La administración del presidente Donald Trump ha tomado medidas significativas para abordar las preocupaciones sobre la seguridad en las carreteras de Estados Unidos, firmando una orden ejecutiva el 28 de abril que restablece requisitos estrictos de dominio del idioma inglés para los conductores comerciales. Esta iniciativa también incluye una auditoría del uso de licencias de conducir comerciales (CDLs) emitidas en el extranjero y no domiciliadas, lo que marca un cambio respecto a las políticas implementadas durante la era de Obama.
La decisión surge como respuesta a un aumento en las muertes relacionadas con camiones y accidentes notorios que involucran a conductores con habilidades limitadas en inglés. La administración vincula estos incidentes a la falta de aplicación rigurosa de las leyes existentes sobre el idioma y la obtención de licencias.
Un enfoque renovado hacia la regulación
La orden ejecutiva exige una revisión exhaustiva de las CDLs no domiciliadas, que críticos argumentan se han convertido en una laguna legal que permite a extranjeros poco calificados operar vehículos en las carreteras estadounidenses. Shannon Everett, representante de American Truckers United, respalda esta medida, afirmando que el verdadero problema radica en la supresión salarial y la alta rotación laboral, más que en una escasez real de conductores, como sostienen los líderes del sector.
Everett y otros defensores consideran que estas nuevas regulaciones son un paso necesario para mejorar la seguridad vial y los estándares laborales, subrayando que el enfoque debe estar en la aplicación y rendición de cuentas, no en actitudes xenofóbicas.
Análisis del impacto económico
Trump ha señalado que bajo la legislación estadounidense, los conductores comerciales deben ser capaces de leer señales viales y comunicarse con las autoridades en inglés. Sin embargo, su administración ha argumentado que esta norma no se ha aplicado consistentemente, lo cual deja expuestas a las carreteras a tragedias evitables.
El nuevo decreto instruye al Departamento de Transporte (DOT) a restablecer pruebas rigurosas de competencia en inglés para los conductores comerciales e investigar el uso generalizado de CDLs extranjeras. Este movimiento busca revertir políticas anteriores que habían flexibilizado los requisitos lingüísticos y pretende abordar el creciente número de fatalidades vinculadas a barreras idiomáticas y fraudes en la obtención de licencias.
Cifras alarmantes respaldan la acción gubernamental
La administración sostiene que las lagunas actuales han permitido que conductores extranjeros poco calificados obtengan licencias sin cumplir con los requisitos federales establecidos. Entre los incidentes fatales citados se encuentra un accidente ocurrido en Colorado en 2019, donde un conductor cubano causó la muerte de cuatro personas; otro caso fue un choque mortal en Texas relacionado con un nacional mexicano; así como un accidente reciente en Virginia Occidental donde un conductor necesitaba un traductor para comunicarse con la policía.
El decreto también contempla una auditoría completa de las CDLs no domiciliadas. Originalmente diseñadas para agilizar procesos administrativos, esta categoría se ha transformado en «una puerta trasera» para permitir que ciudadanos extranjeros operen vehículos comerciales estadounidenses sin supervisión adecuada.
Perspectivas sobre el futuro del sector
Shannon Everett enfatiza que el problema no solo es cuestión de seguridad, sino también de explotación económica. Según sus declaraciones, las empresas utilizan conductores extranjeros para mantener bajos salarios, mientras hay más de 24,000 vacantes disponibles para conductores a nivel nacional. Un estudio estima que esta brecha está costando al país pérdidas semanales por productividad superiores a 95 millones de dólares.
A pesar del argumento sobre la escasez laboral, Everett sostiene que este fenómeno es impulsado por prácticas deficientes dentro del sector. Un informe reciente revela cifras alarmantes sobre la rotación laboral superior al 90% en algunas compañías importantes del transporte. Esto indica una dependencia excesiva en mano de obra temporal y barata, incluyendo conductores extranjeros, lo cual impide inversiones necesarias para mejorar la retención a largo plazo.
En conclusión, Everett aboga por estas nuevas medidas federales como un primer paso imprescindible hacia una reforma sistémica. «No se trata de xenofobia», afirma. «Es una cuestión de seguridad y cumplimiento normativo para garantizar que todos los conductores puedan leer señales viales y comunicarse efectivamente durante emergencias.»
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
24,000 |
Número de posiciones abiertas para conductores de camiones a nivel nacional. |
$95.5 millones |
Pérdidas semanales en productividad debido a la falta de conductores. |
90% |
Tasa de rotación en algunas grandes empresas de transporte. |