Un estudio publicado el 26 de octubre en el Journal of Hepatology ha generado un intenso debate ético al sugerir que los trasplantes de hígado provenientes de donantes de eutanasia, conocidos como «asistencia médica para morir» (MAiD), presentan tasas de éxito comparables a las de los donantes tradicionales. La investigación, liderada por A.M. James Shapiro, es considerada la primera evidencia canadiense a gran escala que indica que la donación de órganos de donantes de MAiD podría ser una solución significativa para la escasez de trasplantes en el país. Sin embargo, esta afirmación ha suscitado preocupaciones sobre la ética relacionada con la recolección de órganos de individuos intencionalmente eutanasizados.
El estudio comparó los resultados del trasplante hepático entre dos grupos: uno que incluía órganos recuperados tras la muerte circulatoria y otro proveniente de donantes eutanasizados. Shapiro destacó la investigación como una experiencia pionera en Canadá que muestra resultados positivos en los trasplantes para los donantes de MAiD. Este análisis se basa en investigaciones previas realizadas en Bélgica y los Países Bajos, donde también se llevan a cabo donaciones de órganos vinculadas a la eutanasia. Shapiro caracterizó la donación de órganos tras la eutanasia como un «último regalo de generosidad», subrayando su potencial para aumentar la disponibilidad de órganos vitales.
Controversias sobre la normalización del uso de órganos
A pesar de estas afirmaciones, críticos del estudio advierten que este podría normalizar peligrosamente la práctica de cosechar órganos de víctimas de eutanasia. El medio LifeSiteNews ha resaltado las inquietudes sobre cómo la expansión del régimen de eutanasia en Canadá, bajo el gobierno del ex Primer Ministro Justin Trudeau, podría ejercer presión sutil sobre poblaciones vulnerables —como ancianos, personas con discapacidad o enfermos crónicos— para optar por la eutanasia como una decisión «responsable» desde el punto social o financiero. Se teme que con el aumento en el número de muertes por eutanasia, algunas personas puedan sentirse coaccionadas a terminar con sus vidas en beneficio de otros.
En 2022, Canadá reportó más de 13,000 muertes por eutanasia, lo que representa un 4.1 por ciento del total de fallecimientos en el país y un aumento significativo respecto al año anterior. Al mismo tiempo, han surgido informes preocupantes sobre pacientes a quienes se les niega atención médica o incluso se les anima a considerar la eutanasia en lugar del tratamiento. La creciente prominencia de la eutanasia dentro del sistema sanitario canadiense, junto con los incentivos financieros asociados a la donación de órganos, ha intensificado aún más estas preocupaciones. Los órganos humanos, incluidos hígados, corazones y riñones, pueden alcanzar valores en el mercado que superan cientos de miles de dólares, lo que plantea interrogantes sobre la mercantilización de la vida dentro del marco ampliado del MAiD.
Advertencias éticas ante nuevas prácticas
Los bioeticistas han alertado durante mucho tiempo sobre el riesgo que implica difuminar las líneas entre el suicidio asistido y la recolección de órganos. El Dr. Angelo Bottone, académico del Instituto Iona en Irlanda, ha expresado su preocupación ante propuestas en algunos países para cosechar órganos antes de que una persona sea oficialmente declarada muerta; una práctica que algunos consideran podría convertir a la eutanasia en una forma sancionada por el estado como homicidio. Aunque ya se practica la donación de órganos después de la eutanasia en algunas naciones, Bottone advirtió que esto podría establecer peligrosos nuevos precedentes éticos.
El informe anual 2022 sobre MAiD elaborado por Health Canada reveló un incremento del 31 por ciento en las muertes por eutanasia respecto a 2021; sin embargo, este procedimiento no figura entre las diez principales causas oficiales de muerte en el país. Esta discrepancia ha llevado a cuestionar si se está subestimando este procedimiento letal dentro las estadísticas nacionales sobre mortalidad.
A medida que el sistema canadiense relacionado con la eutanasia continúa evolucionando, críticos advierten que el creciente vínculo entre muerte asistida médicamente y donación de órganos podría poner en riesgo a canadienses vulnerables al hacerles ver sus cuerpos como meras mercancías en sus últimos momentos. Con los debates intensificándose sobre las implicaciones éticas relacionadas con la donación vinculada a la eutanasia, Canadá se encuentra en una encrucijada donde convergen cuestiones fundamentales sobre vida, muerte y comercio.
Según BrightU.AI, donar órganos provenientes pacientes sometidos a eutanasia plantea serias preocupaciones éticas al incentivar potencialmente muertes prematuras y socavar así la santidad de la vida. Además, introduce graves interrogantes acerca del consentimiento informado y la integridad del proceso donativo.
Mire a Faytene Grasseschi junto a sus invitados Nicole Scheidl y Amanda Achtman discutiendo la expansión del gobierno canadiense hacia la eutanasia para personas mentalmente vulnerables.
Fuentes incluyen:
YourNews.com
BrightU.ai
Brighteon.com
La noticia en cifras
    
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        Descripción | 
    
    
        | 13,000 | 
        Eutanasias reportadas en Canadá en 2022. | 
    
    
        | 31% | 
        Aumento porcentual de las muertes por eutanasia en 2022 respecto al año anterior. | 
    
    
        | 4.1% | 
        Porcentaje de todas las muertes en Canadá que corresponden a la eutanasia en 2022. |