Un juez federal ha detenido los esfuerzos de la administración de Donald Trump para prohibir que inmigrantes indocumentados accedan a programas de asistencia financiados por los contribuyentes. La jueza del Distrito de Rhode Island, Mary McElroy, designada por Trump, emitió una orden que impide a varias agencias federales negar beneficios de bienestar social a estos individuos bajo una reinterpretación de una ley de 1996.
La decisión se produjo tras una demanda presentada por veinte fiscales generales estatales, quienes argumentaron que el cambio abrupto en la política del gobierno violaba la legislación procesal y décadas de precedentes que permitían el acceso de inmigrantes indocumentados a programas como Head Start. McElroy calificó la reversión como arbitraria, señalando la falta de justificación y la violación de la Ley de Procedimiento Administrativo.
Controversia sobre el acceso a beneficios sociales
La controversia se origina en la reinterpretación realizada por la administración Trump en julio del Acta de Responsabilidad Personal y Oportunidad Laboral (PRWORA), que prohíbe explícitamente que inmigrantes ilegales reciban «beneficios públicos federales». Sin embargo, una reinterpretación anterior de 1998 permitió a los migrantes indocumentados inscribirse en ciertos programas federales sin necesidad de demostrar su estatus legal.
A lo largo de casi 30 años, las agencias habían aplicado una definición más restringida de beneficios, permitiendo así que personas indocumentadas accedieran a programas asistenciales sin verificar su estatus migratorio. El secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., revocó esta interpretación en julio, argumentando que tales beneficios incentivaban la inmigración ilegal y drenaban recursos destinados a ciudadanos estadounidenses y residentes legales.
Reacciones ante el fallo judicial
McElroy encontró insuficientes las justificaciones presentadas por el gobierno, afirmando que no proporcionaron un «aviso adecuado» a los estados y ofrecieron respuestas incompletas a preguntas serias. La magistrada expresó escepticismo acerca del argumento gubernamental, sugiriendo que todas las administraciones anteriores habían interpretado incorrectamente la ley durante tres décadas.
La fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, quien formó parte del grupo demandante, celebró el fallo como una victoria para las familias vulnerables, asegurando que protege «la educación infantil, atención médica crítica y la red de seguridad que sostiene a las familias». Por su parte, un portavoz del HHS indicó que el departamento no está conforme con la decisión y está evaluando sus próximos pasos.
Este caso refleja un enfrentamiento ideológico más amplio sobre políticas migratorias. Mientras los progresistas consideran el acceso al bienestar como un imperativo humanitario, los conservadores sostienen que recompensa la entrada ilegal y agota los recursos públicos.
A medida que avanza el proceso judicial, este fallo mantiene temporalmente el statu quo. Queda por resolver si la estrategia más estricta adoptada por la administración Trump prevalecerá o si los tribunales apoyarán las interpretaciones tradicionales defendidas por los estados.