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El estado del estado (XXXXI): Sobre el marxismo (1)
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El estado del estado (XXXXI): Sobre el marxismo (1)

Por Carlos González
sábado 19 de septiembre de 2020, 12:44h

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Uno de los trabajos que ha de realizar Yony es estudiar, comprender y explicar a su mundo, y más concretamente a sus superiores, que ideologías son las más preponderantes en estos momentos históricos para los seres humanos, y esbozar unas pinceladas sencillas de cuáles son las más extendidas, en qué consisten, y una ligera explicación de su evolución histórica y su porqué.

Vistas y caducas ya las grandes religiones, una de las nuevas ideologías más influyentes, y que en algún momento se pensó que podía sustituir a todas las anteriores –de hecho fecundó y se puso en práctica en todos los continentes, todas las antiguas culturas y para todas las razas- ha sido el ahora conocido como, El Marxismo. Se le denomina así porque ha pasado a la historia este personaje, pero ya anterior a él y en paralelo, ha habido distintos autores que nos hablaban y escribían acerca del poder del estado comunitario, la supresión de las grandes propiedades y la vida en cooperativa. Ya durante el siglo XVI y posteriores, en Alemania, y en el XIX en Francia, -La Comuna de parís- se había intentado poner en práctica esas ideas.

De hecho, como sucede siempre, Marx es más un hombre de su tiempo y convive con esas ideas ya propagadas y extendidas por otros, que creador de las mismas. Pero también producto de su tiempo histórico, cultural y de ideas profundas, es todo este movimiento de pensamiento y de plasmación política. Porque no podía nacer y desarrollarse en otra forma de pensar ese cúmulo de ideas, dogmas y propuestas, que en una cultura Cristiana.

Podemos definir el marxismo y todas esas propuestas como el intento de plasmación política, en el planeta tierra y en tiempo real, del discurso que Jesús de Nazaret -según los textos del nuevo Testamento impartió en el conocido sermón de la Montaña-, en el que nos habló sobre las Bienaventuranzas.

Bienaventurados los pobres porque de ellos será… Bienaventurados los limpios de corazón… Bienaventurados los mansos… Bienaventurados los que sufran sed de justicia…

Esos son los principios fundamentales e inalienables que dan pie a todo el movimiento Marxista. La defensa de los “llamados pobres” –como ya había sucedido en todas las religiones y culturas a lo largo de la historia; cada día se les define y enumera de una manera y siempre, siempre, se les usa en la palabra para conseguir unos fines políticos para la toma del poder y lo primero que se hace –por todos- a continuación, es masacrarlos si protestan y dominarlos un poco más si cabe. Mírese a los trabajadores de Corea del Norte, Cuba y la antigua URSS.

No se puede entender el marxismo y el Comunismo sin una cultura Cristiana. Todos somos iguales ante Dios… Hermanos… Con la misma alma y los mismos derechos y obligaciones… Con el poder absoluto de las autoridades “Religiosas-ideológicas”… La pertenencia a un grupo social único, ordenado e incluyente…. Todas estas son las ideas y dogmas que sustentan a ambos.

Véase que incluso toda la estructura política es calcada del Cristianismo, tanto de los católicos como de los Ortodoxos y demás seguimientos dentro del Nuevo testamento: Poder absoluto del líder supremo, con todos los poderes, tanto el papa de Roma como el Primado de Constantinopla, como el primado de la Iglesia Rusa, Serbia o Búlgara, y el mismo poder del Secretario general del partido comunista. Elección del líder supremo en la alta dirección de forma democrática entre esa cúpula. Y después nombramiento de todos los cuadros intermedios desde arriba. En ambos movimientos calcado el resultado. Poder ideológico absoluto en ambos casos con quema de herejes y ajusticiamiento de disidentes.

Supone Yony que para él es muy fácil de explicar. Aunque no entiende como otros autores humanos no ven tan claro que Marxismo, Comunismo y las distintas Iglesias Cristianas, todas sin excepción, son exactamente lo mismo. Quizá les confundirá el decir que esas iglesias defienden la propiedad privada, sí, pero porque las obligaron; todas, sin excepción, proclamaron en un principio su propiedad sobre todo, con los avatares históricos tuvieron que rectificar. Y en su seno, todas, todas, siguen siendo comunistas, ningún cura o monja es dueña de nada, todo pertenece a su Iglesia.

Sobre el autor

Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, El Sistema, y de reciente aparición Psicología de virtudes y pecados, de editorial, Letras de autor.

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