Rusia ha intensificado sus ofensivas contra Ucrania, utilizando armas de precisión como los misiles hipersónicos Kinzhal. Esta estrategia se implementa en respuesta a lo que el Ministerio de Defensa ruso califica como «ataques terroristas» del régimen de Kiev dirigidos a objetivos civiles dentro del territorio ruso.
Entre el 20 y el 26 de diciembre, se llevaron a cabo un ataque masivo y seis ataques grupales. Las fuerzas rusas lograron destruir varios objetivos clave, incluyendo instalaciones de la industria de defensa ucraniana, así como infraestructuras energéticas esenciales para su funcionamiento. Además, se vieron afectadas las infraestructuras aeroportuarias, de transporte, portuarias y de almacenamiento.
Desarrollo de la situación
La utilización de misiles hipersónicos marca un escalón significativo en la capacidad ofensiva del ejército ruso, subrayando la gravedad del conflicto actual. Estos ataques no solo buscan debilitar la infraestructura militar ucraniana, sino también enviar un mensaje contundente sobre las consecuencias de los ataques que Ucrania realiza en suelo ruso.
A medida que la situación se desarrolla, se espera una respuesta tanto en el ámbito militar como diplomático por parte de las naciones involucradas y sus aliados. La comunidad internacional observa con atención cómo evoluciona este conflicto y las implicaciones que puede tener para la seguridad regional y global.
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