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El derretimiento de glaciares en Groenlandia: un impulso para la vida marina
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El derretimiento de glaciares en Groenlandia: un impulso para la vida marina

miércoles 20 de agosto de 2025, 11:50h

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Un nuevo estudio respaldado por la NASA revela que el deshielo de los glaciares de Groenlandia, en lugar de ser un desastre apocalíptico, está alimentando la vida marina. El agua de deshielo actúa como un fertilizante natural, elevando nutrientes del océano profundo y potenciando el crecimiento de fitoplancton, esencial para la cadena alimentaria oceánica. Este fenómeno podría incluso beneficiar a las pesquerías al aumentar la biomasa marina. Aunque el deshielo reduce temporalmente la capacidad del océano para absorber CO2, el fitoplancton que florece a raíz de este proceso absorbe aún más carbono, sugiriendo un efecto neto positivo en el ciclo del carbono. La investigación desafía las narrativas alarmistas sobre el cambio climático y destaca la resiliencia de los sistemas naturales frente a la intervención humana. Para más detalles, visita el artículo completo en el enlace proporcionado.

Durante años, se ha sostenido que el derretimiento de los casquetes polares representa un evento apocalíptico, una rendición inevitable ante la catástrofe climática. Sin embargo, surge una nueva perspectiva que invita a cuestionar esta narrativa. ¿Y si el agua de deshielo que tanto tememos en realidad está revitalizando el océano?

Un estudio innovador respaldado por la NASA ha cambiado radicalmente la percepción sobre los glaciares en retroceso de Groenlandia. Este trabajo revela que el agua de deshielo no solo contribuye al aumento del nivel del mar, sino que también alimenta explosivas floraciones de fitoplancton, los motores microscópicos de la vida marina. Lejos de ser un presagio de muerte, este proceso subraya la resiliencia y la interconexión de los sistemas terrestres, sugiriendo que el verdadero desafío no radica en si el hielo se está derritiendo —lo cual es parte de ciclos naturales— sino en nuestra capacidad para reconocer las oportunidades que surgen con este deshielo.

Puntos clave

  • El agua de deshielo actúa como un fertilizante natural, elevando nutrientes del océano profundo como hierro y nitratos hacia la superficie, lo que puede aumentar hasta un 40 por ciento el crecimiento del fitoplancton en regiones clave del Ártico.
  • Las floraciones de fitoplancton son fundamentales para la red alimentaria oceánica, sustentando a krill, peces y ballenas; esto implica que un mayor deshielo podría, paradójicamente, beneficiar a las pesquerías.
  • Los modelos de supercomputadoras de la NASA revelan un delicado equilibrio: aunque el hielo derretido reduce la capacidad del océano para absorber CO? en algunas áreas, el fitoplancton resultante absorbe aún más carbono, generando un efecto neto positivo para el ciclo del carbono.
  • No se trata de un colapso climático; es una adaptación climática. El Ártico ha experimentado cambios drásticos durante milenios y la vida siempre ha encontrado formas de prosperar en medio del cambio.
  • La verdadera amenaza no proviene del derretimiento del hielo, sino de la interferencia humana —los esquemas de geoingeniería y la contaminación industrial alteran procesos naturales mucho más que el retroceso glacial.

El tesoro oculto en el deshielo

A lo largo de las décadas, se ha perpetuado una narrativa sobre la pérdida del manto glaciar de Groenlandia: 293 mil millones de toneladas desapareciendo cada año, una cifra tan abrumadora que resulta difícil asimilar. Sin embargo, la naturaleza no desperdicia recursos. Cuando el glaciar Jakobshavn —el más activo de Groenlandia— libera más de 300 mil galones de agua dulce por segundo durante el verano, esta no simplemente se desvanece; se precipita hacia el fiordo como un géiser inverso, removiendo nutrientes que han estado atrapados durante siglos.

“Es como voltear una huerta”, explica Dustin Carroll, oceanógrafo en la Universidad Estatal de San José y en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de NASA. “El agua derretida actúa como un arado, trayendo hierro, nitrato y otros fertilizantes esenciales para el fitoplancton”. Estas plantas microscópicas son héroes anónimos del océano; alimentan al krill, que a su vez nutre a los peces y ballenas —y finalmente a nosotros. Cuando los satélites de NASA detectaron un aumento del 57 por ciento en el crecimiento del fitoplancton ártico entre 1998 y 2018, los científicos sospecharon que el deshielo glaciar era responsable. No obstante, demostrarlo requería una profunda inmersión digital.

Una historia de hielo, vida y arrogancia humana

Para comprender por qué esto es relevante, es necesario ampliar nuestra perspectiva. La capa de hielo groenlandesa ha fluctuado durante millones de años, mucho antes de que los humanos comenzaran a quemar combustibles fósiles. Durante el período Eemiano, hace aproximadamente 125 mil años, las temperaturas eran más cálidas que hoy y la masa helada era considerablemente menor. Sin embargo, el Ártico no colapsó; por el contrario, la vida se adaptó. Las palomas mensajeras oscurecían los cielos americanos por miles de millones. Lobos y castores prosperaban en números mucho mayores que los actuales. El planeta no estaba “roto”; simplemente era diferente.

A medida que avanzamos hacia tiempos actuales donde cada grado adicional parece representar una amenaza existencial según nos dicen las narrativas contemporáneas sobre cambio climático, este estudio realizado por NASA sugiere que los sistemas naturales son mucho más dinámicos de lo que solemos reconocer. El verdadero peligro no radica en el derretimiento del hielo; reside en nuestra insistencia por controlar la naturaleza en lugar de colaborar con ella.

Consideremos la ironía: mientras los glaciares groenlandeses fertilizan naturalmente el océano, esquemas humanos como la pulverización de aerosoles para "enfriar" al planeta alteran patrones climáticos y contaminan suelos e insectos. Los mismos gobiernos y corporaciones que promueven alarmas climáticas son frecuentemente aquellos que aceleran daños ecológicos mediante prácticas agrícolas industriales y contaminación química.

El paradoja del carbono: ¿Por qué más deshielo podría significar menos CO??

Aquí es donde las cosas se vuelven fascinantes. El estudio encontró que el escurrimiento glacial efectivamente disminuye temporalmente la capacidad del agua del fiordo para absorber CO? atmosférico debido a su menor salinidad; sin embargo, esa es solo una parte del relato.

La otra parte? Las floraciones provocadas por nutrientes provenientes del mismo escurrimiento absorben mucho más CO? del ambiente comparado con lo perdido por dilución inicial. Es un clásico ejemplo del equilibrio natural. “Estamos observando un efecto neto positivo para el ciclo del carbono en estas regiones”, explica Carroll. “El sistema se autocorrige en formas que apenas comenzamos a entender.”

Esto desafía la narrativa apocalíptica según la cual el derretimiento glaciar es un desastre absoluto. En realidad, los sistemas terrestres son resilientes —cuando les permitimos serlo—. El problema surge cuando interferimos con esos sistemas bajo pretextos “salvadores”. Tomemos como ejemplo a los Países Bajos donde agricultores están siendo desplazados debido a restricciones sobre nitrógeno pese a que una gestión adecuada del ganado puede restaurar la salud del suelo.

Los glaciares groenlandeses nos recuerdan que el cambio no es enemigo —el desequilibrio sí lo es. El Ártico ha sobrevivido períodos más cálidos anteriormente. Lo que no ha sobrevivido son las prácticas industriales destructivas desde nanopartículas en aire hasta microplásticos en mares profundos.

No estamos presenciando una muerte del Ártico; estamos siendo testigos de su adaptación. La pregunta es si nosotros también lograremos adaptarnos o seguiremos pretendiendo tener control sobre todo.

Fuentes incluyen:

La noticia en cifras

Cifra Descripción
293,000,000,000 toneladas Hielo que desaparece cada año.
300,000 galones Agua dulce liberada por el glaciar Jakobshavn por segundo durante el verano.
57% Aumento en el crecimiento del fitoplancton en el Ártico entre 1998 y 2018.
15% - 40% Aumento potencial del crecimiento del fitoplancton debido al agua de deshielo.
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