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Política

17/09/2018@14:14:57
En la famosa novela de los viajes de Gulliver se habla de dos ciudades que están permanentemente en guerra (Liliput y Blefuscu), por una disputa sobre… ¡cómo cascar los huevos duros!

Pretender vincular un homenaje a las víctimas del terrorismo con el aberrante empeño del independentismo catalán, supone, cuando menos, un mayúsculo despropósito.

Recuerdo que en mi Córdoba natal, de ello más de 60 años atrás, imagino que el fenómeno se repetía también en otras ciudades y países, se popularizaron los cines clubes, el que no concurría era como una manera de no existir.

Hace escasos meses, en diversas ocasiones y cuando el auditorio se mostraba propicio, Rajoy alardeaba de su magnífico estado físico en general, no solo para terminar la legislatura actual que daba por hecho, sino para presentarse a una tercera.

¿Existe algún español capaz de creerse que todo lo sucedido en el PP valenciano era totalmente ignorado en Génova? ¿Qué desconocían igualmente los vínculos de financiación irregular con las empresas de Correa (Gurtel)?

“¿Que no hay infierno? Sí, hay... (Cállate, corazón, que esto bien por desgracia, lo sabemos tú y yo.)”, Rubén Darío.

La traición y la mentira son dos de los elementos básicos de la política, sobre todo cuando se trata de combatir entre compañeros. Si las hemos visto a lo largo y ancho de nuestra historia patria cómo no las íbamos a encontrar en este penúltimo acto de la larga y dramática guerra de sucesiones del Partido Popular.

Que la gente está cada vez más descreída de la política no es novedad. Por eso más de la mitad de los europeos -el 56%- confía en los nuevos partidos para propiciar un cambio respecto a las fuerzas tradicionales, según el Eurobarómetro 2018 dado a conocer recientemente, aunque no todos los nuevos son antisistema, como la formación de Emmanuel Macron en Francia. Aun así, la mayoría respalda la pertenencia a la Unión Europea (UE), con un 67% -y va en aumento- que la considera beneficiosa.