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Política

31/01/2019@11:08:07
Sin la menor duda, la celebración de la reciente Convención del PP ha supuesto para el partido una considerable inyección de estímulo, tanto en el aspecto ideológico como igualmente de cara al refuerzo de liderazgo de Pablo Casado y especialmente pensando en la próxima y decisiva carrera electoral que supondrán los próximos comicios europeos, autonómicos y municipales.

No me creo que el delfín Íñigo Errejón traicione a su amado Pablo Iglesias. No me creo que traicione a Podemos y caiga en las garras de la comunista Carmena rompiendo su partido.

A este paso, el prestigio de nuestra democracia acabará por los suelos. Ya son varios los medios, redes sociales, etc. en los cuales, a nuestro peculiar Marco Polo se le equipara con el innombrable Zapatero, y tal comparación rompe todos los moldes de la categoría y eficacia política… Existen ciertos temas que ni como broma deberían ser tolerados.

Ya puestos, reconozcamos que en general, la talla intelectual de nuestros políticos ha experimentado una considerable pérdida de nivel, comenzando por los del partido del Gobierno.

En la famosa novela de los viajes de Gulliver se habla de dos ciudades que están permanentemente en guerra (Liliput y Blefuscu), por una disputa sobre… ¡cómo cascar los huevos duros!

“¿Que no hay infierno? Sí, hay... (Cállate, corazón, que esto bien por desgracia, lo sabemos tú y yo.)”, Rubén Darío.

La traición y la mentira son dos de los elementos básicos de la política, sobre todo cuando se trata de combatir entre compañeros. Si las hemos visto a lo largo y ancho de nuestra historia patria cómo no las íbamos a encontrar en este penúltimo acto de la larga y dramática guerra de sucesiones del Partido Popular.

Que la gente está cada vez más descreída de la política no es novedad. Por eso más de la mitad de los europeos -el 56%- confía en los nuevos partidos para propiciar un cambio respecto a las fuerzas tradicionales, según el Eurobarómetro 2018 dado a conocer recientemente, aunque no todos los nuevos son antisistema, como la formación de Emmanuel Macron en Francia. Aun así, la mayoría respalda la pertenencia a la Unión Europea (UE), con un 67% -y va en aumento- que la considera beneficiosa.

Sin la menor duda, el triunvirato andaluz nace carente de la necesaria sintonía entre sus aliados y con notoria ausencia de liderazgo por parte de su presidente, Moreno Bonilla (PP) unido al agravante que entraña gobernar formando parte de una coalición.

La escasa participación en las pasadas elecciones autonómicas andaluzas, en esta ocasión ha resultado un dato clave con especial repercusión negativa para las fuerzas de izquierda.

Mientras en las filas socialistas reconocen abiertamente estar viviendo momentos muy amargos, son los propios veteranos del partido los que vaticinan que “esto no puede aguantar más”. Cada día que pasa es peor que el anterior, discurriendo en un clima entre el asombro y la confusión.

Pretender vincular un homenaje a las víctimas del terrorismo con el aberrante empeño del independentismo catalán, supone, cuando menos, un mayúsculo despropósito.

Recuerdo que en mi Córdoba natal, de ello más de 60 años atrás, imagino que el fenómeno se repetía también en otras ciudades y países, se popularizaron los cines clubes, el que no concurría era como una manera de no existir.

Hace escasos meses, en diversas ocasiones y cuando el auditorio se mostraba propicio, Rajoy alardeaba de su magnífico estado físico en general, no solo para terminar la legislatura actual que daba por hecho, sino para presentarse a una tercera.

¿Existe algún español capaz de creerse que todo lo sucedido en el PP valenciano era totalmente ignorado en Génova? ¿Qué desconocían igualmente los vínculos de financiación irregular con las empresas de Correa (Gurtel)?