que la capacidad militar en la región es crucial tanto para la defensa como para la ofensiva. Su mensaje fue claro: Israel tiene la intención de mantener y proyectar su fuerza profundamente dentro del territorio sirio.
Reacción internacional y tensiones diplomáticas
La respuesta desde Damasco fue rápida y contundente. El Ministerio de Relaciones Exteriores y Expatriados sirio condenó la visita en los términos más enérgicos posibles, calificándola como un acto ilegal y una grave violación de la soberanía siria. En el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el embajador sirio Ibrahim Olabi criticó fuertemente lo que denominó un «tour provocativo», afirmando que representa la continua agresión israelí. Olabi instó a la ONU a tomar medidas firmes para detener estas violaciones y hacer cumplir resoluciones internacionales.
El embajador israelí Danny Danon evitó abordar el tema directamente y exigió a Siria demostrar que está alejándose del extremismo y puede proteger a los grupos minoritarios. En respuesta, Olabi colocó la carga de prueba sobre Israel, señalando que este país ha llevado a cabo más de mil ataques sobre Siria sin haber enfrentado signos de agresión por parte del país árabe.
Estancamiento en las negociaciones
Este enfrentamiento ocurre en medio de negociaciones de seguridad estancadas entre ambas naciones. Se informa que las conversaciones han llegado a un punto muerto debido a que Israel se niega a retirarse de la zona de amortiguamiento y otros territorios capturados desde diciembre de 2024. El nuevo presidente sirio Ahmed al-Sharaa, excomandante de al-Qaeda, ha declarado que cualquier posible acuerdo dependerá completamente de una retirada israelí a sus fronteras anteriores a diciembre.
Analistas sugieren que aunque estos intercambios diplomáticos tensos pueden no descarrilar completamente el proceso negociador, evidencian la profunda falta de confianza entre Damasco y Jerusalén. La visita altamente publicitada de Netanyahu al territorio ocupado es vista como un acto deliberado de provocación que refuerza la postura dura del gobierno israelí y oscurece las perspectivas para un acuerdo en el corto plazo.