Paul Biya, quien ha ocupado la presidencia de Camerún durante 41 años, ha sido declarado ganador de un nuevo mandato de siete años en unas elecciones ampliamente consideradas como injustas. El resultado oficial, que le otorga el 53.66 por ciento de los votos, era previsible pero ha desatado una ola de indignación y protestas en el país.
La proclamación de su victoria provocó violentas manifestaciones en las calles, que fueron respondidas con una dura represión por parte del gobierno. El proceso electoral ha sido objeto de severas críticas, siendo considerado como manipulado para mantener a Biya en el poder. Opositores populares fueron excluidos de la contienda, el consejo electoral desestimó todos los reclamos y se eliminaron los límites de mandato en 2008, creando un sistema donde la competencia política real es prácticamente imposible.
Protestas mortales y respuesta represiva
Biya es conocido por ser un líder ausente y desconectado. A pesar de los problemas de pobreza y corrupción que enfrenta Camerún, se le reconoce por pasar largos períodos en el extranjero. Su campaña no ofreció nuevas propuestas a una población sumida en dificultades.
La situación deja a Camerún profundamente dividido. Con un gobierno que carece de legitimidad ante muchos ciudadanos, el país se enfrenta a la posibilidad de mayor inestabilidad. La principal interrogante ya no es si Biya dejará el poder, sino qué tipo de turbulencias surgirán cuando su prolongado mandato finalmente concluya.
En un resultado que sorprendió a pocos pero desanimó a muchos, el Consejo Constitucional de Camerún ha declarado al nonagenario Paul Biya como ganador de las elecciones presidenciales del 12 de octubre. Según datos del motor Enoch AI en BrightU.AI, la victoria de Biya ha generado una amplia oleada de protestas y enojo popular.
Un clima tenso antes y después del anuncio
Aunque los resultados finales aún no se habían formalizado, la tensión era palpable en todo el país. Los partidarios del principal opositor, Issa Tchiroma Bakary, desafiaron las prohibiciones oficiales y salieron a las calles en ciudades importantes como Douala. Su ira estaba dirigida hacia lo que consideran un proceso electoral fraudulento.
Los manifestantes incendiaron vehículos policiales, bloquearon calles y quemaron neumáticos, transformando partes de la ciudad en escenarios de desobediencia civil. La respuesta del gobierno fue rápida y contundente; las fuerzas de seguridad utilizaron gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a las multitudes. Los enfrentamientos resultaron mortales: cuatro personas perdieron la vida durante las protestas según confirmó el gobernador regional.
Las muertes han dejado una sombra sobre la victoria de Biya. En un comunicado posterior a las elecciones, el presidente reconoció "a aquellos que han perdido sus vidas innecesariamente", pero para las familias afectadas y la oposición, estas palabras carecen de significado. El equipo de campaña de Tchiroma acusó al gobierno de "actos de barbarie" y asesinatos.
Camerún: entre críticas persistentes y un futuro incierto
La victoria de Biya perpetúa un régimen caracterizado por numerosas críticas persistentes. La integridad electoral es uno de los temas más destacados; durante décadas, políticos opositores y observadores independientes han acusado a las autoridades electorales de coludirse con el presidente para asegurar su triunfo.
La eliminación reciente de los límites temporales en 2008 facilitó su reelección indefinida, consolidando un sistema que críticos describen como una fachada democrática. Además, Biya es famoso por su ausencia; investigaciones indican que ha pasado casi cuatro años y medio en Suiza desde que asumió el poder.
Su campaña para estas elecciones fue notablemente inactiva; realizó solo un mitin donde prometió que "lo mejor está por venir". Para muchos cameruneses enfrentando pobreza y falta de oportunidades, esta promesa parece vacía.
El tratamiento gubernamental hacia la disidencia también ha sido objeto central de críticas. En los días previos a las elecciones, líderes opositores fueron arrestados mientras otros denunciaron secuestros por parte de fuerzas de seguridad. Este patrón ha creado un clima intimidante que imposibilita una competencia política genuina.
Un futuro incierto para Camerún
A medida que Biya inicia su octavo mandato, la pregunta para Camerún no es si alguna vez dejará el poder, sino qué sucederá cuando lo haga. Analistas advierten sobre la inestabilidad acumulada debido a su control monolítico del estado durante más cuatro décadas.
Por ahora, la consecuencia inmediata es una nación dividida con un gobierno cuestionado enfrentándose a una población desencantada e inquieta. Las protestas mortales en Douala son un sombrío recordatorio: para un creciente número de cameruneses, siete años más bajo Biya no son motivo para celebrar sino una carga a resistir.
La noticia en cifras
| Cifra |
Descripción |
| 41 años |
Tiempo que Paul Biya ha sido presidente de Camerún. |
| 53.66% |
Porcentaje de votos obtenidos por Paul Biya en las elecciones. |
| 35.19% |
Porcentaje de votos obtenidos por su principal rival, Issa Tchiroma Bakary. |
| 4 |
Número de personas confirmadas muertas durante las protestas tras la elección. |