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Fukushima

Tsunami Rusia

31/07/2025@16:14:12

Un terremoto de magnitud 8,8 sacudió el este de Rusia, generando alertas de tsunami a lo largo del océano Pacífico. A pesar del pánico y las evacuaciones masivas desde Japón hasta América Latina, las olas alcanzaron solo entre 50 centímetros y un metro, sin víctimas fatales ni grandes desastres. El epicentro se localizó cerca de Sévero Kurilsk, donde se registraron olas de hasta cuatro metros. Las respuestas rápidas de los gobiernos y sistemas de alerta temprana ayudaron a mitigar el impacto. En Japón, se evacuó a dos millones de personas y en Chile más de 1,5 millones, aunque las olas fueron menores a lo esperado. La situación resalta la importancia de la cooperación internacional en la gestión de desastres naturales.

Fukushima Japón

El Gobierno de Japón ha decidido reutilizar tierra extraída de las áreas cercanas a la planta nuclear de Fukushima, esparciéndola en los terrenos de la oficina del primer ministro y otros edificios gubernamentales en Tokio. Esta medida, anunciada por la agencia Kyodo, busca demostrar que el suelo, que contiene bajos niveles de radiactividad, es seguro para su uso en proyectos públicos. A pesar de los esfuerzos por garantizar la seguridad del suelo, persisten dudas entre la población debido a la oposición previa a iniciativas similares. La tierra fue recolectada durante las labores de descontaminación tras el desastre de 2011 y se estima que alrededor de 14 millones de metros cúbicos están almacenados en Fukushima.

Un profesor de ciencias advierte sobre las consecuencias ecológicas adversas del vertido de desechos radiactivos tratados de Fukushima en el océano Pacífico. El químico radiactivo tritio podría causar mutaciones animales y alteraciones genéticas. Aunque no se sabe a ciencia cierta, existe la posibilidad de efectos negativos a largo plazo. La liberación de las aguas residuales ha generado protestas y China ha prohibido las importaciones japonesas de mariscos.
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Crisis energética

Alemania enfrenta una crisis energética debido a su dependencia de fuentes de energía renovable intermitentes como el viento y la solar, lo que ha llevado a un aumento drástico en los precios de la electricidad, alcanzando hasta €900/MWh. La rápida eliminación de la energía nuclear ha dejado al país atado al carbón y las importaciones de energía, convirtiéndolo en el segundo mayor emisor de CO2 por unidad de energía en Europa. Esta situación está provocando el traslado de industrias clave y tensiones geopolíticas con países vecinos que enfrentan precios insostenibles. Alemania debe replantear sus políticas energéticas para evitar un colapso económico y ambiental.

Greenpeace condena enérgicamente la decisión del Gobierno japonés de arrojar los más de 1,23 millones de toneladas de aguas residuales radiactivas almacenadas en tanques en la planta de energía nuclear de Fukushima Daiichi en el océano Pacífico.