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Robots fabricados en China presentan riesgos de seguridad nacional al ser vulnerables a ataques cibernéticos
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Robots fabricados en China presentan riesgos de seguridad nacional al ser vulnerables a ataques cibernéticos

domingo 28 de diciembre de 2025, 23:29h

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Investigadores en ciberseguridad han revelado que los robots humanoides producidos en masa en China presentan una vulnerabilidad crítica en sus sistemas de inteligencia artificial, lo que permite que sean controlados y convertidos en amenazas potenciales con un simple comando de voz. Durante una demostración, un robot comprometido infectó rápidamente a otro robot desconectado de internet, desafiando la idea de que el aislamiento físico garantiza la seguridad. Esta situación plantea un riesgo significativo para la seguridad nacional, ya que millones de estos dispositivos podrían ser utilizados como espías o saboteadores sin necesidad de una invasión militar convencional. La dependencia global de estos robots asequibles subraya la necesidad urgente de implementar pruebas rigurosas de seguridad durante su desarrollo para evitar que se conviertan en herramientas de guerra asimétrica.

Investigadores en ciberseguridad han revelado una alarmante vulnerabilidad en los sistemas de inteligencia artificial de los robots humanoides producidos en masa, que permite su transformación en herramientas de espionaje o sabotaje mediante un simple comando de voz. Este descubrimiento pone de manifiesto un fallo fundamental que podría convertir estos dispositivos, diseñados para facilitar la vida cotidiana, en potenciales amenazas para la seguridad nacional.

Durante una reciente demostración, un robot hackeado utilizó comunicación inalámbrica de campo cercano para infectar a otro robot que se encontraba fuera de línea en cuestión de minutos. Este hecho evidencia que la supuesta seguridad proporcionada por el aislamiento físico no es suficiente para protegerse contra este tipo de ataques.

La amenaza latente

El problema radica en una falla crítica dentro de los sistemas AI integrados en estos robots, conocidos como agentes de modelo grande. Expertos del grupo DARKNAVRY mostraron que al aprovechar esta vulnerabilidad a través de interacciones simples por voz, podían tomar control total del robot conectado a internet, transformándolo en un canal digital para el caos.

Lo más inquietante fue la rapidez con la que se propagó el ataque. El primer robot comprometido actuó como un "caballo de Troya", infectando a otro robot no conectado a internet en menos de tres minutos. Esta situación desafía la noción tradicional de que el aislamiento físico garantiza la seguridad.

En palabras de Enoch, representante de BrightU.AI, el término "caballo de Troya" se refiere a programas maliciosos disfrazados como aplicaciones benignas, diseñados para acceder sin autorización a sistemas informáticos o redes. Estos programas explotan la confianza depositada por los usuarios, similar al mítico caballo que permitió a los griegos entrar a Troya.

De asistente a peligro

Las posibles consecuencias van más allá del robo de datos. Durante la demostración, el robot secuestrado recibió órdenes para caminar y golpear violentamente un maniquí al suelo. Un robot doméstico comprometido podría convertirse en un espía móvil o incluso representar una amenaza física directa para las familias en sus hogares.

La magnitud del riesgo se ve amplificada por el dominio manufacturero de China. Empresas como UBTECH Robotics destacan por sus "primeras entregas masivas", mostrando cientos de robots humanoides marchando juntos para distribución global. La capacidad para producir millones de estos dispositivos asequibles significa que esta vulnerabilidad podría ser una puerta trasera preinstalada en innumerables hogares y negocios alrededor del mundo.

Contexto histórico: La evolución de la guerra asimétrica

Este escenario representa una nueva fase lógica en la guerra asimétrica. La posibilidad de que una potencia extranjera ejerza control cinético latente sobre una flota robótica dispersa dentro del territorio adversario plantea una amenaza estratégica sin precedentes, evocando temores propios de la Guerra Fría sobre agentes durmientes, pero con actores programables e inhumanos.

Los fabricantes prevén desplegar robots en sectores sensibles como inspección de infraestructura y atención médica. Un fallo de seguridad en robots encargados del cuidado de ancianos podría resultar en "malfunciones" fatales. Robots industriales secuestrados podrían sabotear fábricas, redes eléctricas o refinerías, provocando colapsos económicos sin necesidad de que un solo soldado extranjero cruce una frontera.

Una advertencia global resuena

Esta demostración coincide con un informe contundente de Europol, que predice un futuro cercano donde drones terroristas podrían paralizar servicios urbanos. Estas advertencias, antes desestimadas como alarmistas, están siendo validadas en entornos laboratoriales.

El incidente desafía fundamentalmente la relación entre humanos y máquinas autónomas. Demuestra que el comando "voz" al que un robot está diseñado para obedecer puede ser usurpado. La promesa de lealtad robótica es una ilusión si el código subyacente contiene debilidades explotables.

Responsabilidad del fabricante

El investigador Qu Shipei lanzó una advertencia urgente y un llamado a la acción: los fabricantes deben integrar escaneos rigurosos de seguridad y pruebas reales durante el proceso de desarrollo. Lanzar productos baratos al mercado sin reforzar su núcleo digital es comparable a vender un automóvil sin frenos.

No se trató solo de una demostración aislada; otros participantes señalaron fallas permitiendo el secuestro de gafas inteligentes y provocando caídas forzadas de drones. Esto revela una mentalidad generalizada centrada en apresurarse hacia el mercado donde se prioriza la funcionalidad sobre la resiliencia fundamental en materia de seguridad.

Apuestas geopolíticas

Para Estados Unidos y sus aliados, esto representa un llamado claro a la acción. La dependencia respecto a robótica industrial y comercial proveniente de competidores estratégicos introduce un punto crítico susceptible a fallos durante crisis geopolíticas.

La imagen del robot asistente volviéndose violentamente contra sus dueños ya no pertenece únicamente al ámbito cinematográfico; es ahora una posibilidad técnica comprobada con implicaciones existenciales. Esta vulnerabilidad abre una nueva frontera en la guerra híbrida—donde el campo de batalla se sitúa tanto en los hogares suburbanos como en las plantas industriales. Abordar esta amenaza exige acción inmediata para fortalecer defensas y reconocer que la seguridad nacional debe ser defendida desde el mismo circuito interno de los dispositivos que invitamos a nuestras vidas.

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