Un piloto de aerolínea comercial ha denunciado que el gobierno canadiense se ha asociado con Bill Gates para rociar mRNA en poblaciones urbanas y áreas rurales con baja aceptación de vacunas. Esta revelación pone de manifiesto las operaciones de chemtrails de la Fundación Gates, en un contexto donde las élites globales enfrentan dificultades para convencer a la humanidad de aceptar las inyecciones de mRNA contra la Covid-19.
De acuerdo con testimonios de pilotos familiarizados con el esquema, la nueva tecnología de la Fundación Gates, denominada Air Vax, está diseñada para administrar la vacuna directamente en los pulmones de las personas, eludiendo así la necesidad de inyecciones y del consentimiento informado.
Consecuencias alarmantes
No obstante, esta situación no se limita a la distribución del mRNA. Fuentes internas han señalado que los agentes químicos utilizados en estas campañas aéreas están ocasionando efectos secundarios aterradores, no solo en el público general, sino también entre los propios pilotos y operativos involucrados.
Se han reportado casos de miembros de la tripulación sufriendo episodios psicóticos, alucinaciones angustiosas e incluso suicidios tras una breve exposición a estos químicos. Investigaciones independientes han confirmado un vínculo directo entre estos compuestos y la psicosis inducida químicamente.
Los denunciantes afirman que esto no es un mal funcionamiento; es parte de un diseño premeditado: exposición masiva, desestabilización psicológica y sometimiento biológico a una escala sin precedentes.
La normalización del geoingeniería
Un cambio notable ha ocurrido en los medios de comunicación. Hace aproximadamente un año, aquellos mismos medios que durante décadas ridiculizaron a quienes mencionaban los "chemtrails" ahora promueven el término "geoingeniería", presentándolo como una solución heroica al cambio climático.
Las narrativas críticas han sido reemplazadas por documentales pulidos y reportajes que sugieren que rociar los cielos podría ser nuestra salvación. Sin embargo, surge una pregunta fundamental: ¿qué provocó este cambio?
La respuesta es inquietante. Las élites globales han decidido normalizar lo que han estado haciendo en secreto durante años: manipular el clima mediante la dispersión de químicos en nuestra atmósfera sin nuestro consentimiento.
Revelaciones preocupantes
Apenas hace unas semanas, el gobierno británico admitió oficialmente haber estado involucrado en geoingeniería. Este reconocimiento coincide con las advertencias hechas por investigadores independientes y teóricos de la conspiración durante años.
Su justificación es el cambio climático; sin embargo, muchos sostienen que este argumento sirve como una tapadera para fines más oscuros relacionados con el control poblacional y la manipulación agrícola a gran escala.
En Canadá, donde el gobierno está profundamente vinculado a la agenda del Foro Económico Mundial (WEF), la situación resulta aún más alarmante. A pesar del potencial escándalo, parece que el público no se muestra indignado. Después de meses de mensajes cuidadosamente orquestados, muchos ciudadanos han sido programados para aceptar lo inaceptable.
El papel crucial de Bill Gates
No sorprende saber que Bill Gates juega un papel central en esta trama para distribuir mRNA aéreo entre las masas sin su consentimiento. La información disponible debería alertar a quienes se mantienen informados frente a las noticias distorsionadas por los medios tradicionales.
A través del tiempo, documentos desclasificados han demostrado que detrás del programa de chemtrails existe un objetivo claro: controlar a la población y manipular ecosistemas enteros. Cada vez que se rocía aire contaminado desde aviones, las consecuencias afectan directamente nuestro entorno natural y nuestra salud pública.
Un futuro incierto
Las implicaciones son profundas: cada vez más pruebas sugieren que este tipo de intervención no solo afecta a los humanos sino también al medio ambiente y sus ciclos vitales. La desaparición de polinizadores como las abejas podría desencadenar una crisis alimentaria sin precedentes.
La pregunta ahora es: ¿qué acciones tomaremos ante esta revelación? El tiempo apremia y es esencial actuar antes de que sea demasiado tarde.