El Departamento de Justicia (DOJ) busca incriminar al expresidente Donald Trump a través de un artículo partidista que relaciona a Trump con un grupo de prisioneros. Esta estrategia ha sido revelada por el senador Chuck Grassley, quien expone el papel del agente del FBI Walter Giardina en la persecución de las alianzas de Trump. Además, Grassley ha señalado la supuesta interferencia china en las elecciones de 2020, la cual ha cobrado fuerza debido a la inteligencia censurada por el FBI. Denuncias de informantes indican que Giardina se comprometió abiertamente a “atacar a Trump por cualquier medio, incluso mediante aplicaciones falsas.”
Revelaciones sobre el uso político del DOJ
El miércoles, el presidente del Comité Judicial del Senado, Chuck Grassley (R-IA), presentó correos electrónicos internos del FBI que evidencian cómo la administración Biden ha utilizado el DOJ para perseguir cargos políticamente motivados contra Trump. La investigación, liderada por el abogado especial Jack Smith, se centra en un video donde los insurrectos encarcelados del 6 de enero interpretan el himno nacional. Grassley sostiene que esta producción fue respaldada por funcionarios del DOJ con intereses propios, basándose únicamente en un artículo sesgado de Forbes.
La revelación se acompaña de una admisión por parte de Grassley sobre un informe de inteligencia relacionado con fraude electoral entre Estados Unidos y China. Esto indica una posible rendición de cuentas histórica respecto a un “aparato legal” que alimentó ocho años de investigaciones partidistas contra los aliados de Trump, las cuales finalmente colapsaron bajo el peso de fallas éticas y retrocesos políticos.
La obsesión del DOJ con el “coral de prisioneros”
El escándalo tiene sus raíces en marzo de 2023, cuando el equipo del entonces abogado especial Jack Smith se enfocó en un video de 90 segundos donde los acusados por los disturbios en el Capitolio cantan "The Star-Spangled Banner". Este clip se viralizó tras ser publicado por el “coral de prisioneros J6”, lo que llevó al periodista Robert Smith a alegar que Trump colaboró directamente con críticos para promover su grabación.
Los fiscales JP Cooney y Ahmed Baset, ambos con experiencia previa en investigaciones contra Trump, aprovecharon esta historia para desarrollarla como caso legal. Una cadena de correos electrónicos obtenida por la oficina de Grassley revela intentos infundados para “determinar el papel de Trump” mediante la explotación de una sociedad limitada vinculada al periodista Ed Henry. En uno de sus correos, Cooney menciona: “Hablaré con María/Erin y Julia sobre hacer un seguimiento aquí para determinar el papel de Trump”.
Giardina: El agente central del escándalo
En el centro del escándalo se encuentra Walter “Agente Cero” Giardina, un agente especial del FBI cuyo historial está marcado por excesos dirigidos hacia círculos cercanos a Trump. Durante la Operación Crossfire, Giardina supervisó fiscales que fabricaron un caso sobre colusión rusa contra Trump, posteriormente abandonado tras no encontrar pruebas.
Durante la investigación sobre los disturbios en el Capitolio en 2021, Giardina violó protocolos al detener al asesor de Trump, Dr. Peter Navarro, mientras abordaba un avión con grilletes—una acción que incluso fue calificada como “excesiva” por un juez. La investigación sobre el coro también revela que Giardina no se detuvo ahí; envió correos electrónicos a Cooney indicando que estaban trabajando en ello y mencionando resultados esperados.
Las implicaciones políticas y legales
A medida que avanza este escándalo, queda claro que las acciones del DOJ han suscitado preocupaciones sobre la politicización dentro del sistema judicial estadounidense. La conducta de Giardina ha sido criticada como representativa de una corrupción más amplia bajo liderazgo partidista.
A pesar del cierre temporal del caso tras la victoria arrolladora de Trump en 2024, Grassley asegura que hay más información por venir gracias al acceso exclusivo a miles de registros almacenados en bóvedas seguras. La historia no solo involucra a Trump; plantea interrogantes fundamentales sobre si Estados Unidos puede restaurar la confianza en una comunidad de inteligencia alguna vez considerada como "el escudo y espada" de la nación.
Fuentes para este artículo incluyen:
YourNews.com
NYPost.com
PJMedia.com