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Juan Miguel Guerrero a la izquierda, Patricia García y Naim Guerrero
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Juan Miguel Guerrero a la izquierda, Patricia García y Naim Guerrero

Solamente somos emigrantes en busca de un futuro mejor

Por Jose Mateos Mariscal
sábado 13 de febrero de 2021, 14:19h

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En estos días me he puesto a pensar sobre la situación precaria que atraviesan muchas personas de la comunidad migrante en Alemania en estos tiempos; me he puesto a analizar cuáles son las causas de tanto infortunio y he encontrado un sinnúmero de factores que contribuyen directa o indirectamente a la situación, en algunas ocasiones nosotros mismos nos ponemos en una situación problemática. Es la historia perfecta para los medios y la prueba más concluyente de que, a pesar de todo, los emigrantes tenemos alma.

Hace unos días me escribió Patricia Garcia Mariscal, recién llegada de España a Alemania, preguntándome cómo se dice carta certificada en alemán. La familia Guerrero García se recorrió mas de dos mil seiscientos kilómetros que separan Algeciras (Cádiz), de Colonia (Alemania), para encontrar un futuro mejor.

“El principio es lo peor, los seis primeros meses, y la burocracia”, me cuenta Patricia. “En la vida cotidiana compramos en Lidl, muchas veces nos hablan pero no entendemos el idioma”.

“En el Ayuntamiento para empadronarme me pusieron en conocimiento que llevará un intérprete”, comenta. En Alemania, para trabajar y escolarizar a los niños el papel más importante es el estar empadronado.

“Veníamos con muchas ganas pero te encuentras muchos trámites que no nos explicaron”, como la barrera del idioma.

Juan Miguel Gerrero viene contratado por una empresa de trabajo temporal como profesional de la mecánica de automóviles, oficio que domina perfectamente, pero muchas empresas dejan a la deriva a sus trabajadores.

Lo primero que encuentro es el alejamiento que existe en las mismas comunidades emigrantes, pues existe bastante discriminación de parte de aquellos que una vez fueron indocumentados o que su primera generación fue de indocumentados pero hoy ya están legalizados y consecuentemente ven a los demás migrantes con desprecio y repudio; por esa razón se alejan de los nuevos visitantes y no les dan de sus conocimientos, que ellos como inmigrantes más antiguos obtuvieron y pueden compartir.

El segundo factor que encuentro es la falta de liderazgo en las comunidades migrantes, no existen suficientes organizaciones que abogan por el inmigrante. Las organizaciones que existen son relativamente pequeñas y carecen de fondos para poder asistir las necesidades de las personas; las pocas que hay compiten por mantener abiertas sus puertas y pagar uno o dos salarios, los cuales son salarios muy bajos y por esta razón no pueden encontrar trabajadores con destrezas que se puedan quedar suficientemente tiempo con la organización para hacer el trabajo necesario para hacer avanzar a una comunidad con tantas necesidades.

El tercer factor que veo tiene que ver con los mismos inmigrantes, que por falta de información correcta, su constante búsqueda del sustento diario y el miedo de ser deportados, viven en las sombras y no defienden sus propios derechos, y cuando lo hacen, puede ser que se involucren en demostraciones que al final no traen un resultado positivo y quedan solos en la búsqueda de soluciones.

Cierro diciendo que siempre miro hacia el futuro, y espero que se levante una nueva generación de líderes preparados para enfrentar estas situaciones y que puedan alcanzar las metas y cambios que se necesitan alcanzar, para que exista una comunidad inmigrante más saludable en todo término, ya que inmigrantes siempre existirán hasta el fin de los tiempos, y nosotros llegamos aquí para quedarnos y construir un mejor mañana para nuestras familias.

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