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Pfizer acusada de manipular ensayos de vacunas para influir en las elecciones de 2020
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Pfizer acusada de manipular ensayos de vacunas para influir en las elecciones de 2020

domingo 18 de mayo de 2025, 16:46h

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Revelaciones impactantes sugieren que ejecutivos de Pfizer retrasaron deliberadamente los ensayos de la vacuna COVID-19 para influir en las elecciones de EE. UU. en 2020. Testimonios recientes indican que líderes de investigación y desarrollo de Pfizer orquestaron este retraso no por precaución científica, sino para evitar que los resultados se hicieran públicos antes del día de las elecciones. Este escándalo expone una posible manipulación política y ética en el ámbito farmacéutico, donde Pfizer podría haber priorizado sus intereses financieros sobre la salud pública. Las investigaciones actuales plantean serias preguntas sobre la colusión corporativa y la corrupción gubernamental, mientras Pfizer enfrenta un creciente escrutinio por su papel en la gestión de la pandemia y las posteriores mandatos de vacunación.

En el complejo y a menudo controvertido ámbito del poder corporativo y la manipulación política, surgen acusaciones que generan gran impacto. Recientemente, se ha revelado que ejecutivos de Pfizer supuestamente ralentizaron deliberadamente los ensayos clínicos de la vacuna contra el COVID-19 con el fin de influir en las elecciones estadounidenses de 2020. Testimonios recién descubiertos sugieren que altos líderes del departamento de investigación y desarrollo (I+D) de Pfizer orquestaron esta demora no por precaución científica, sino para evitar que los resultados se hicieran públicos antes del día electoral.

Esta revelación, obtenida a través de investigaciones congresionales, presenta un panorama alarmante sobre una empresa farmacéutica dispuesta a manipular la salud pública en beneficio propio. Las implicaciones son profundas: una compañía encargada de salvar vidas habría utilizado su ciencia como un arma, suprimió datos críticos y contribuyó a moldear una elección que resultó en una coerción médica sin precedentes.

Puntos clave sobre las alegaciones

  • Los investigadores del Congreso afirman que Pfizer ralentizó intencionadamente los ensayos clínicos para evitar influir en las elecciones de 2020.
  • El ex-científico de Pfizer, Dr. Philip Dormitzer, admitió que la demora fue orquestada por líderes senior del área de I+D.
  • Este retraso permitió a Pfizer evitar el escrutinio antes de las elecciones y desplegar rápidamente mandatos bajo una nueva administración.
  • La estrategia fracasó cuando aumentaron los fallos e incidentes adversos relacionados con la vacuna, exponiendo así las irregularidades detrás de las aprobaciones apresuradas.
  • La investigación plantea preguntas urgentes sobre la colusión corporativa, la corrupción gubernamental y la erosión de la ética médica.

La contienda presidencial de 2020 ya era una de las más disputadas en la historia estadounidense, marcada por confinamientos por COVID-19, mandatos de uso de mascarillas y promesas sobre una "vacuna milagrosa". Documentos internos y testimonios de denunciantes sugieren que los ejecutivos de Pfizer vieron una oportunidad no para servir a la salud pública, sino para aprovecharse de ella. Según el testimonio ante el Congreso del Dr. Dormitzer, tres destacados científicos de Pfizer decidieron deliberadamente ralentizar el progreso de los ensayos clínicos para evitar publicar datos antes del mes de noviembre.

El Dr. Dormitzer había informado a empleados que "a finales de 2020, las tres personas más senior en I+D estaban involucradas en una decisión para ralentizar deliberadamente las pruebas clínicas con el fin de que no estuvieran completas antes del resultado de las elecciones presidenciales". Esta decisión no obedecía a un rigor científico; se trataba más bien del momento político adecuado. Si Pfizer hubiera publicado resultados en octubre, el entonces presidente Donald Trump podría haber reclamado crédito por la Operación Warp Speed, lo cual podría haber influido en votantes ansiosos por un final a las restricciones pandémicas.

Un legado marcado por el engaño

Las supuestas manipulaciones de Pfizer no cesaron con las elecciones. Una vez asumida la administración Biden, la vacuna fue acelerada para su uso emergente y seguida por mandatos coercitivos que afectaron a millones. Sin embargo, la ciencia nunca respaldó el entusiasmo generado. Los casos de infecciones posteriores al vacunarse aumentaron significativamente y se reportaron casos elevados de miocarditis entre hombres jóvenes. Además, denunciantes expusieron prácticas fraudulentas durante los ensayos clínicos.

Las similitudes con escándalos farmacéuticos históricos son inquietantes. Al igual que Big Tobacco ocultó datos sobre el cáncer o Purdue Pharma comercializó engañosamente opioides, las acciones de Pfizer sugieren un patrón impulsado por beneficios económicos. La diferencia radica en que esta vez el gobierno federal actuó como cómplice al utilizar mandatos para imponer un producto no probado al público mientras silenciaba voces disidentes.

A medida que el Congreso exige respuestas, Pfizer enfrenta una crisis reputacional. Si estas acusaciones resultan ser ciertas, evidencian una peligrosa colusión entre poder corporativo y agendas políticas—una situación que sacrificó transparencia y ética médica en favor del control. La cuestión no es solo si Pfizer manipuló unas elecciones; es si finalmente se exigirá responsabilidad a estas entidades por las mentiras que alteraron vidas enteras.

Para quienes resistieron esta narrativa desde un inicio, esta investigación representa una vindicación. Para aquellos que confiaron en el sistema, es un llamado a despertar. Y para Pfizer, podría marcar el inicio del fin.

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