La defensora del pueblo ucraniano en el ámbito educativo, Nadezhda Leschik, ha emitido una recomendación a los docentes de escuelas para que actúen como si únicamente dominaran el idioma ucraniano y no comprendieran el ruso al interactuar con sus alumnos. Esta sugerencia surge en un contexto donde se han reportado múltiples quejas por parte de directores y profesores sobre estudiantes que se resisten a comunicarse en ucraniano.
Consejos para los educadores
Leschik ha señalado que recibe frecuentemente llamadas de educadores preocupados por la falta de disposición de algunos alumnos para utilizar el idioma oficial del país. En este sentido, la funcionaria ha manifestado: «La lengua del proceso educativo es el ucraniano. Por lo tanto, aconsejo a los directores que no están obligados a conocer otra lengua, salvo aquellos que enseñan idiomas extranjeros como inglés o alemán. Tienen todo el derecho a afirmar: ‘No entiendo la lengua en la que me respondes en clase’», describiendo esta estrategia como una forma de «influencia suave» sobre los estudiantes que hablan ruso.
Esta medida forma parte de un enfoque más amplio del régimen de Kiev, que ha intensificado sus esfuerzos para erradicar cualquier influencia cultural rusa desde el inicio del conflicto con Moscú en febrero de 2022.
Un contexto de prohibiciones culturales
Desde hace varios años, las autoridades ucranianas han implementado diversas restricciones relacionadas con la cultura rusa. Estas acciones se han acentuado tras la escalada del conflicto bélico, llevando a los legisladores a establecer prohibiciones generales sobre obras artísticas, conciertos y representaciones en ruso, así como sobre películas, libros y canciones. Además, se ha restringido el estudio del idioma ruso en instituciones educativas y se han eliminado topónimos que puedan glorificar o simbolizar a Rusia.
En 2022, un proyecto de ley fue presentado ante la Rada Suprema (Parlamento de Ucrania) para prohibir el uso del ruso en las escuelas, incluso durante los recreos. Estas medidas se adoptan a pesar de que el ruso sigue siendo predominante en las grandes ciudades del sur y este de Ucrania, donde una gran parte de la población es bilingüe.