El pragmatismo ante la parsimonia y las incertidumbres comunitarias.
Nuestro marino, apenas servido el café, comenta:
—Me pregunto con frecuencia si, debido a nuestro localismo periférico, nos falta perspectiva o información importante para valorar la realidad que nos circunda. Suponemos que en las instituciones nacionales y comunitarias hay dirigentes con gran preparación, conocimientos profundos de los temas y una visión integral de la que, suponemos, se carece desde nuestro rincón.
Por eso, no se alcanza a entender muchas decisiones que afectan a la geoestrategia, la geopolítica o la realpolitik, tanto en España, como en la UE. Ese desconcierto nos hace dudar y pensar que somos el bobo de lo atribuido a Confucio: «Cuando el sabio señala a la luna, el necio mira el dedo».
Marruecos, nuestro vecino del sur, lleva tiempo haciendo movimientos estratégicos que, como mínimo, tendrían que ser explicados a nivel nacional y comunitario.
La profesora interroga:
—Imagino que hablas de la gestión migratoria, la reivindicación de Ceuta, Melilla y las islas Canarias, los conflictos con las aguas territoriales o la cesión del Sahara Occidental y en cuanto a la UE, los casos de sobornos y corrupción de europarlamentarios.
Contesta el marino:
—Esto no es poco importante y no se debe obviar, pero quisiera poner el foco en otros temas que tampoco son baladíes, porque Marruecos ha puesto en marcha otras estrategias que parece le están dando sus réditos.
Desde 2004, es socio privilegiado y aliado preferente NO miembro de la OTAN, es decir que España no sería defendida en caso de invasión marroquí.
Desde 2006, por el Tratado de Libre Comercio (TLC) tiene con EE. UU. un acuerdo preferencial, lo que lo ha convertido en su socio de referencia en el norte de África y como puerta de entrada al continente para la estabilidad del Magreb y el Sahel, con instalaciones militares y de comunicación estadounidenses en Kenitra, como el Comando de Entrenamiento de la Marina.
Con la UE, desde el 2000, tiene un Acuerdo Euro-mediterráneo de Asociación, para el libre comercio, amén de tratados bilaterales preferentes —habría mucho que preguntarles a esos europarlamentarios corruptos— y todo ello perjudica a España.
Como colofón, las relaciones con China y sus empresas, con importantes acuerdos de inversión y cooperación en distintos proyectos.
En definitiva, mientras en España y la UE bostezan, Marruecos, acelera. Es cierto que parte, como país en desarrollo, con unas cifras mucho más bajas, aunque como muestra, su PIB/cápita en 2025, es un 237 % al del 2000, un dato que evidencia una evolución ascendente, lo que supondría la reducción de su emigración en el futuro, claro que, si la inmigración marroquí fuera estrictamente económica.
La profesora añade:
—Al decir que «Marruecos acelera» imagino que te refieres a su industria automovilística, porque se ha convertido en el primer productor africano de coches, superando a algunos países europeos y les pisa los talones a otros como Italia.
De los 40.000 vehículos producidos en 2010, ha pasado a 530.000 en 2023 y a los 559.000 en 2024, su récord histórico, pero en el primer semestre de 2025 ya ha superado los 350.000.
En esto la clave no es el volumen, sino su reorientación hacia los vehículos eléctricos, con la colaboración de China, con empresas como Gotion High-Tech, BTR o CNGR que están levantando fábricas de cátodos, ánodos y una giga factoría de baterías en Tánger.
Con ello China pretende eludir los aranceles que Bruselas ha impuesto a sus coches eléctricos. Ese acuerdo UE-Marruecos le concede preferencias a lo producido en territorio marroquí, así un coche fabricado con tecnología china en Kenitra o Tánger puede entrar en el mercado europeo sin pagar los aranceles que gravan al mismo vehículo si se ensambla en Shanghái.
El marino comenta:
—La geopolítica aplicada en las cadenas de valor. Mientras China escapa de los aranceles, Marruecos se convierte en su socio estratégico, mientras que la UE anda enredada en comités y en decisiones buenistas alejadas de la realidad político-económica.
Más pistas, Tánger Med cerró 2024 con más de 10 millones de contenedores (TEU) y 142 millones de toneladas de mercancías, superando por segundo año al de Algeciras, exportando directamente a Marsella, Génova o Rotterdam, sin necesidad de atravesar la península ibérica.
Una conectividad global —más de 180 puertos en 70 países— lo convierte en la plataforma logística euroafricana, reduciendo tiempos y costes. Un tráfico que pasaba por España, lo que representa menor actividad, menos transporte por carretera y menos empleos.
Puesto que nos coge muy de cerca, añadamos su evolución en la agricultura intensiva. Se estima que Marruecos cuenta con unas 21.000 ha. de invernaderos en Souss-Massa y un plan «Generation Green 2020‑2030» para Dajla —Sáhara Occidental—, con el que espera aumentar entre 5.000 y 6.000 ha.
La profesora, con tono conciliador, comenta:
—En una escuela de negocios, seguro que esto no se vería como amenaza, sino como una oportunidad, aunque lo que evidencia, de momento, es que se está ante una importante llamada de atención.
España cuenta con más tecnología, más investigación y unos mercados consolidados, pero Marruecos tiene más capacidad de crecimiento, menos limitaciones para la producción y ninguna de las prohibiciones medioambientales que nos imponen y con costos mucho más bajos, lo que le convierten en un competidor a vigilar de cara al futuro.
El problema no es que ellos avancen, al contrario, sino en que la UE esté enmarañada y embarcada en regulaciones y limitaciones a sus miembros.
El marino remata:
—Se podrá ver en clave de oportunidad, pero mientras la UE siga sesteando, sin una política industrial, energética o medioambiental adaptada a la realidad, será un mero espectador en este tablero geoestratégico.
En resumen, la UE pilota un barco varado y Marruecos despliega sus velas.
Jorge Molina Sanz
Agitador neuronal
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