Una red de cocinas comunitarias en Sudán, considerada una vital fuente de sustento para millones de personas atrapadas en medio de la guerra civil, se encuentra al borde del colapso, según un informe reciente. La advertencia proviene de la organización humanitaria Islamic Relief, tras la confirmación de un monitor global de hambre respaldado por la ONU, que indica que las condiciones de hambruna se están expandiendo en las zonas de conflicto.
Estas cocinas, gestionadas localmente, han operado en áreas de difícil acceso para los grupos humanitarios internacionales. Sin embargo, enfrentan el riesgo de cierre debido a la negligencia, escasez de recursos y el agotamiento de los voluntarios. La población sudanesa ha sufrido durante más de dos años a causa del conflicto entre el ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
La crisis humanitaria en Sudán
La situación ha generado lo que la ONU ha calificado como la mayor crisis humanitaria del mundo, con estimaciones que indican que más de 24 millones de personas enfrentan agudas carencias alimentarias. Un voluntario citado por el informe de Islamic Relief indicó que “la mayoría de las cocinas cerrarán si no hay cambios en seis meses, quedando tal vez una o dos en cada área”.
Estas iniciativas locales suelen operar junto a redes sociales conocidas como Salas de Respuesta a Emergencias, que han llenado los vacíos dejados por los servicios gubernamentales colapsados y la limitada ayuda internacional. Personas desde maestros hasta ingenieros y jóvenes colaboran en estas labores.
Desafíos operativos y financiamiento
La fragilidad financiera es el principal desafío al que se enfrentan estas cocinas. Actualmente, su financiamiento proviene principalmente de la diáspora sudanesa, después de que se recortara la ayuda por parte de USAID a principios de este año. “Fue como si alguien cortara una cuerda a la que nos aferrábamos”, expresó un voluntario.
Antes del mes de marzo, había un flujo regular que permitía planificar las comidas diarias. Sin embargo, ahora hay días en los que los voluntarios se acuestan sin saber si podrán cocinar al día siguiente. “La incertidumbre es peor que no tener nada”, añadió otro colaborador.
Causas del desabastecimiento
Los desafíos operativos son severos e incluyen la falta de agua potable y leña. Las agencias humanitarias informan que ambas partes del conflicto obstruyen las entregas mediante retrasos burocráticos y negativas. Además, las interrupciones del mercado debido a bloqueos, inseguridad y saqueos complican aún más la situación.
Las ciudades asediadas como el-Fasher en Darfur occidental y Kadugli en el estado Kordofán del Sur son las más afectadas, ya que están mayormente aisladas tanto del suministro comercial como de la asistencia humanitaria. El último informe del monitor global sobre seguridad alimentaria confirmó condiciones de hambruna en estas ciudades y proyectó un riesgo similar en 20 áreas adicionales.
Impacto emocional y futuro incierto
A medida que el conflicto continúa determinando quién tiene acceso a alimentos, algunos informes sugieren mejoras en áreas donde la violencia ha disminuido. Sin embargo, incluso en Omdurman, donde hay un mayor control militar y suministros comerciales disponibles, la necesidad supera frecuentemente los recursos disponibles.
Un voluntario compartió su experiencia: “No tenemos un sistema formal. Alimentamos a todos, pero una vez tuvimos que decirle a una madre que no teníamos nada para sus hijos”. Este tipo de situaciones genera un profundo impacto emocional entre quienes participan en estas iniciativas.
Pese a los reconocimientos, persiste el agotamiento
A pesar de haber sido nominadas para un Premio Nobel este año por su modelo innovador ante crisis humanitarias, las Salas de Respuesta a Emergencias enfrentan desafíos crecientes. Los voluntarios trabajan bajo constante riesgo y agotamiento mientras deben colaborar con quienes controlan sus áreas.
"Mi mayor temor es que dentro de seis meses la comunidad esté completamente agotada", manifestó un voluntario desde Jartum. "Todos estamos empobreciéndonos y enfadándonos". En medio del caos y la desesperación, estas cocinas comunitarias siguen siendo un faro esencial para muchos sudaneses necesitados.
La noticia en cifras
| Cifra |
Descripción |
| 24 millones |
Número de personas que enfrentan escasez aguda de alimentos. |
| 6 meses |
Tiempo estimado para el cierre de la mayoría de las cocinas si no hay cambios. |
| 2 |
Número de ciudades (el-Fasher y Kadugli) donde se han confirmado condiciones de hambruna. |
| 20 |
Número adicional de áreas con riesgo de hambruna en Darfur y Kordofan. |