En la capital de Serbia, Belgrado, miles de ciudadanos se reunieron el pasado sábado para manifestar su descontento y exigir la disolución del Parlamento. Los manifestantes también demandan que se anticipen las elecciones presidenciales y parlamentarias, programadas para el año 2027.
Las autoridades serbias han calificado estas protestas como un intento de llevar a cabo una "revolución de colores", sugiriendo que existe una influencia externa detrás de estos movimientos. Este tipo de afirmaciones ha sido recurrente por parte del Gobierno, liderado por Aleksandar Vucic.
Incidentes durante las manifestaciones
Los enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas policiales se intensificaron en la plaza Slavija, un punto neurálgico de las protestas. En este contexto, los participantes lanzaron botellas, petardos y antorchas hacia los agentes del orden público.
Previo a estos eventos, los grupos estudiantiles habían emitido un ultimátum al Gobierno, exigiendo la disolución del Parlamento. Ante la falta de respuesta, amenazaron con iniciar acciones de "desobediencia civil".
Llamados a la paz y orden público
La Fiscalía Superior de Belgrado hizo un llamado a los ciudadanos para que se abstengan de cualquier forma de violencia y respeten las normas de orden público. Esta exhortación busca mitigar la tensión en un ambiente ya cargado de emociones.
A pesar del clima agitado, Vucic afirmó que el Estado será defendido y que aquellos que actúen como "matones" serán llevados ante la justicia. Estas declaraciones surgen en un contexto donde las protestas han resurgido tras meses de disturbios intermitentes provocados por incidentes previos, como el colapso mortal de una marquesina en una estación de tren en Novi Sad en noviembre de 2024.
La situación continúa evolucionando mientras los ciudadanos expresan su descontento y buscan cambios significativos en su sistema político.