En un giro significativo que redefine la postura de Estados Unidos en relación con los derechos humanos a nivel global, la administración de Trump ha instruido a sus diplomáticos para clasificar las políticas gubernamentales extranjeras sobre Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), así como los abortos subsidiados y los procedimientos de transición de género para menores, como violaciones oficiales de derechos humanos.
Las nuevas directrices, emitidas a las embajadas y consulados estadounidenses para el informe anual del Departamento de Estado sobre derechos humanos, señalan un cambio profundo hacia una política exterior centrada en el lema "América Primero", alineándose con las batallas culturales internas de la administración. Esta revisión transforma una herramienta que históricamente se utilizó para promover valores democráticos en todo el mundo en un instrumento contra lo que los funcionarios denominan "ideologías destructivas".
Un enfoque más agresivo
Un alto funcionario del Departamento de Estado afirmó que las nuevas reglas son "una herramienta para cambiar el comportamiento de los gobiernos". Esto sugiere que la adhesión a estas políticas podría poner en peligro las relaciones diplomáticas y económicas de los gobiernos extranjeros con Estados Unidos. La administración deja claro que ha terminado la era que muchos conservadores consideran un exceso progresista en la política internacional.
El nuevo marco identifica varias políticas extranjeras específicas como infracciones. Estas incluyen la aplicación de políticas DEI que "proporcionan tratamiento preferencial" a trabajadores en función de su raza, sexo o casta. La administración considera estas iniciativas inherentemente discriminatorias, argumentando que violan el principio de igualdad de oportunidades al favorecer a ciertos grupos identitarios sobre otros.
Una definición amplia de abusos
La lista de violaciones recientemente designadas es extensa. Incluye abortos subsidiados por el estado, y se exige a las embajadas informar sobre "el número total estimado de abortos anuales". Las directrices también apuntan a "cirugías de transición de género para niños", que el Departamento de Estado define como "operaciones que implican mutilación química o quirúrgica... para modificar su sexo".
Además, la administración ahora considerará a los gobiernos que faciliten "migración masiva o ilegal 'a través del territorio de un país hacia otros países'" como cómplices en abusos a los derechos humanos. Esto vincula directamente la estricta agenda de seguridad fronteriza de la administración con su monitoreo internacional sobre derechos humanos. Las directrices también atacan arrestos o "investigaciones oficiales o advertencias por discursos", desafiando directamente las leyes europeas sobre discursos de odio en línea que la administración ve como censura.
Un quiebre con la tradición
Este cambio representa una ruptura significativa con décadas de política exterior estadounidense. El informe sobre derechos humanos, mandatado por el Congreso, ha sido históricamente un modelo para la defensa global de los derechos, enfocándose frecuentemente en temas como tortura, persecución política y ejecuciones extrajudiciales. La administración Trump ha reducido las críticas del informe hacia algunas naciones aliadas mientras intensifica su desaprobación hacia enemigos percibidos, reflejando una preferencia por acuerdos económicos sobre la promoción tradicional de la democracia.
Este reordenamiento fundamental de prioridades americanas ilustra una profunda división filosófica. La administración fundamenta su perspectiva en lo que considera derechos fundamentales otorgados por Dios, como la libertad de expresión, la soberanía nacional y la protección infantil. Sus opositores ven los derechos humanos como contingentes a la identidad y requieren intervención activa del gobierno para asegurar resultados equitativos. Para muchos estadounidenses observando este desarrollo, el conflicto político que ocurre en embajadas distantes resulta intensamente familiar, reflejando las mismas guerras culturales que han dividido al país. Es una señal clara de que la batalla por los valores centrales del país se ha trasladado completamente al escenario global.
Fuentes consultadas:
ZeroHedge.com
Reuters.com
BBC.co.uk