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Alejandro A. Tagliavini

26/11/2018@11:46:25
El 15 de noviembre de 2017 se pierde contacto con el submarino ARA San Juan (S42), de la Armada Argentina, con 44 personas a bordo que, evidentemente, no estaba en condiciones de navegar.

Los aeropuertos de Buenos Aires cerrarán para recibir a las aeronaves de los países que participarán en la cumbre del G20, entre el 30 de noviembre y 1 de diciembre.

Todavía fresco el crimen de Yamal Khashoggi, expertos de la ONU han instado a Arabia Saudí a suspender la ejecución de seis jóvenes detenidos cuando eran menores de edad y condenados a muerte por participar en las manifestaciones de 2011 al calor de la primavera árabe.

Empecemos por aclarar dos cuestiones… Primero, en gran parte debido a falsos -pero bien camuflados- “profetas de la libertad”, la opinión pública está convencida de que Macri es “pro mercado”, falso. Por el contrario, está dañando a la actividad privada y el gobierno lo dice abiertamente: “para bajar la inflación no nos importará el nivel de actividad”.

Si hay una reunión incoherente es la del G 20. Integrado por Alemania, Canadá, EE.UU., Francia, Italia, Japón, Reino Unido, Rusia, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea, representa el 85% del producto bruto, dos tercios de la población y el 75% del comercio mundial.

Once años atrás en una columna -“Argentina, el país que merecemos”- explicaba que todos, gobierno nacional -en manos de un exacerbado populismo peronista, el kirchnerismo- y el “opositor” jefe de Gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, tomaban medidas en contra del sector privado: aumentaban impuestos, regulaciones y empresas estatales.

Cuenta Sergio Ramírez, en su artículo “Por qué la revolución sandinista se fue al traste”, que “la deriva autoritaria de Ortega comienza tras el pacto en el año 2000 con el expresidente liberal Arnoldo Alemán, el jefe corrupto del partido liberal…”.

El reciente incendio en Grecia -y luego Carr en California- resultó ser la peor tragedia natural de la historia moderna de ese país, dejando unos 81 muertos y más de 200 heridos.

Antes de los comicios el presidente de EE.UU. aseguró que los indocumentados podrían "votar ilegalmente".

Años ha, Chile se anexionó el acceso boliviano al Pacífico durante la guerra por el derecho a los beneficios de la sal y el cobre, y Bolivia quedó rodeada de tierra reclamando durante años un “acceso soberano al Pacífico”, perdiendo la última batalla hace pocos días cuando la Corte Internacional de Justicia (CIJ), de La Haya, desestimó los argumentos bolivianos que pedían se obligue a Chile a negociar. La CIJ sentenció que "Chile no tiene obligación de negociar".

Mostrando que la soberbia vale entre los violentos, al punto que resultó ser el ganador de la Segunda Guerra Mundial (SGM) consolidando un enorme imperio -la URSS- Stalin, tiempo antes, en mayo de 1935 cuando negociaba con el canciller de Francia un pacto ante el rearme de Alemania, frente al pedido francés de que reduzca la represión a los católicos para evitar el disgusto del Papa, pregunta: “Ah, el Papa... ¿Y cuántas divisiones tiene el Papa?”.

Con mucha razón Franz Oppenheimer -maestro de Ludwig Erhard Albert y discípulo de Jay Nock- rechazó la idea del supuesto contrato “social", de John Locke, coactivamente impuesto sobre ciudadanos que no sabían de su existencia al nacer, afirmando en su libro Der Staat (1908) que "El Estado… es una institución social, forzada por un grupo victorioso de hombres sobre un grupo vencido”, que así impone su monopolio de la violencia en un territorio dado.

La historia tiene sus vueltas. La Checoslovaquia que invadieron los tanques del Pacto Varsovia hace 50 años para terminar con la Primavera de Praga, hoy ya no existe.

El yihadismo, acorralado en Siria, ha retomado su retórica amenazante en forma de vídeos en los que rehenes extranjeros atemorizados piden ayuda para no ser decapitados, repitiendo la escalofriante serie de grabaciones emitidas por el Estado Islámico (ISIS) en los años de su máximo apogeo, de 2014 a 2017.

Mientras Trump se dedica a sus “twittamenazas” que, por suerte, luego no cumple, el gobierno chino fiel a su milenaria historia sigue sin prisa, pero sin pausa, el “camino de la seda”, la diplomacia sin estridencias que está dando sus buenos frutos al punto que su influencia crece mientras que la de EE.UU. pareciera decaer.