El presidente Donald Trump se prepara para anunciar la Fase Dos del acuerdo de alto el fuego en Gaza antes de la Navidad, según fuentes cercanas a las negociaciones. Este plan, resultado de intensas gestiones diplomáticas, busca consolidar una tregua frágil mientras enfrenta la profunda resistencia tanto de Israel como de Hamas. A pesar de los avances, el escepticismo persiste, ya que el gobierno de Netanyahu se muestra reacio a retirar completamente sus tropas y Hamas desconfía de un desarme sin garantías de retirada israelí.
Un marco de paz multidimensional
La propuesta del gobierno de Trump incluye un «Consejo de Paz» compuesto por aproximadamente diez líderes de naciones árabes y occidentales, quienes supervisarán un cuerpo ejecutivo internacional que incluirá al ex primer ministro británico Tony Blair, así como a asesores de Trump como Jared Kushner y Steve Witkoff. Bajo esta estructura, se está evaluando un organismo tecnocrático palestino—sin vínculos con Hamas o Fatah—para dirigir la reconstrucción de Gaza.
Fuentes indican que Washington está cerca de alcanzar un consenso con Israel, la Autoridad Palestina (AP) y aliados regionales sobre la composición de este gobierno interino. Sin embargo, Hamas permanece cauteloso, temiendo que el plan priorice las demandas de seguridad israelíes sobre la soberanía palestina.
El dilema del desarme
Un componente crítico de la estrategia de Trump es el despliegue de una Fuerza Internacional de Seguridad (ISF), compuesta por tropas de Turquía, Qatar, Azerbaiyán, Indonesia y Pakistán, encargada de supervisar el desarme de Hamas. No obstante, potencias regionales han expresado su renuencia a involucrarse en enfrentamientos directos con facciones palestinas.
«Pakistán está dispuesto a contribuir con fuerzas pacificadoras, pero no participaremos en un desarme forzado», declaró un funcionario paquistaní. De manera similar, Egipto y Qatar están mediando conversaciones con Hamas, proponiendo una entrega gradual de armas—comenzando con armamento pesado antes de pasar a armas ligeras.
La resistencia de Hamas y las tácticas dilatorias de Netanyahu
Hamas y facciones aliadas han condenado la aprobación del plan por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, considerando que la ISF representa una extensión de los objetivos militares israelíes. «Esto es un intento por lograr mediante diplomacia lo que Israel no pudo conseguir en dos años de guerra», afirmó un portavoz de Hamas.
Fuentes árabes y palestinas han informado que no se ha logrado ningún progreso tangible en la Fase Dos debido a la falta de voluntad por parte de Netanyahu para retirar tropas antes de las próximas elecciones en Israel. Mientras tanto, Hamas se niega a desarmarse sin una línea temporal vinculante para la retirada israelí completa y claridad sobre quién controlaría las armas entregadas.
Crisis humanitaria en medio del estancamiento
A pesar del alto el fuego, las operaciones militares israelíes continúan a una escala reducida, reportándose cientos de bajas palestinas desde octubre. La situación humanitaria en Gaza es crítica, con escasez severa de alimentos, medicinas y refugio que agrava el sufrimiento civil.
El plan propuesto por Trump permite a Israel mantener una presencia perimetral en Gaza hasta que Hamas esté completamente desarmado—a condición que Hamas considera inaceptable. «La ecuación es simple: IDF fuera, Hamas fuera del poder», afirmó un negociador occidental. «Pero Hamas debe elegir entre gobernar y resistir—y Netanyahu debe decidir entre política y paz.»
Se acerca un momento decisivo
A medida que se aproxima la Navidad, la administración Trump busca lograr un avance significativo. Sin embargo, persiste una desconexión fundamental: Israel exige la rendición de Hamas antes del retiro, mientras que Hamas demanda la retirada antes del desarme.
A medida que las negociaciones entran en una fase crítica, el mundo observa atentamente si la audaz diplomacia de Trump puede superar décadas de conflicto arraigado o si el sufrimiento en Gaza continuará bajo el peso de agravios no resueltos.