El Departamento de Estado de los Estados Unidos ha renovado su advertencia de viaje de nivel 4, instando a todos los ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes legales a abandonar Venezuela de manera inmediata o a evitar viajar al país. Esta alerta se emite en un contexto de crisis extrema, que incluye detenciones arbitrarias, torturas, terrorismo, crimen violento y el colapso casi total del sistema de salud bajo el régimen socialista del presidente Nicolás Maduro.
La advertencia fue reiterada sin modificaciones el pasado miércoles. Desde la ruptura de las relaciones diplomáticas en 2019, los ciudadanos estadounidenses en Venezuela enfrentan riesgos sin precedentes, ya que no cuentan con asistencia consular ni servicios de emergencia disponibles. La situación se ha deteriorado debido a la hiperinflación y la escasez de productos básicos como alimentos, combustible y medicinas.
Un panorama alarmante
La advertencia del Departamento de Estado pinta un panorama sombrío sobre un país donde el crimen violento es común. Delitos como homicidios, robos armados y secuestros son frecuentes, mientras que las fuerzas de seguridad aplican la ley de manera arbitraria y reprimen brutalmente cualquier forma de disidencia. Las manifestaciones políticas suelen convertirse en caos, enfrentándose a tácticas represivas que incluyen gases lacrimógenos y balas de goma.
A esto se suma la presencia activa de grupos terroristas que operan libremente cerca de las fronteras con Colombia, Brasil y Guyana, lo que agrava aún más la inestabilidad regional. La falta de apoyo por parte del gobierno estadounidense es crítica; desde 2019 no hay personal diplomático en el país para brindar asistencia o intervenir en casos de detención.
Consecuencias severas para los viajeros
Los ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela a menudo se encuentran aislados y sin posibilidad de comunicarse con sus familias. El Departamento de Estado advierte que aquellos que decidan permanecer deben tomar precauciones extremas: redactar un testamento, establecer protocolos para confirmar su estado con familiares, contratar seguridad privada y asegurar un seguro médico para evacuaciones.
Además, se recomienda llevar todos los medicamentos necesarios debido a la inaccesibilidad del sistema sanitario. También se alertó sobre los peligros asociados al uso de taxis no regulados cerca del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar y sobre el riesgo constante de robo en cajeros automáticos.
Un contexto complicado
La crisis del pasaporte en Venezuela ha exacerbado la situación; la escasez de materiales ha generado un retraso significativo en las solicitudes y ha alimentado un mercado negro para documentos falsificados. Esto deja a los viajeros expuestos a posibles detenciones arbitrarias e incluso encarcelamientos indefinidos si ingresan al país sin una visa válida.
A medida que las tensiones entre Washington y Caracas aumentan, el gobierno estadounidense mantiene una postura firme: no hay forma segura de entrar o permanecer en Venezuela. Sin presencia diplomática ni infraestructura confiable, los ciudadanos estadounidenses están prácticamente solos en una nación al borde del colapso total.
El mensaje del Departamento de Estado es claro: cualquier persona con vínculos estadounidenses debe salir inmediatamente mientras aún tenga la oportunidad. Ignorar esta advertencia podría resultar en graves consecuencias para su libertad y seguridad en un país donde el estado de derecho ha desaparecido casi por completo.
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