En un notable aumento de las tensiones diplomáticas, la administración de Donald Trump ha decidido revocar las visas de los jueces del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, incluyendo al magistrado Alexandre de Moraes y a sus aliados. Esta medida se enmarca dentro de una acusación de que estos funcionarios han llevado a cabo una «cacería política» contra el expresidente Jair Bolsonaro.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, hizo pública esta decisión, señalando que Moraes y sus colaboradores han violado los derechos a la libertad de expresión, extendiendo la censura más allá de Brasil para afectar a ciudadanos estadounidenses. Entre los sancionados también se encuentran altos fiscales brasileños y oficiales de la policía federal.
Tensiones crecientes entre Estados Unidos y Brasil
La acción se produce tras la imposición de medidas draconianas contra Bolsonaro, quien fue puesto bajo arresto domiciliario, equipado con un dispositivo de monitoreo electrónico y prohibido de utilizar redes sociales. Moraes justificó estas restricciones alegando que el exlíder podría intentar huir del país.
Trump calificó este proceso judicial como una «vergüenza internacional» y amenazó con imponer aranceles del 50 por ciento sobre las importaciones brasileñas si no se cesaban las acciones legales en su contra. Bolsonaro, por su parte, ha denunciado su persecución como una «humillación suprema», insistiendo en que las acusaciones en su contra son infundadas.
Implicaciones políticas y económicas
Este conflicto refleja divisiones profundas sobre la independencia judicial y la legitimidad electoral a nivel global. Mientras Bolsonaro sostiene que su derrota electoral fue producto de un fraude, Rubio ha acusado a Moraes de reprimir la libertad de expresión no solo en Brasil sino también en el extranjero.
Las revocaciones de visas evocan intervenciones propias de la Guerra Fría, lo que ha suscitado críticas por poner en riesgo la soberanía brasileña. Sin embargo, algunos apoyan esta postura como una resistencia al abuso judicial. Las amenazas tarifarias del presidente Trump complican aún más la situación, entrelazando políticas comerciales con los problemas legales que enfrenta Bolsonaro.
A medida que Brasil navega por estas aguas turbulentas, el rift entre Washington y Brasilia pone de manifiesto una tendencia más amplia: los líderes que desafían los resultados electorales enfrentan crecientes repercusiones legales y políticas en todo el mundo.