El regreso de los cuerpos de los rehenes en Gaza ha generado un nuevo nivel de horror para las familias afectadas, quienes se ven obligadas a identificar a sus seres queridos a partir de fotografías gráficas en línea o enfrentarse a restos mutilados y congelados. Este proceso, que debería ofrecer un cierre, se ha convertido en una fuente de angustia y desasosiego.
Los cadáveres devueltos presentan signos perturbadores, como largas incisiones quirúrgicas, dedos y pies amputados, extremidades atadas y evidencias de tortura o lesiones violentas. Estas condiciones han suscitado sospechas sobre la posible extracción de órganos o procedimientos poco éticos durante el tiempo que los cuerpos estuvieron bajo custodia israelí.
La falta de información agrava el sufrimiento
Israel entrega los cuerpos con etiquetas numéricas, sin proporcionar nombres, certificados de defunción ni causas de muerte. Esta carencia de información oficial profundiza el dolor y la desconfianza entre las familias. La devastación del sistema de salud en Gaza imposibilita cualquier investigación sobre el estado de los cuerpos; no hay analizadores de ADN funcionales ni máquinas de rayos X operativas, lo que hace casi imposible la identificación científica.
La mayoría de los cuerpos permanecen sin identificar y son enterrados en fosas comunes anónimas. Las familias deben enterrar a sus muertos sin saber cómo fallecieron o por qué fueron mutilados, lo que agrava su pérdida con un profundo sentimiento de injusticia.
Un proceso desgarrador para las familias
Durante dos años, las familias en Gaza vivieron en un limbo tortuoso, aferrándose a la esperanza de que sus hijos, hermanos y esposos regresaran algún día. Sin embargo, esa esperanza se desvaneció al comenzar Israel a devolver los cuerpos de palestinos retenidos desde el estallido del último conflicto. Lo que debía ser un paso hacia el entierro y el cierre se ha transformado en una nueva fuente de angustia y preguntas sin respuesta.
Los cuerpos llegan al Hospital Nasser en Khan Younis bajo un frágil alto el fuego, cada uno congelado y etiquetado únicamente con un número. Para las familias como la de Muhammad Ayesh Ramadan, este proceso se convierte en una lotería macabra. Tras días examinando fotografías publicadas por el Ministerio de Salud, logró identificar a su hermano Ahmed con un 70% de certeza. La confirmación llegó al ver el cuerpo: quemado, lleno de balas y rígido por el frío.
Evidencias inquietantes en los restos
No obstante, la identificación fue solo la primera capa del impacto emocional. Ramadan y muchos otros descubrieron que sus seres queridos regresaron en condiciones que han sembrado desconfianza y profundo dolor. Los cadáveres presentaban incisiones largas y bien suturadas que los familiares aseguran no estaban presentes antes. Además, algunos dedos y pulgares habían sido amputados.
En ciertos casos, manos y pies aparecieron atados con restricciones metálicas, dejando marcas visibles en la piel. Personal médico independiente ha reportado señales generalizadas de tortura y fracturas óseas entre los restos. Estas revelaciones han llevado a las familias a temer que órganos vitales o partes del cuerpo hayan sido extraídos mientras los cadáveres estaban bajo custodia israelí.
Identificación lenta ante una crisis humanitaria
La falta catastrófica de recursos significa que el proceso de identificación es agonizantemente lento e incluso imposible. De los 345 cuerpos devueltos hasta ahora, solo 99 han sido identificados positivamente. El resto ha sido sepultado en tumbas masivas anónimas, privando a sus familias del consuelo básico que ofrece una tumba marcada.
El director del servicio forense en Gaza confirmó que las amputaciones observadas parecen haber sido realizadas para obtener muestras biológicas por parte de las autoridades israelíes antes del traspaso; sin embargo, más allá de eso no se ofrecen explicaciones.
Las familias enfrentan así un segundo trauma: deben buscar entre galerías online fotografías post-mortem gráficas, enfocándose en mandíbulas, cráneos y fragmentos de ropa para intentar reconocer a sus seres queridos. Zeinab Ismail Shabat identificó a su hermano Mahmoud reconociendo su cabello y ojos en una pantalla; al llegar a la morgue se encontró con la aterradora realidad: manos y pies atados, marcas dejadas por restricción en sus tobillos y evidencia visible de un golpe violento en la cabeza.
Una nueva dimensión al costo del conflicto
Las familias quedan con restos mutilados sin ninguna explicación sobre cómo murieron sus seres queridos y un sistema sanitario incapaz de ofrecerles respuestas. Están sepultando a sus muertos pero también cargando con una profunda injusticia; llevan consigo la imagen imborrable de un ser querido devuelto no con dignidad sino envuelto en misterio y mutilación.
En Gaza, donde la muerte se ha vuelto común, este capítulo particular añade una nueva dimensión escalofriante al costo del conflicto, demostrando que incluso en la muerte no hay paz.
La noticia en cifras
| Cifra |
Descripción |
| 345 |
Cuerpos devueltos hasta el momento. |
| 99 |
Cuerpos identificados positivamente. |
| 2 |
Años que las familias han esperado por sus seres queridos. |