La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha rechazado de manera contundente la propuesta del expresidente estadounidense Donald Trump para desplegar tropas estadounidenses en territorio mexicano con el fin de combatir a los carteles de drogas. Sheinbaum calificó la soberanía mexicana como «sagrada» y «no en venta». Este intercambio verbal ha intensificado las tensiones entre ambos países en torno a la seguridad fronteriza y el tráfico de drogas.
Durante una llamada telefónica que tuvo lugar el mes pasado, Trump sugirió enviar fuerzas militares estadounidenses para ayudar en la lucha contra los carteles. Sin embargo, la respuesta de Sheinbaum fue clara: «No, presidente Trump, el territorio es sagrado. La soberanía es sagrada. La soberanía no está en venta. La soberanía se ama y se defiende».
Tensiones crecientes
Trump, por su parte, acusó a Sheinbaum de estar «tan asustada por los carteles que no puede pensar con claridad», lo que refleja un aumento en las fricciones entre las dos naciones. El expresidente afirmó que hizo esta oferta porque considera a los carteles como «personas horribles» responsables de miles de muertes. A pesar del rechazo de Sheinbaum, Trump insistió en que estaría dispuesto a intervenir si México lo solicitara.
Aunque existe cierta cooperación en medidas de seguridad limitadas, como la vigilancia aérea sobre laboratorios de fentanilo, informes indican que Estados Unidos podría considerar ataques unilaterales con drones en México, lo que podría agravar aún más las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Un dilema entre soberanía y seguridad
La postura de Sheinbaum refleja una resistencia histórica de México ante cualquier intervención militar extranjera. En sus declaraciones, subrayó: «No aceptamos invasiones ni interferencias; no somos un protectorado o colonia de ningún país extranjero». Esta firmeza contrasta con la disposición del gobierno estadounidense para explorar acciones más agresivas contra los carteles.
A pesar de la negativa de Sheinbaum, algunos funcionarios del gobierno estadounidense parecen estar considerando acciones militares sin el consentimiento mexicano. Esto marcaría un cambio significativo en la política bilateral y podría tener repercusiones graves.
Colaboración frágil
Este desacuerdo pone en riesgo recientes acuerdos alcanzados entre ambas naciones. En febrero pasado, Sheinbaum accedió a desplegar 10,000 soldados mexicanos para combatir el tráfico transfronterizo, lo cual llevó a Trump a posponer una amenaza de aranceles del 25% sobre productos mexicanos. Además, Estados Unidos designó a seis carteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, permitiendo así sanciones financieras más estrictas y aumentando la posibilidad de acciones militares.
A pesar del contexto complicado, Sheinbaum reafirmó su posición: «Podemos trabajar juntos, pero ustedes en su territorio y nosotros en el nuestro». Su negativa resalta el delicado equilibrio entre colaboración y coerción que caracteriza las relaciones entre Estados Unidos y México.
El rechazo firme por parte de Sheinbaum a cualquier intervención militar estadounidense indica que México no cederá ante presiones externas sobre su soberanía. Sin embargo, con los carteles continuando su actividad criminal y alimentando la violencia en el país, es evidente que se requiere un cambio significativo en cómo México enfrenta esta crisis.