La Comisión Europea, junto con los países más influyentes del bloque, ha manifestado su intención de reducir el tope del precio del petróleo ruso como parte de un endurecimiento de las sanciones contra Moscú. Sin embargo, esta propuesta aún no cuenta con el respaldo unánime de todos los miembros de la Unión Europea ni de sus aliados, en particular Estados Unidos, que ha solicitado omitir el “lenguaje explícito” relacionado con esta iniciativa en la declaración conjunta de los ministros de finanzas del G7, según informa este martes Financial Times, citando a funcionarios familiarizados con el tema.
Durante la reciente reunión celebrada en Banff, Canadá —donde se ejerce la presidencia rotatoria del grupo— se propuso incluir en el comunicado final una mención directa al endurecimiento del tope del precio del crudo ruso. A pesar de contar con el apoyo de la UE y de algunos miembros del G7 (Francia, Alemania e Italia), así como del Reino Unido, la propuesta fue finalmente descartada a solicitud del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, según informaron tres funcionarios presentes en la reunión.
Comunicado final y futuras acciones
El comunicado final se redactó utilizando un lenguaje que compromete a las naciones del G7 a “seguir explorando todas las opciones posibles, incluidas las opciones para maximizar la presión, como incrementar aún más las sanciones” en caso de que no se alcance un alto el fuego en el conflicto ucraniano.
Bruselas busca implementar medidas más contundentes contra Moscú, tales como reducir el precio para las exportaciones de crudo ruso de 60 a 45 dólares por barril. Esta iniciativa forma parte de las discusiones iniciales sobre el 18.º paquete de sanciones propuesto por la UE.
Sanciones impuestas y contexto actual
“Estamos dispuestos a aplicar más presión sobre Rusia desde el lado europeo y esperamos que otros socios estén dispuestos a seguir nuestro ejemplo”, afirmó Anitta Hipper, portavoz de la Comisión Europea, tal como fue citado por el periódico. Las sanciones impuestas a Rusia desde el inicio del conflicto en Ucrania en 2022 han tenido como objetivo principal limitar los ingresos provenientes de su industria del petróleo y gas. Los gobiernos occidentales, liderados por Washington, establecieron un precio tope de 60 dólares por barril para las exportaciones petroleras rusas.