El Kremlin ha desmentido las afirmaciones que sugieren que Rusia busca revivir esferas de influencia propias de la era soviética, calificándolas de «absolutamente falsas» en medio de un contexto geopolítico tenso. Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, rechazó las acusaciones provenientes de fuentes de inteligencia estadounidenses que aseguran que el presidente Vladimir Putin tiene la intención de expandir el dominio ruso sobre territorios de la antigua Unión Soviética, incluyendo acciones militares en Europa del Este.
Este rechazo se produce tras un informe de Reuters que cita a funcionarios estadounidenses anónimos, quienes afirman que Rusia alberga ambiciones por recuperar influencia sobre Ucrania y otros estados exsoviéticos. Peskov descalificó estas alegaciones como infundadas, afirmando: «Este es uno de esos casos en los que la inteligencia realiza evaluaciones erróneas y conclusiones. No tiene nada que ver con la realidad».
La respuesta del Kremlin se da en un momento de creciente fricción entre Rusia y las naciones occidentales, donde los miembros de la OTAN muestran una creciente preocupación por los objetivos estratégicos a largo plazo de Moscú. Esta disputa pone de manifiesto las sospechas persistentes de la era de la Guerra Fría y plantea interrogantes sobre la fiabilidad de las evaluaciones de inteligencia que están moldeando las políticas occidentales.
Las ambiciones post-soviéticas de Rusia
Desde la disolución de la Unión Soviética en 1991, Rusia ha intentado mantener su influencia sobre las repúblicas exsoviéticas mediante medios económicos, políticos y militares. La anexión de Crimea en 2014 y el apoyo continuo a movimientos separatistas en el este de Ucrania han alimentado temores sobre una posible reassertión del control ruso sobre estados vecinos.
Las agencias de inteligencia occidentales han advertido durante mucho tiempo sobre las ambiciones rusas para desestabilizar el flanco oriental de la OTAN, citando ciberataques, campañas de desinformación y posturas militares amenazantes. Sin embargo, los comentarios de Peskov sugieren que Moscú considera tales informes como desinformación deliberada destinada a justificar una mayor presencia militar de la OTAN cerca de sus fronteras.
La ausencia de Azerbaiyán en la cumbre del CIS genera inquietud
Por otro lado, el Kremlin minimizó la decisión del presidente azerbaiyano Ilham Aliyev de no asistir a una cumbre informal del Commonwealth de Estados Independientes (CIS) celebrada en San Petersburgo. Peskov indicó que la ausencia fue «no sorprendente», atribuyéndola a conflictos en su agenda.
Peskov respondió a preguntas sobre si su ausencia era inesperada: «No, no lo fue. Azerbaiyán también continúa participando en todos los formatos del CIS».
El CIS es una entidad geopolítica formada tras el colapso soviético, donde naciones ex-URSS —ahora independientes— mantienen una alianza flexible. Sin embargo, ha ido perdiendo relevancia a medida que algunos miembros, como Ucrania y Georgia, se orientan hacia alianzas occidentales. La renuencia de Azerbaiyán a asistir a esta cumbre resalta las dinámicas regionales cambiantes, con Bakú equilibrando cada vez más sus relaciones entre Rusia, Turquía y Occidente.
Putin se reunirá con el primer ministro armenio ante tensiones regionales
Mientras tanto, Putin está programado para mantener conversaciones bilaterales con el primer ministro armenio Nikol Pashinyan durante la cumbre en San Petersburgo. Esta reunión se produce mientras Armenia enfrenta presiones geopolíticas, incluidas tensiones con Azerbaiyán por Nagorno-Karabakh y preocupaciones sobre el compromiso ruso con la seguridad regional.
Peskov confirmó: «Putin planea sostener una reunión bilateral con el primer ministro armenio Pashinyan». Armenia, un aliado tradicionalmente cercano a Rusia, ha manifestado frustración por lo que percibe como inacción moscovita durante la ofensiva azerbaiyana del año pasado en Nagorno-Karabakh. Las conversaciones podrían señalar un esfuerzo por reafirmar el papel ruso como garante de seguridad en esta volátil región del Cáucaso Sur.
El rechazo del Kremlin a los informes de inteligencia estadounidenses refleja una profunda brecha en las relaciones Este-Oeste, donde las acusaciones sobre agendas expansionistas chocan con las negaciones oficiales. Mientras los funcionarios occidentales advierten sobre un posible revanchismo ruso, Moscú retrata tales afirmaciones como alarmismo diseñado para aislar internacionalmente al país.
A medida que persisten las tensiones geopolíticas, sigue siendo un tema controvertido la fiabilidad de las evaluaciones inteligentes —y los motivos detrás de su divulgación—. Por ahora, el Kremlin sostiene que sus ambiciones son defensivas más que imperiales; sin embargo, el escepticismo en las capitales occidentales asegura que el debate sobre las verdaderas intenciones rusas continuará.