La Exaltación de la Cruz: Un Símbolo con Historia
El 14 de septiembre, los cristianos celebran la festividad conocida como la “Exaltación de la Cruz”. Esta conmemoración rememora el hallazgo, en Jerusalén, por parte de Santa Elena en el año 326 d.C., de las reliquias del madero en el que murió Jesucristo, alrededor del año 33 d.C.
Hoy en día, es habitual considerar que la cruz es un símbolo indiscutible del cristianismo, al igual que la medialuna lo es del islam y la estrella de David para el pueblo judío. Sin embargo, esta identificación no fue siempre así. En sus orígenes, la cruz representaba un medio de ejecución brutal utilizado por asirios y persas contra los condenados. Posteriormente, este método se propagó a través de Alejandro Magno y fue adoptado por fenicios y cartagineses a lo largo del Mediterráneo.
La Cruz en Roma: Un Instrumento de Castigo
El Imperio Romano incorporó la crucifixión como una forma de castigar delitos cometidos por esclavos, extranjeros, libertos y rebeldes. Este tipo de muerte era considerada como la más humillante y vergonzosa. El filósofo Séneca se refería a ella como “supplicium servile”. Tanto hombres como mujeres eran sometidos a este castigo; sin embargo, los ciudadanos romanos estaban exentos de ser crucificados. Por esta razón, San Pablo evitó esta suerte y fue decapitado, mientras que San Pedro y San Andrés fueron crucificados.
Las ejecuciones eran llevadas a cabo por cuadrillas compuestas por cuatro soldados y un centurión. Dado que los condenados eran despojados de su ropa antes de ser colgados en la cruz, los verdugos se apropiaban de las pocas pertenencias que llevaban (expoliatio). Además, sobre la cabeza del reo se colocaba un cartel (titulus crucis) que indicaba su identidad y el motivo de su condena. Este cartel era blanqueado con yeso o albayalde y escrito con caracteres rojos o negros.
Los Métodos de Ejecución
Tertuliano menciona que durante el siglo I era común clavar o colgar a los reos en árboles (arbor infelix). Los condenados podían ser atados o clavados a una madera donde eran abandonados hasta morir por agotamiento físico o ataques de aves. Justo Lipsio describió estas prácticas como “crux simplex ad affixionem”, refiriéndose a métodos simples y económicos para llevar a cabo las ejecuciones.
A medida que avanzaba el tiempo, los romanos comenzaron a añadir travesaños horizontales a las cruces, formando una T (crux commissa) o la cruz que hoy identificamos con el cristianismo (crux immissa). También existieron cruces en forma de X o Y. En el siglo I d.C., las cruces con forma de letra T eran comunes; consistían en un poste vertical (stipes o palus) con un travesaño (patibulum) asegurado por una clavija en su parte superior. Es probable que este haya sido el formato utilizado para crucificar a Cristo.
La Crucifixión: Un Proceso Brutal
La crucifixión era un proceso lento y espantoso. Generalmente no se flagelaba al condenado previamente, ya que se consideraba suficiente castigo el hecho mismo de ser crucificado. Se obligaba al reo a cargar el travesaño desde su lugar de detención hasta el sitio donde sería ejecutado, generalmente ubicado fuera de la ciudad y cerca de caminos transitados para maximizar la exposición pública del castigo.
En Jerusalén, este lugar estaba situado cerca del Golgotha o Cráneo. Durante el trayecto hacia el lugar de ejecución, alguien portaba el “títulus crucis”, un cartel que anunciaba públicamente la sentencia del condenado.
Crucifixiones Masivas y su Abolición
La historia documenta numerosas crucifixiones masivas durante eventos como la Tercera Guerra Servil (73-71 a.C.), cuando esclavos liderados por Espartaco se rebelaron contra Roma. Tras ser derrotados, más de seis mil sobrevivientes fueron crucificados a lo largo de la Vía Apia entre Capua y Roma.
Flavio Josefo relata que tras la sublevación judía del año 70 d.C., cuando fue destruido el Templo de Jerusalén, los romanos llevaron a cabo una gran cantidad de crucifixiones entre los prisioneros capturados.
Cambio en la Simbología Cristiana
A pesar del contexto histórico negativo asociado con la cruz, los primeros cristianos nunca negaron que Jesucristo había muerto en este instrumento ignominioso. Sin embargo, resulta comprensible que no quisieran adoptar un símbolo tan vergonzoso para representar su nueva fe.
A través del tiempo, los cristianos comenzaron a utilizar otros símbolos para identificarse durante épocas difíciles:
- El pez (Ichthys): Representa a Jesús Cristo como Hijo de Dios Salvador.
- El ancla: Simboliza esperanza firme en Cristo.
- El crismón: Monograma formado por las letras griegas Chi (X) y Rho (P).
- El pan: Representa La Eucaristía.
- El Buen Pastor: Simboliza protección divina hacia sus seguidores.
- La paloma: Representa al Espíritu Santo.
- Alfa y Omega: Significan Cristo como principio y fin.
A medida que pasaron los años, ¿cómo logró entonces la cruz convertirse en un símbolo predominante dentro del cristianismo?