Revelaciones sobre la prostitución en Japón tras la Segunda Guerra Mundial
Un reciente informe de las autoridades de la prefectura de Niigata, Japón, ha sacado a la luz que los burdeles institucionales establecidos entre 1945 y 1946 fueron principalmente el resultado de engaños dirigidos a mujeres vulnerables, según lo reporta Kyodo News.
De acuerdo con el documento, estas instalaciones fueron clasificadas por las autoridades japonesas como «estaciones de confort», diseñadas para atender a las tropas ocupantes. Su funcionamiento se basaba en la explotación de las difíciles condiciones que enfrentaban muchas mujeres locales tras la rendición del Japón militarista al final de la Segunda Guerra Mundial.
Promesas engañosas y condiciones precarias
El autor Hideaki Shibata, en su obra ‘Violencia sexual en la era de la ocupación’, explica que los agentes encargados de reclutar a estas mujeres ofrecían promesas de ropa adecuada, alimentación y alojamiento en diversas regiones, incluyendo Niigata. Sin embargo, el trabajo en estos burdeles resultaba prácticamente obligatorio para aquellas que no contaban con otras opciones para subsistir.
Un informe presentado por el gobernador de Niigata al Gobierno japonés detalla incluso las tarifas aplicadas por los servicios sexuales a los militares estadounidenses, que oscilaban entre 20 y 200 yenes. Las mujeres eran atraídas a través de anuncios en periódicos que prometían condiciones favorables durante un periodo marcado por la crisis posguerra.
La institucionalización del entretenimiento sexual
El medio también señala que los funcionarios probablemente pensaron que podrían «apaciguar a las fuerzas de ocupación» mediante el entretenimiento sexual, legitimando así estas actividades. A pesar de que estas «estaciones de confort» fueron establecidas por el Gobierno japonés con el fin de mantener un control sanitario y moral, el mismo informe del gobernador indica que las tropas causaban diversos problemas debido a su comportamiento «rebelde y arrogante» hacia las trabajadoras sexuales.
A medida que se revelan más detalles sobre esta oscura parte de la historia japonesa, queda claro que las consecuencias del conflicto bélico se extendieron mucho más allá del campo de batalla, afectando profundamente a la sociedad civil y especialmente a sus mujeres.