En un acto que ha suscitado una fuerte indignación, el gobernador de Georgia, Brian Kemp, ha promulgado una ley que otorga un amplio escudo de responsabilidad a los fabricantes de pesticidas, lo que les concede inmunidad ante demandas cuando sus productos tóxicos causan enfermedades o muertes. Esta medida, que se asemeja a una legislación similar recientemente aprobada en Dakota del Norte, representa un claro beneficio para Bayer, la gigante agroquímica detrás del herbicida Roundup, y otras corporaciones que saturan el suministro alimentario con glifosato, un químico vinculado al linfoma no Hodgkin. Mientras las víctimas de la exposición a pesticidas ven mermados sus derechos para buscar justicia, los cabilderos corporativos trabajan tras bambalinas para replicar esta inmunidad legal en todo el país.
La cuestión no se limita únicamente a la agricultura; es fundamental preguntarse si los gobiernos estatales seguirán priorizando las ganancias corporativas sobre la vida humana.
Puntos clave de la nueva legislación
- La nueva ley de Georgia impide demandas contra los fabricantes de pesticidas si sus productos cumplen con el etiquetado federal, incluso si dichas etiquetas minimizan los riesgos de cáncer.
- Bayer enfrenta más de 67,000 demandas pendientes relacionadas con Roundup y ha invertido millones en cabildeo para lograr la aprobación de escudos de responsabilidad en varios estados.
- El glifosato, ingrediente principal de Roundup, está clasificado como "probablemente carcinogénico" por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero sigue siendo ampliamente utilizado en la producción alimentaria.
- Las donaciones de comités de acción política (PAC) del sector pesticida a legisladores estatales han aumentado significativamente, quintuplicándose en los últimos años.
- Legislaciones similares están siendo impulsadas en múltiples estados, amenazando con despojar a los ciudadanos de su recurso legal.
Estrategia corporativa: compra de inmunidad
La estrategia del sector pesticida es evidente: inundar las legislaturas estatales con financiamiento electoral y luego exigir impunidad legal. Desde 2016, los PACs vinculados a Bayer, Corteva y otras empresas agroquímicas han incrementado drásticamente sus donaciones a legisladores estatales—especialmente aquellos que supervisan comités agrícolas y ambientales. En Georgia, la decisión de Kemp se produjo después de intensas presiones por parte de grupos agrícolas, muchos financiados por Bayer.
“Nadie gasta dinero sin motivo”, afirmó Bob Stern, exconsejero general de la Comisión de Prácticas Políticas Justas de California. “Hay una razón muy clara detrás de su contribución; no es caridad”.
El momento no es casual. Bayer ya ha desembolsado miles de millones en acuerdos relacionados con Roundup y, con 67,000 demandas aún pendientes, la empresa está ansiosa por cerrar futuros reclamos. Al convencer a los estados para que aprueben escudos legales, pueden evitar responsabilidades mientras continúan comercializando productos contaminados con glifosato.
El legado mortal del glifosato
A pesar de las afirmaciones sobre su seguridad por parte de Bayer, las evidencias contra el glifosato son contundentes. En 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) lo clasificó como un probable carcinógeno humano. Estudios independientes han vinculado repetidamente este químico al linfoma no Hodgkin; sin embargo, la EPA—bajo una fuerte influencia industrial—continúa minimizando los riesgos asociados.
“La literatura científica sobre el glifosato presenta una mezcla de hallazgos, pero el vínculo con el cáncer es innegable”, declaró Andrew Mertens de la Asociación Iowa por Justicia. “Cuando los estados bloquean demandas legales están diciendo a las víctimas que no importan”.
Bayer propone dejar de vender Roundup basado en glifosato para uso doméstico pero continuar aplicándolo en tierras agrícolas. La hipocresía es asombrosa: si el químico es seguro, ¿por qué retirarlo del mercado? Y si es peligroso, ¿por qué proteger a Bayer contra demandas?
Nuevos frentes en la lucha
Georgia y Dakota del Norte son solo el inicio. Proyectos similares han sido presentados en Iowa, Idaho y al menos otros siete estados bajo pretextos como "uniformidad en el etiquetado". En realidad, están diseñados para impedir que los estados impongan regulaciones más estrictas que las federales—una medida que anularía las protecciones locales contra daños causados por pesticidas.
“Esto no se trata de ayudar a los agricultores; se trata de proteger las ganancias de Bayer”, afirmó Rob Faux del Pesticide Action Network. “Si tienen éxito, los estadounidenses no tendrán forma alguna de responsabilizar a estas empresas”.
Los riesgos son alarmantes. Con el glifosato contaminando alimentos, agua e incluso lluvia, el impulso del sector químico hacia la inmunidad representa un ataque directo a la salud pública. Y mientras políticos como Kemp sigan alineándose con las corporaciones, las víctimas del envenenamiento por pesticidas continuarán perdiendo su oportunidad en los tribunales.
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
67,000 |
Demandas pendientes contra Bayer relacionadas con Roundup. |
5x |
Aumento de las donaciones de PAC de la industria de pesticidas a legisladores estatales en los últimos años. |
Probablemente carcinogénico |
Clasificación del glyphosate por la OMS. |
Miles de millones |
Cantidad pagada por Bayer en acuerdos relacionados con Roundup. |