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Paralelismos, populismos y políticos (II)
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Paralelismos, populismos y políticos (II)

Por Jorge Molina Sanz
viernes 15 de octubre de 2021, 00:13h

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Seguimos con la hoja ruta, que explica la aparición y crecimiento de los populismos políticos y su nivel de implantación en nuestro país.

Nada más llegar a la mesa, el marino comenta:

—La semana pasada iniciamos la «hoja de ruta» del populismo en España y cómo surgía el germen para que acabe floreciendo. Vimos que la primera etapa —comenta irónicamente— la habíamos superado con creces, aunque nos queda mucho por indagar.

Toma la palabra nuestra amiga:

—En esa fase inicial, tal como vimos, la actividad principal es la división de la sociedad entre buenos y malos, entre amigos y enemigos y no creo que haya dudas de que en España vivimos en una sociedad más polarizada, más excluyente y mucho menos tolerante que hace unos años. Nos hemos acostumbrado a que la calificación de «facha» o «nazi» sea habitual, las hemos banalizado y se usan para descalificar, aproximadamente, a la mitad de la población que no opinan como ellos.

Con estas políticas, con menajes buenistas y redentores; de forma paulatina, se va radicalizando cualquier sociedad, tal como estamos viendo en nuestro país. Tenemos muchos ejemplos en el gobierno y en los partidos que lo sostienen, aunque también en la oposición.

Podríamos hacer una larga lista, tenemos una hemeroteca inacabable de ejemplos de soflamas que crispan y dividen a la sociedad. Como muestra, en 2015, en el congreso fundacional de Podemos, Pablo Iglesias abre la Asamblea diciendo que, «El cielo no se toma por consenso: se toma por asalto». Otra podría ser, cuando al abandona el gobierno y se presenta a las elecciones autonómicas por Madrid declara, entre demagogia y medias verdades, que hay que «hacer frente a esa derecha criminal…»

No se pueden hacer propuestas más totalitarias, antidemocráticas y bañadas en demagogia populista. Estos ejemplos, son los mismos que los utilizados para aniquilar a los opositores en los regímenes totalitarios y dictaduras. Son una clara llamada al odio y a la demonización de «los otros». Si le añadimos los odios separatistas, cada vez más crecientes en Cataluña, Baleares o Valencia, podemos afirmar que esa primera fase, lamentablemente, está superada.

La «segunda etapa», una vez implantada la radicalización, se caracteriza por el seguimiento a líder carismático que reúne todas la virtudes, que va a con todos los males endémicos y una pérdida de la objetividad en la percepción de sus políticas.

El marino, que escucha atentamente, interviene:

—Siguiendo esa analogía nosotros nos hemos quedado en la «primera etapa», ya que el supuesto «líder carismático» ya está apeado del primer plano político y bastante desprestigiado, por muchos esfuerzos que se hagan desde sus filas. No obstante, es pronto para darlo por finiquitado.

La joven profesora sonríe y comenta:

—Habrá que profundizar un poco, porque hay muchos signos de que la política populista sigue avanzando, porque este gobierno de coalición con un presidente, audaz hasta sobrepasar la osadía, como Pedro Sánchez, ha dado muchas muestras de sentirse muy cómodo en la política populista.

La pandemia y la precariedad de escaños que sostiene al gobierno no ha sido óbice para que se desarrolle un discurso hueco, ampuloso, lleno de propaganda, con notas emocionales; en unos momentos en los que se necesitaba veracidad, honradez y claridad en todas sus comparecencias y manifestaciones.

En estos tiempos, Sánchez y sus adláteres, no han tenido ningún rubor para atravesar líneas rojas, que se había comprometido a que nunca se iban a traspasar, ha intentado suplantar o debilitar a diferentes estamentos del Estado, invadiendo sus competencias o sometiéndolos al ejecutivo; se han acometido leyes controvertidas mientras el Parlamento estaba cerrado. Muestras, todas ellas, de desarrollos más propios de la «segunda etapa», en la hoja de ruta populista, que de un gobierno que vela por sus ciudadanos, el estado de Derecho y la Constitución.

En todos las épocas ha habido sentencias que les han dado y quitado la razón al gobierno, pero jamás, en tan poco tiempo, un gobierno había recibido tantos varapalos y sentencias de inconstitucionalidad.

Opone el marino:

—Toda la acción de este gobierno la ha desvirtuado el covid19, por lo que es difícil evaluar en profundidad, máxime cuando el discurso emocional, demagógico y alejado de los cánones de la razón es propio de los tiempos y afecta a diferentes formaciones políticas, tanto de derechas como de izquierdas. La situación actual se ha convertido en una lucha rastrera por el poder, sin proyectos a largo plazo y carentes de generosidad y de búsqueda del bien común.

La joven profesora insiste:

—Ciñéndonos al gobierno; en su gestión hay muchas muestras de populismo e incluso sigue avanzando. Tendremos ocasión, según se vayan sucediendo algunos acontecimientos políticos, para poder comprobar que, en algunas materias, estamos acercándonos a la tercera o cuarta etapa. En estos momentos que se están negociando los Presupuestos Generales del Estado (PGE) podemos afirmar, sin rubor, que en ellos se incluyen muchas de las medidas propias de los regímenes populistas.

Además del trato de favor a unas CCAA, en detrimento de otras, con el simple propósito de garantizarse la permanencia del gobierno, se establecen líneas que, a largo plazo, nos puede lastrar nuestro crecimiento y desarrollo.

Vender de forma positiva el aumento de la deuda pública, del empleo público o los incrementos de las ayudas y subvenciones; pueden parecer sociales y redentoras, aunque forman parte de lo que establece la «hoja de ruta populista» que, en todos los países que se ha implantado, ha sido un fracaso y ha acabado creando mayor pobreza.

Mientras podemos seguir agitando el descontento, la polarización y la descalificación «ad hominem» de todos aquellos que no piensen igual y no hagan seguidismo de esas proclamas.

El marino concluye:

—Siguiendo con nuestro tour ciclista, estamos en la segunda etapa de la hoja de ruta. Parece que todavía no hemos llegado a la meta, pero como somos alumnos aventajados puede que ya nos «pisemos la manguera» y estemos en las siguientes etapas. No estaría mal analizarlo.

Intercambian risas, se despiden y continúan ensimismados con sus pensamientos.

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