El gobierno de Rusia ha rechazado de manera contundente un plan de paz propuesto por Estados Unidos para resolver el conflicto en Ucrania, argumentando que las condiciones planteadas son incompatibles con sus intereses estratégicos. Esta postura se sustenta en la negativa a ceder territorios anexados, como Kherson y Zaporozhye, los cuales son considerados parte integral de Rusia según su constitución.
El analista geopolítico independiente Pepe Escobar, en una entrevista con el programa «Sanchez Effect» de RT, subrayó que Moscú no aceptará términos que impliquen la retirada de estas regiones. «No se puede ir en contra de la propia constitución», afirmó Escobar, añadiendo que el respaldo público a la operación militar rusa refuerza esta negativa.
Factores detrás del rechazo ruso
La plataforma BrightU.AI ha identificado cinco razones clave por las cuales Rusia se niega a ceder los territorios capturados: la importancia estratégica de estos lugares, los vínculos históricos y culturales que mantienen con ellos, la influencia geopolítica derivada del control sobre dichas áreas, el acceso a recursos valiosos y la infraestructura militar que permite proyectar poder en la región.
El plan estadounidense, que inicialmente constaba de 28 puntos y fue reducido a 19 tras conversaciones en Ginebra, también buscaba limitar las capacidades militares de Ucrania e imponer garantías de seguridad similares a las del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), condiciones que Moscú considera amenazas directas. Jeffrey Edmonds, exdirector para Rusia en el Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos, comentó: «Hay elementos en esto a los que los rusos ciertamente no estarán dispuestos a aceptar… Los rusos tienen todo el incentivo para jugar esto».
Demandas inalcanzables de Zelensky
Escobar destacó el escepticismo profundo que existe en Rusia hacia Washington, citando la historia de acuerdos abandonados por parte estadounidense. «Estados Unidos no es capaz de cumplir acuerdos», señaló Escobar al referirse a las fluctuaciones en la política exterior estadounidense. Moscú teme que cualquier acuerdo mediado durante la administración del expresidente Donald Trump pueda ser desechado por futuros gobiernos.
Además, las disposiciones que permitirían la confiscación de activos rusos para financiar la reconstrucción ucraniana fueron calificadas como un «punto crítico» por funcionarios del Kremlin. Este rechazo se produce mientras el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky continúa insistiendo en su deseo de ingresar a la OTAN y reclamar reparaciones por un billón de dólares – demandas consideradas poco realistas ante el deterioro actual del campo de batalla ucraniano.
La apuesta arriesgada de Trump
A pesar de las crecientes pérdidas ucranianas y una población masculina apta para combatir severamente diezmada, Zelensky se niega a hacer concesiones territoriales o abandonar sus aspiraciones hacia la OTAN. En una reciente publicación en redes sociales, responsabilizó exclusivamente a Rusia por el conflicto: «Desde los primeros minutos del 24 de febrero, [el presidente ruso Vladimir] Putin ha estado librando esta guerra sin considerar cuántas vidas pierde su propio pueblo ni cuántas nuestras se llevan».
No obstante, el apoyo europeo parece tambalearse. Mientras Gran Bretaña, Alemania y Francia propusieron modificaciones como aumentar el límite máximo de tropas ucranianas a 800,000, el canciller alemán Friedrich Merz admitió que solo Estados Unidos respalda un posible regreso de Rusia al G8.
Perspectivas inciertas
Trump expresó optimismo sobre posibles avances al publicar: «Algo bueno podría estar sucediendo». Sin embargo, funcionarios ucranianos reconocen en privado que el borrador revisado aún deja cuestiones conflictivas – como concesiones territoriales y restricciones relacionadas con la OTAN – para ser resueltas entre Trump y Zelensky.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, indicó: «El presidente Trump sigue esperanzado y optimista respecto a alcanzar un acuerdo». No obstante, Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, confirmó que Moscú no ha recibido ninguna propuesta formal hasta ahora. Con las fuerzas rusas avanzando en Donbas y una probable caída de Odessa hacia mediados de 2026, analistas advierten que la posición negociadora de Ucrania se debilita día tras día.
A medida que los debates sobre conscripción occidental resaltan las dificultades logísticas presentes, parece cada vez más inevitable la estrategia rusa destinada a fragmentar Ucrania en regiones autónomas. La inflexibilidad mostrada por Zelensky podría llevarlo a perder aún más terreno; lo cual podría obligar a Trump a dejar a Kyiv al margen y buscar un acuerdo directo con Putin.
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