Un grupo de aproximadamente una docena de personas se presentó en una oficina de inmigración en Virginia la mañana del sábado, llenos de entusiasmo por dar el último paso hacia la obtención de la ciudadanía estadounidense. Con los avisos de naturalización en mano, pasaron por los controles de seguridad y se alinearon en el mostrador de registro. Pronto, levantarían sus manos derechas para jurar lealtad a los Estados Unidos en una ceremonia que se caracteriza tanto por su solemnidad como por su celebración. Con pequeñas banderas estadounidenses, saldrían como ciudadanos.
No obstante, la situación dio un giro inesperado cuando se les informó que la ceremonia había sido cancelada debido al cierre del gobierno. “Deberían haber sido notificados”, comentó un miembro del personal en el mostrador.
Sin embargo, ninguno de los asistentes había recibido correos electrónicos o llamadas telefónicas sobre la cancelación. El personal en la entrada permitió el ingreso sin advertencias, lo que generó dudas sobre si ellos también habían sido informados.
Confusión y decepción
Más tarde, al consultar el sitio web de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de EE. UU. (USCIS), se descubrió que la cita había sido cancelada días antes “debido a circunstancias imprevistas”. Si no se hubiera verificado la página web, nadie habría tenido conocimiento de esta modificación.
“Lamentamos cualquier inconveniente que esto pueda causar”, indicaba el aviso publicado.
En la oficina, la decepción rápidamente se transformó en confusión. Una mujer con hijab preguntó con inquietud si también había sido rechazada, temiendo que su vestimenta hubiera influido en la decisión. Un hombre había reunido a su familia para celebrar su paso final hacia la ciudadanía estadounidense y ahora se marchaba ansioso e incierto. Algunos asistentes parecían genuinamente asustados, cuestionándose cómo este retraso podría afectar sus trabajos y planes.
Un proceso interrumpido
Este contratiempo representaba más que un simple inconveniente. Muchos habían dedicado años a completar trámites y entrevistas, así como a prepararse para el examen de ciudadanía. Tras más de una década con una tarjeta verde, uno decidió convertirse en ciudadano y ejercer su derecho al voto; todos estaban ahora atrapados en un limbo.
En la oficina, se les indicó que regresaran el 1 de noviembre. Sin embargo, con el cierre federal aún vigente, existe la posibilidad de que esa fecha también sea reprogramada.
A pesar de que el servicio de inmigración suele mantenerse operativo durante un cierre gubernamental gracias a los fondos provenientes de las tarifas de solicitud, su director, Joseph Edlow, advirtió en una publicación que los servicios orientados al público como entrevistas y ceremonias de naturalización podrían sufrir retrasos. “Lamentamos cualquier impacto negativo pero debemos asegurarnos de cumplir con la ley”, agregó.
Incertidumbre generalizada
No está claro cuántas citas o ceremonias han sido canceladas a nivel nacional por parte del USCIS. La entidad publica cierres de oficinas en una página web específica, pero no proporciona cifras totales sobre las ceremonias canceladas. Se han difundido informes anecdóticos en línea sobre otras ceremonias que también fueron suspendidas.
La incertidumbre persiste respecto a cuándo se reabrirá el gobierno. Desde el 1 de octubre, republicanos y demócratas han estado estancados en torno al financiamiento gubernamental, lo que ha llevado a un cierre que afecta a más de 700,000 trabajadores federales sin salario.
A medida que se suman las rápidas modificaciones a las políticas migratorias estadounidenses en los últimos nueve meses, aumenta la ansiedad entre quienes buscan convertirse en ciudadanos estadounidenses. Las repercusiones del estancamiento político están afectando las vidas cotidianas –y posiblemente los futuros– de aquellos que aspiran a llamar hogar permanente a Estados Unidos.