Padre encierra a su hija durante 24 años y engendra siete hijos con ella

En 2008, el mundo fue sacudido por la revelación del caso de Elisabeth Fritzl, una mujer austríaca que pasó 24 años encerrada en el sótano de su hogar, víctima de su padre, Josef Fritzl. Durante este prolongado cautiverio, sufrió abusos sexuales, físicos y psicológicos constantes, y dio a luz a siete hijos como resultado de estas violaciones, entre ellos dos gemelos, uno de los cuales falleció poco después de nacer.

Un año después de que se destapara este horror, el perpetrador, conocido mundialmente como el ‘Monstruo de Amstetten’, fue condenado a cadena perpetua por múltiples delitos que incluían violación, incesto, esclavitud y homicidio por negligencia. Durante el juicio se revelaron nuevos detalles sobre el sufrimiento de Elisabeth en un rincón oculto de la vivienda familiar en Amstetten, que se transformó en una prisión para ella y tres de sus hijos.

El sótano del horror

La pesadilla comenzó a finales de agosto de 1984, cuando Elisabeth cumplió 18 años. Su padre le pidió ayuda para instalar una puerta en el sótano. En un momento de distracción, él le colocó un paño empapado en éter en la boca y la encerró en una celda subterránea que había construido previamente.

Fritzl había comenzado a edificar dicho espacio años antes del secuestro. Ideó un sistema de seguridad improvisado y lo insonorizó para evitar que alguien pudiera escuchar los gritos de auxilio de Elisabeth. Durante el juicio, el agresor argumentó que decidió encerrarla porque ella fumaba y bebía, además de no seguir las normas del hogar.

El calvario de Elisabeth y sus hijos

Desde el segundo día de su cautiverio, Fritzl sometió a su hija a abusos físicos, mentales y sexuales casi diariamente. A lo largo de más de dos décadas encerrada, Elisabeth dio a luz a siete hijos producto de las constantes violaciones. Tres de ellos vivieron con ella en el sótano mientras que otros tres fueron llevados por su padre para vivir con él y su esposa.

Para justificar las apariciones de los niños ante la comunidad, simuló varias situaciones donde supuestamente dejaban bebés en la puerta de su casa junto con notas escritas por Elisabeth solicitando cuidados para ellos. Uno de los gemelos falleció poco después del nacimiento y Fritzl incineró su cuerpo.

El escape y posterior juicio

La situación llegó a un punto crítico en 2008 cuando Kerstin, una de las hijas, enfermó gravemente. Debido a su estado delicado, Fritzl permitió que fuera trasladada al hospital.

El personal médico comenzó a sospechar al no encontrar antecedentes médicos claros sobre Kerstin y solicitó hablar con la madre. Finalmente, el 26 de abril de 2008, Elisabeth fue liberada tras acudir al hospital con Josef; este último fue arrestado bajo sospecha de abuso sexual. Al día siguiente se descubrió el sótano donde todos los hermanos se conocieron por primera vez.

La esposa de Fritzl: ¿cómplice o víctima?

Una incógnita importante del caso es el papel desempeñado por Rosemarie, quien convivió con su esposo sin percatarse del infierno que ocurría en su hogar. Según parece, Rosemarie no tenía conocimiento sobre el encierro de Elisabeth; nadie más lo sabía tampoco. «El sótano era mi reino al cual solo yo tenía acceso», declaró Fritzl a los fiscales austríacos.

¿Puede Fritzl quedar en libertad?

Tras ser descubierto y procesado por sus crímenes, Fritzl fue condenado a cadena perpetua. En 2024 se aprobó su traslado desde un centro psiquiátrico hacia una prisión convencional. La justicia determinó que ya no representa un peligro debido a su frágil condición física y demencia avanzada a sus 88 años. Aunque surgieron rumores sobre una posible libertad condicional, el tribunal austríaco desestimó tales versiones alegando «razones preventivas especiales».

A sus 90 años recientes, Fritzl concedió una entrevista, expresando que «extraña mucho a su familia» y asegurando estar convencido de que se reencontrarán algún día; además afirmó estar «profundamente arrepentido» por sus acciones.

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