Funcionarios de la FDA trabajaron para las grandes farmacéuticas

Después de jugar un papel crucial en el impulso de las vacunas Covid de grandes empresas farmacéuticas a través del proceso de regulación, varios exfuncionarios de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) han aceptado empleos bien remunerados en dichas empresas. La revista médica británica de renombre, British Medical Journal (BMJ), reveló esta "puerta giratoria" durante su investigación.

Curtis Wright IV, un ex funcionario de la FDA, recuerda el descubrimiento. En 1995, Wright desempeñó un papel central en la aprobación por parte de la FDA del opioide peligrosamente adictivo OxyContin para Purdue Pharma. Después de eso, dejó la FDA y comenzó a trabajar en Purdue, recibiendo un enorme salario en la empresa.

La contribución directa de Wright a la crisis de opioides en Estados Unidos, que aún se siente en la actualidad, ha sido retratada en programas de televisión, películas y reportajes en libros de no ficción, revistas y medios de comunicación. Recientemente, el BMJ ha encontrado pruebas que sugieren que podría haber ocurrido un escenario similar con la aprobación de las vacunas Covid, específicamente la inyección de ARNm de Moderna.

Pocos meses después de firmar la licencia de la vacuna contra el COVID-19 de Moderna, dos funcionarios reguladores de alto nivel de la FDA aceptaron trabajos en la compañía. Según la investigación de BMJ, estos funcionarios de la FDA desempeñaron un papel fundamental en la aprobación de las vacunas para su uso público.

Las grandes compañías farmacéuticas obtuvieron miles de millones de dólares en ganancias de las ventas de las inyecciones, después de que sus vacunas fueron aprobadas para uso público. El informe sobre la investigación fue escrito por Peter Doshi, profesor asociado de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Maryland y editor principal de The BMJ.

Un "médico/científico con experiencia en regulación y desarrollo clínico/licencia de vacunas y productos biológicos relacionados", el Dr. Doran Fink, ha señalado la existencia de una puerta giratoria de larga data entre la FDA y las compañías farmacéuticas cuyos productos regula. Esta situación plantea dudas sobre la imparcialidad e independencia de los principales reguladores de la FDA.