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Sueño o pesadilla, según quien lo cuente
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(Foto: La Moncloa)

Sueño o pesadilla, según quien lo cuente

Por Jorge Molina Sanz
miércoles 30 de julio de 2025, 14:06h

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Un discurso triunfal de Sánchez, aunque la realidad económica está repleta de sombras.

Hoy el marino traía la prensa económica y comenta:

—La deuda pública sigue creciendo, la presión fiscal aumenta, pero Pedro Sánchez habla del «sueño español».

Me recuerda al ministro de Economía, Carlos Cuerpo —siempre sin tiempo para afeitarse— al anunciar la de «reducción» de la deuda pública, cuyo porcentaje sobre el PIB ha pasado del 113,2 % al 109,8 %.

Un importante éxito. Deber menos es sanear las cuentas públicas y tener que pagar menos intereses, un dinero que se podrá destinar a otros menesteres o —a lo que todos querríamos— pagar menos impuestos, pero ese relato, como todos los del gobierno, tienen trampa.

La realidad es que la deuda total ha aumentado de 1,43 billones de euros en 2022, a los 1,49 billones en 2024. No se ha reducido nada, estamos más endeudados, por lo que no pagaremos menos en intereses, pero se saldará con más subida de impuestos o en recortes encubiertos.

Tampoco dice el presidente del gobierno que, el crecimiento del PIB se ha revisado a la baja para 2026, del 3,2 % previsto al 2,3 %, según la AIReF, Funcas o el BBVA Research.

Ejemplos de cómo, a través de los telediarios —la cátedra que documenta a una gran mayoría de españoles— se puede acabar manipulando y adoctrinando a la opinión pública.

La joven profesora añade:

Sánchez presume de récord de empleo y aumento del poder adquisitivo, pero los datos están llenos de trampas estadísticas, como el señuelo de los contratos fijos discontinuos. No hay más trabajo real, sólo más contratos, de hecho, aquellos que no están trabajando no se contabilizan estadísticamente como parados, sino con el eufemismo de «demandantes no ocupados» (DENOS). En definitiva, trabajadores que, aunque pasen meses inactivos, no están «parados», añadamos que, en dos años, el pluriempleo ha crecido en un 37,5 %.

Se insiste en que hay más ocupación que nunca, pero se cada vez es mayor la necesidad de encadenar varios trabajos para alcanzar un salario que permita vivir. Lo que la estadística ignora es el deterioro estructural del mercado laboral y la realidad cotidiana de muchas capas de la población.

En 30 años los salarios reales solo han aumentado un 2,7 %, mientras que la media europea sube más del 60 %, mientras la española está estancada desde 1994 y sin fuerza para que se recupere el poder adquisitivo.

Mientras, uno de cada tres trabajadores apenas llega a fin de mes. Según Eurostat, más del 30 % de los ocupados están en riesgo de pobreza o exclusión si se vive en un hogar con hijos. Ese es el famoso «sueño español» del presidente y hasta seguro que húmedo.

Añadamos la caída de la productividad, cuando Pedro Sánchez habla de crecimiento. Sin sumar el absentismo laboral que ha pasado del 3,7 % en el 2000, al 6,8 % en 2023.

La ecuación es sencilla: Más días perdidos/bajas = Menos productividad.

Interviene el marino:

—Para que ese «sueño» fuera real, habría que hacer otras cosas, como mejorar la producción industrial y desarrollar los sectores de mayor valor añadido. Una economía basada en el sector primario, y terciario, como el turismo —aunque Sánchez presuma de todos los turistas que nos visitan—, más mucho gasto público no es el camino, ni crea las condiciones para que las familias perciban ese incremento del poder adquisitivo en las familias.

Lejos queda aquel proyecto 20/20, alcanzar un PIB industrial del 20 % en el 2020 porque los datos indican que en el año 2000 teníamos un 17,8 % y en el 2024 estamos aproximadamente en el 16,7 %, claro que si preguntamos a Pedro Sánchez dirá: «ni tan mal»

También se necesitaría más inversión en I+D+i., porque España invierte alrededor del 1.4% del PIB, mientras que la media de la UE es del 2.15% o como Dinamarca y Alemania que superan el 3% de su PIB.

La modernización prometida no ha llegado y el BCE empieza a retirar algunos de sus programas de apoyo y cuando desaparezcan los fondos de la UE, veremos que financiar nuestra deuda pública tendrá un coste mayor y habrá que añadir todos los de costos de esos fondos diluidos en gasto corriente y subsidios, pero no se habrá impulsado ninguna transformación que era para lo que estaban destinados.

Nuestra amiga añade:

—En materia fiscal, tampoco nos dicen todo. El ministerio de Mª Jesús Montero, recaudó 295.000 millones en 2024, un récord histórico, claro que, gracias a las subidas de impuestos, algunos encubiertos y a una presión fiscal confiscatoria —especialmente en clases medias y bajas—, habiendo conseguido el dudoso récord del 42 % del PIB, cuando el promedio de la UE está en el 41,7 %.

Las cifras macroeconómicas y las estadísticas son interpretables, pero cuando se baja a la calle es cuando se ve la realidad y las dificultades para llenar la cesta de la compra, alquilar o comprar una vivienda; entonces el sueño se convierte en una pesadilla.

Aunque el Gobierno insistirá en que estamos mejor que en el 2012, lo que es cierto, pero aquella fue una crisis profunda y se trataba de salvar al país, ahora todo se supedita a su permanencia en La Moncloa.

Los datos son tercos. La deuda crece, pero se presenta como si bajara. El empleo se fragmenta, pero se vende como una fortaleza. La productividad cae, pero ni se menciona, el gasto se dispara, pero se justifica por el crecimiento inclusivo e igualitario. Pero igualamos por abajo.

El marino remata:

—Gobernar no es aguantar, ni esperar a que escampe. Hay que cambiar el rumbo de esta nave y despertar de este mal sueño. Aunque cuando toque pagar la factura de este despilfarro, seguro que ya no estará este gobierno, pero vociferarán acusando a los que tengan que enderezar el rumbo del barco.

Jorge Molina Sanz

Agitador neuronal

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