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Nuevas pruebas sugieren que la conciencia humana podría estar ligada a procesos cuánticos en el cerebro
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Nuevas pruebas sugieren que la conciencia humana podría estar ligada a procesos cuánticos en el cerebro

lunes 30 de junio de 2025, 16:01h

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Nuevos experimentos sugieren que la conciencia humana podría derivar de procesos cuánticos en los microtúbulos del cerebro, conectando a los individuos con un campo de energía universal. Estudios en ratas muestran que la estabilización de microtúbulos retrasa los efectos de la anestesia, apoyando la teoría Orch OR, que postula que los momentos conscientes surgen de colapsos de ondas cuánticas. La investigación también explora el papel de la coherencia cuántica en procesos biológicos como la fotosíntesis y el aislamiento neuronal. Aunque algunos críticos cuestionan si los efectos cuánticos son responsables directos de la conciencia, avances en detección cuántica podrían ofrecer nuevas perspectivas sobre este fenómeno, desafiando las nociones tradicionales sobre la mente y su conexión con el universo. Para más información, visita el artículo completo.

Recientes experimentos sugieren que la conciencia humana podría originarse a partir de procesos cuánticos en los microtúbulos del cerebro, estableciendo un vínculo entre los individuos y un campo energético universal. Investigaciones realizadas en ratas indican que la estabilización de microtúbulos retrasa los efectos de la anestesia, apoyando la teoría de la Reducción Objetiva Orquestada (Orch OR), que sostiene que los momentos conscientes surgen de colapsos de ondas cuánticas.

Además, el proceso de fotosíntesis en las plantas y el entrelazamiento en las vainas de mielina sugieren el papel de la coherencia cuántica en el sostenimiento de la vida y la conciencia a temperaturas biológicas. A pesar del avance en este campo, algunos críticos cuestionan si los efectos cuánticos son responsables directos de la conciencia o simplemente coexisten con ella, subrayando la necesidad de obtener más evidencia directa.

Nuevas perspectivas sobre la conciencia

Investigadores como el neurocientífico Mike Wiest y el físico Jack Tuszynski, junto con teóricos como Roger Penrose y Stuart Hameroff, han llevado a cabo experimentos que sugieren que la conciencia humana podría derivar de procesos cuánticos en los microtúbulos del cerebro, potencialmente entrelazándonos con el universo. Estas investigaciones se basan en décadas de estudios sobre biología cuántica realizados en instituciones como Wellesley College y la Universidad Central de Florida.

Durante siglos, la conciencia fue considerada un subproducto de la biología newtoniana; una danza mecánica de neuronas disparándose aisladamente. Sin embargo, un creciente cuerpo de evidencia ahora sugiere que esta podría surgir a partir de vibraciones cuánticas dentro de nuestras células, desafiando las fronteras tradicionales entre física, biología y espiritualidad.

Estudios sobre microtúbulos: Un desafío al status quo

Un nuevo enfoque en este debate provino de experimentos realizados con ratas en Wellesley College, donde se estabilizaron microtúbulos —las estructuras cilíndricas dentro de las neuronas— mediante fármacos. Al ser expuestas al isoflurano, las ratas tratadas permanecieron conscientes 69 segundos más que los controles no tratados. Este retraso se alinea con la teoría Orch OR propuesta por Penrose y Hameroff en los años noventa.

Este modelo postula que la conciencia surge cuando los sistemas cuánticos en los microtúbulos experimentan colapsos de funciones de onda, generando momentos subjetivos. El estudio demostró que los microtúbulos "no son meros espectadores", según comentó Wiest. Al estabilizar estos tubos proteicos, los investigadores retrasaron la pérdida del reflejo derecho, un indicativo del remanente consciente.

Coherencia cuántica incluso a temperaturas cálidas

A pesar del escepticismo inicial sobre la plausibilidad de una conciencia cuántica debido a que esta generalmente requiere temperaturas cercanas al cero absoluto, estudios recientes indican que la vida prospera a temperatura ambiente, sugiriendo que la biología aprovecha peculiaridades cuánticas para mantener su vitalidad.

En 2024, investigadores de la Universidad Central de Florida observaron reemisiones cuánticas en microtúbulos que duraban cientos de milisegundos —un tiempo comparable al tiempo de respuesta humano—. Por otro lado, un estudio realizado en 2022 mostró que regiones profundas del cerebro operan a 40 °C (104 °F), manteniendo funciones cognitivas. Esto es similar al proceso fotosintético donde las plantas logran una eficiencia del 95% superponiendo simultáneamente rutas energéticas luminosas.

La conexión entre conciencia y universo

El entrelazamiento cuántico —la conexión “espeluznante” entre partículas distantes— sugiere que la conciencia podría trascender cerebros individuales. Las ecuaciones de Penrose implican que el entrelazamiento podría extenderse a distancias interestelares, integrando así la mente como un fenómeno a nivel cósmico. Esto resuena con las enseñanzas espirituales centenarias sobre nuestra interconexión.

"Las excitaciones producidas por luz en microtúbulos podrían sostener estados cuánticos más tiempo que el clorofilo", afirmó Tuszynski, ampliando así las expectativas sobre esta persistencia cuántica. Tal coherencia podría significar que cada experiencia consciente está vinculada a un campo energético universal.

Dudas persisten mientras aumenta el acopio de datos

Aunque muchos defensores ven un cambio paradigmático inminente, otros mantienen una postura cautelosa. La neuroimagen ha mapeado aspectos conscientes sin invocar mecánicas cuánticas, dejando espacio para explicaciones clásicas. "Los efectos cuánticos siguen siendo sutiles y se superponen con lo biológico", observó un físico crítico. Se requiere evidencia repetible y predicciones claras para avanzar hacia pruebas concretas.

No obstante, ingenieros están cerrando estas brechas: escáneres terahertz buscan detectar vibraciones en microtúbulos durante anestesia o sueño. Pruebas preliminares muestran señales electromagnéticas desapareciendo bajo anestésicos y recuperándose al despertar; esto podría constituir una “firma” consciente. Si se valida esta tecnología,podría revolucionar anestésicos, terapias neurológicas e incluso redes cuánticas imitando la eficiencia cerebral.

Una nueva era para comprender el lugar de la mente en el cosmos

Aún queda por determinar si la conciencia es un fenómeno cuántico universal o un ingenioso programa celular. Sin embargo, las crecientes evidencias —desde estudios con ratas hasta el potencial del entrelazamiento en mielina— están transformando el diálogo desde “si” hacia “cómo”.

Como observó Wiest,esta investigación ofrece más que curiosidad científica; desafía nuestra visión sobre nosotros mismos. Si estamos interconectados a un nivel fundamental, entonces la soledad inherente a un universo newtoniano se disuelve —dando paso a una realidad donde ciencia y espiritualidad convergen hacia una verdad compartida: somos parte integral de un tapiz infinitamente mayor que nosotros mismos.

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